Cecille III.

1 0 0
                                    

31 DE DICIEMBRE, 1876.

Dejo la cesta llena de flores, que he recogido esta tarde en el prado que queda cerca del refugio, encima de la encimera de la cocina improvisada que hemos creado.

Es tiempo de celebrar la llegada de un nuevo año. Abandonar este.

Es hora de que todas esas muertes se olviden, nuestros temores y pesadillas se queden atrás. Debemos empezar a mirar positivamente hacia nuestro incierto futuro, un futuro que espero esté lleno de buenos momentos. Como el que estamos por vivir hoy.

Necesitamos alegría, sonreír y disfrutar un día sin complicaciones.

Así que decido empezar a decorar: hago un hechizo para que la naturaleza se abra camino y exista un pequeño pero frondoso pino simultáneo a las guirnaldas de hojas y flores que hay ahora colgando en las paredes. Pongo las flores recogidas en un jarrón en medio de la mesa junto a platos y cubiertos y enciendo una vela.

Espero que hoy salga todo genial.

- Deberíamos buscarte un gran sitio donde organices eventos.- Comenta John desde la puerta analizando mis movimientos.

- Te volverías loco de cualquiera que intente contratarme.

- Tienes razón, me gustas más para mí solo.

- Bobo.

Me besa con pasión.

- Un bobo loco por ti.

- Pues toma bobo, coloca esto en aquella parte. Que quede bonito.- Advierto riéndome.

- Cómo se me ocurriría dejar algo de algún modo que no te guste, que el Señor se apiade de mi alma. Oh.- Dice dramáticamente.

- Señor Baker por favor. No sea tan sarcástico o acabará en el Infierno.

- Ya voy a ir por otras cosas.- Dice mirándome con lujuria.

Ante su acto me inclino demás sobre la mesa para que tengo mejor vista.

- Definitivamente voy a acabar en el Infierno.

- ¿Por qué?- Sigo inclinándome para dejar más cosas sin moverme del lugar, su mirada se vuelve más oscura.

- Por simplemente lo que estoy pensando en hacer sobre esa mesa, el suelo e, incluso, sobre la encimera con usted.

- Hágalo. – Le reto.

Da grandes zancadas hasta mí.

Sin dejar de observarnos me alza por mis caderas pegándome a la pared, coloco mis piernas alrededor de su cintura y, justo, cuando comenzamos a besarnos subiendo todo un tono más, Kai Pesado Baker aparece junto a Daniel.

- Bueno, bueno, si quisiéramos unirnos, ¿qué hay que hacer?- Dice divertido Kai.

Qué vergüenza.

- Muy gracioso hermano.- Dice estirando sus ropas.

Como puedo coloco mi vestido.

- ¿Y Sira?

- Fuera, está poniendo hechizos de protección.

Entra al cabo de unos minutos dentro del refugio cubierta de un ligero manto de nieve.

- Hermana os vais a resfriar.

- No me joda hermano. Capaz no siento la nieve intercalándose en mis ropas.

John envía una chispa más al fuego de la chimenea con intención de calentar más el lugar. Sira le agradece con una sonrisa.

- A este árbol le faltan adornos.- Dice Kai, ya empezamos.- ¡Le falta color! Bien, por aquí esto,- crea una pequeñas bolas rojas de cereza- esto aquí,- pone unas uvas moradas- y esto aquí.- Cubre todo con polvo blanco haciendo el efecto de la nieve.- Mmmm le falta algo.- Observa como si acabara de realizar la mejor obra de arte de la historia.- La estrella. ¿Cómo hago una estrella?

- No la haces.- Intercedo yo. Me ha gustado ese nombre. Los cuatro me observan expectantes. – Ya estamos en ella, en La Estrella. Nuestro pequeño refugio que nos da luz.

- A veces odio lo cursi que puedes llegar a ser. Pero, me gusta.- Habla Daniel.

Cenamos entre risas, anécdotas graciosas de pequeños como la vez que Kai intentó robar una tarta de la ventana de la casa de los Nollan y fue descubierto incluso antes si quiera de poder cogerla, estuvo sosteniendo tartas con las manos todo el fin de semana.

O la vez que Daniel cruzó el lago en busca de un supuesto cofre que contenía joyas y alguna reliquia antigua, todo era una mentira de su hermana para que pudiéramos tener la casa sola. Volvió empapado y cubierto de algas.

- Chicos, gracias por haber estado este año tan pendientes de mí. Sé que es mi culpa todo lo acontecido, por eso quiero disculparme Sira. Eres una de las personas más importantes en mi vida y no supe ver el riesgo que llevaba hacer aquello. Espero que este nuevo año sea mejor para todos nosotros. Por eso brindo, por nosotros.- Digo alzando mi copa.

Todos hacemos un choque de copas y bebemos su contenido, un delicioso vino.

Vino que empieza a saber a metal, a sangre.

Rápido lo escupimos.

- ¿Qué cojones?

- Kai si es una de tus bromas no tiene gracia.

- No he hecho nada.- Se excusa.

No.

Me levanto para asomarme por una de las pequeñas ventanas.

A lo lejos se puede ver el caos, el desastre, a mi hermana. 




_________________

-realidadgris-

Perfecta destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora