Capítulo 14

2.4K 331 18
                                    

Si a Harry le preguntasen cuál era su más profundo deseo, él respondería que deseaba ser feliz. Y sí, su felicidad era poco ortodoxa, porque incluía constantes aventuras, algunas explosiones y principalmente ver cuánto podía manipular a la gente. No por crueles intenciones. Si no, simplemente, porque él quería ver si podía ser capaz de hacerlo. La gente común y corriente diría que eso era ser carismático y sociable. Harry difería. Porque él tenía el profundo deseo de ver cuánto podía retar a su destino. Y eso solo se había incrementado cuando se percató que la mayoría de las personas esperaban de él a Harry Potter, un pobre huérfano carente de afecto, ignorante del mundo mágico y dócil ante el afecto de los adultos. Tal vez fuese su complejo de héroe hablando, rebelándose ante la enferma idea de tener un pasado trágico para volverse un recipiente de la justicia. Harry no iba a esperar a que alguien lo manipulase a ser el héroe de la historia, si él iba a ser el protagonista, lo haría a su forma. Como un Slytherin, pero principalmente como un Addams.

Ese había sido su motor principal de pensamiento. Pero no se sentía tan valiente ni tan astuto después de haberse quedado paralizado en el bosque sin poder ayudar a Draco.

Y el dolor en su cicatriz seguía ahí.

No tan fuerte pero lo suficientemente molesto como para que todos los planes se vieran postergados porque Harry solo quería presionar su frente contra una superficie fría y dejar pasar el tiempo. Su abuela le envió algunas pociones para el dolor y eso funcionó. Un poco. Y cuando Harry les escribió a sus padres respecto a todo lo que había ocurrido, su madre había sugerido que dejara Hogwarts y volviera a casa donde podrían incrementar sus clases en Legeremancia y Oclumancia. Harry tuvo que explicarle que no planeaba dejar a sus amigos, y, en general, a todo Hogwarts lidiando con Voldemort cuando era su responsabilidad. Su padre intentó enviarle espadas, pero estas fueron confiscadas. Así que solo tenía una daga y algunos explosivos.

Y sus amigos.

— Tal vez deberías decirle a Dumbledore. —Theodore sugirió una mañana que Harry se negaba a salir de su cama— Tal vez a Snape, es nuestro Jefe de Casa.

Harry no tuvo tiempo de decidir absolutamente nada. Draco, quien cada día que Harry sufría por el dolor actuaba más y más irritado, se levantó de su cama, salió de la habitación y regreso con Snape y Dumbledore. Todos los estudiantes fueron retirados del dormitorio. Sin más opciones, Harry explicó la situación, dejando de lado a sus amigos y limitándose a la información que podía sostener por si solo: La criatura en el bosque que indudablemente era Voldemort atacando unicornios, el dolor en su frente y los problemas para dormir que sufría.

— ¿Sabes Oclumancia? —Snape preguntó con cierto grado de sorpresa en su voz.

Harry asintió.

— No mucho, es un tipo de magia muy compleja y mi cerebro no termina de desarrollarse del todo. Pero es una medida preventiva que mi familia creyó necesaria por si algún seguidor de Voldemort, o él mismo, intentaran hacerme algo. —Harry explicó mientras veía a Dumbledore lanzar hechizos de protección a la habitación y con cada uno de ellos, el dolor se fue alejando hasta volverse algo similar a una migraña mal ubicada.

— Eso fue muy sabio de su parte. —Snape lo miró fijamente, como si estuviese analizando algunas posibilidades — ¿Por qué crees que es el Señor Tenebroso?

— Me duele mi cicatriz. Y mi cicatriz está vinculada directamente con él. —Harry respiró aliviado al recuperar un poco de paz mental— ¿No puedo tener esos hechizos de protección en un amuleto? Tengo clases y prácticas de Quidditch.

— No creo que eso sea importante ahora. —Dumbledore respondió con una sonrisa amigable— Quiero que entiendas que no es tu responsabilidad encargarte de esto.

De cualquier manera, que placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora