ᴏɴᴄᴇ (ꜰɪɴᴀʟ)

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Los días después de aquel primer encuentro sexual entre ambos chicos pasaron de forma lenta

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Los días después de aquel primer encuentro sexual entre ambos chicos pasaron de forma lenta. Cada día en el celo del Omega el deseo era reemplazado por unas inmensas ganas de ser mimado. YoonGi había comprobado que se había vuelto más dócil y sumiso, pidiendo caricias a todas horas y que se quedara a dormir con él. Los tres días el Alfa lo había acompañado, Rosé su amiga, se había ido a casa de sus padres, después de todo la de los padres del Omega quedaba demasiado lejos y sería mucho más cómodo pasar aquellos días con su Alfa en su departamento.

El mayor había agradecido las pequeñas "clases de cocina" que Jin le había dado, después de todo no podía estar alimentando a su Omega con sólo comida y sopa instantánea. Había sido un poco duro puesto que nunca había acompañado a algún Omega en celo y el menor se volvía un niño, queriendo ser cargado a todas partes, pidiendo que la comida le fuera dada en la boca. A pesar del esfuerzo el Alfa era complacido y recompensado con solo ver al Omega feliz, con sus mejillas rojitas disfrutando del tan dulce trato que el mayor le daba.

Al ser ya el último día de celo, donde el Omega había vuelto casi completamente a la normalidad, el calor había bajado casi en su mayoría y eran pocas las veces que los cólicos volvían. Definitivamente la compañía del Alfa había ayudado muchísimo con su celo. 

Durante aquellos días YoonGi había pensado alguna idea para la próxima cita con su pequeño, aquella que se convertiría en una de las más especiales y como no si pensaba pedirle noviazgo. Habían pasado ya unos meses de conocerlo y cada día confirmaba más y más que el menor era su pareja destinada, su Omega, el compañero que lo acompañaría toda la vida.

— ¿Gigi? — murmuró el menor, sentado en el sofá, su cuerpo envuelto en una manta delgada, sus piernas dobladas para poder cubrirse también.

— Dime, príncipe — La mano de YoonGi viajó a los rosados cabellos una vez se hubo acercado al sofá.

— Uhm... tengo hambre — murmuró soltando suaves ronroneos, cerrando sus ojitos concentrado en las caricias que el Alfa le otorgaba.

— Entonces vamos a comer — apartó su mano del cabello y le dio la vuelta al sofá para poder tomar en brazo al menor, este mismo se aferró a su cuello y hundió su rostro en el cuello del mayor esperando llegar al comedor — todavía queda un poco de sopa, si las tomamos después podremos comer pizza.

El Omega asintió un tanto desinteresado, después de todo YoonGi no le había dado de probar comida con mal sabor los días que habían estado juntos. Además se encontraba mucho más ocupado paseando su naricita de botón por el largo cuello del Alfa, aspirando aquel aroma tan fuerte y a la vez suave, el cual le hacía sentirse pequeñito en los brazos del mayor.

Después de un rato en que la sopa y la demás comida se calentaba, el Alfa sentó a Jimin en su regazo, dándole de comer sopa siempre asegurándose de que la misma no estuviera demasiado caliente. Por otro lado, el menor se dejó dar de comer y como un chico obediente comió solo lo que YoonGi le dió, tan solo para recibir dulces piquitos en sus labios luego. 

PINK / YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora