Steven Grant / Marc Spector. [Cuerpos separados] - - - - -
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Habían tenido un par de discusiones menores por cosas como está, después de todo lo ocurrido con los dioses que quieren acabar con la humanidad y bla bla bla.
Marc y él decidieron llevar una vida tranquila juntos, ambos llegando a un acuerdo no verbal de vivir en su departamento conseguir trabajos y hacer cosas de gente normal dejando de lado toda la magia y las cosas de héroes cuando Khonshu los liberó.
Tener una rutina les costó un poco más de trabajo de lo que esperaban ya que aunque compartían rostros al parecer era de las únicas cosas que tenían en común.
Marc tenía una cosa con tener todo muuuuy ordenado seguramente costumbres de sus días en el ejército, por otro lado él a menudo olvidaba sus cosas por cualquier lugar y en general su espacio era más desordenado aunque no lo hacía a propósito.
Otro gran detalle era el sentido de la privacidad, si bien el ex- mercenario respetaba su espacio él andaba por el departamento en boxers cuando eran sus días libres o cuando quería relajarse eso le llevo a momentos vergonzosos ya que por más que tuvieran el mismo cuerpo era impactante llegar y encontrarse con el cuerpo semi desnudo de alguien más, bueno de alguien como Marc con todo su cuerpo ejercitado con músculos visibles y excelente masa muscular.
Ejem...
Si era vergonzoso en más de una ocasión se encontró con el americano durmiendo plácidamente sin ninguna prenda lo cual casi le da un infarto y dejó un marcado sonrojo en sus mejillas.
-¡Marc!, por los dioses podrías ponerte algo de ropa le pide centrando su vista en cualquier otra parte que no sea el pecho desnudo del otro... O sus brazos, o piernas
-No se por qué sigues haciendo dramas Stevie, tenemos el mismo cuerpo y llevamos ya un tiempo viviendo juntos, me has visto así muchas veces comenta el otro como lo si nada y sin mostrar señales de buscar algo de ropa
-No te veo a propósito dice rápidamente, tal vez más rápido de lo que debería es Steven y busca algo de ropa, lo digo en serio
El otro finge no escucharlo y sigue con lo suyo, no le queda más que resignarse a fingir concentrarse en sus actividades y no que esta mirando de vez en cuando el cuerpo de su compañero.
Cuando regresa del trabajo unos días después no esperaba encontrarse con ese letrero en su puerta, de hecho explicaba la mirada que le había dado una de sus vecinas cuando lo vio entrar, un sonrojó cubrió su rostro y soltó un ruidito de vergüenza.
