De cualquier manera, que placer

Capítulo 12

Navidad en familia era exactamente lo que había necesitado. Harry amaba Hogwarts, pero los Addams siempre se mantenían unidos. Durante las fiestas, él había podido pasar tiempo con su tío Remus y hablarle a mayor detalle de todas sus aventuras. Además de los correctos consejos, él había descubierto que su actuar entorno a Draco no era tan disparatado a los ojos de su tío.

— Tu padre era igual. —Su tío sonrió— James ¿Sabes? Cuando alguien le gustaba, era, bueno, disparatado.

Su tío siempre hacía la aclaración, porque Harry tenía dos papás y dos mamás, dos de ellos habían fallecido, pero seguían presentes en la memoria de su tío. Esa era la razón por la cual sus padres (los que estaban vivos) insistían tanto en que otras personas que habían conocido a James y Lily se integrasen en la vida de Harry. Pero por alguna razón nadie había acudido. Nadie excepto su tío Remus. Si, muchos habían muerto. Pero otros no. Y aun así... Harry jamás los había visto.

— Él venía de una amorosa familia, como tú. Y como tú, hacía lo que otros no.

Harry parpadeó extrañado, sin comprender. Hasta donde sabía, su padre biológico y él diferían en gustos de forma abismal. Así que ese dato era nuevo para él.

— Cuando a Sirius su familia lo desheredó y lanzó a la calle, la familia de James lo tomó bajo su cuidado. Lo adoptó como su hijo, sin dudarlo. —Remus explicó— Y fue idea de James, cuando descubrieron mi licantropía, que ellos se volvieran animagos para acompañarme.

Esa parte de la historia Harry la conocía. Él suponía que, desde el punto de vista externo, James Potter y él tendrían eso en común: Eran los renegados que hacían amigos con los diferentes. Pero al parecer también se obsesionaban con la gente perfecta.

Harry le contó a su tío sobre el padre de Theodore y lo duro que debía ser para él vivir en una familia que te machacaba constantemente ideologías incorrectas.

— Si, Sirius vivió lo mismo, pero él rechazó todo eso.

— Pero porque él los tenía a ustedes. Sirius no estaba solo. —Harry señaló— No todo el mundo puede darse el lujo de dar la espalda a tu familia. Gente como mis amigos. Y aun así...

Harry amaba a su familia y quería hacerlos sentir orgullosos. Lo cual era fácil, porque ser él mismo, con sus gustos peculiares y sus impulsos poco seguros era exactamente lo que su familia quería de él. Draco debía amar a su familia también y debía querer ser amado por ellos. Pero eso implicaba cosas muy diferentes a las que Harry vivía.

Tal vez por eso él quería darle una salida a Draco ¿Como James Potter había hecho con Sirius Black? Tal vez.

No todo el mundo era Theodore Nott, indiferente a lo que su familia opinase. Y hasta Theodore había admitido que él podía hacer eso porque su familia jamás se atrevería a desheredarlo por temor a escándalos. El mismo caso era con Millicent, siempre y cuando ella no trajera vergüenza a la familia, ella no existía para ellos más allá de lo justo y necesario.

— Y, aun así, Sirius nos traicionó. —Remus sentenció frunciendo el ceño.

Esa declaración se le hacía incómoda. Como Addams, Harry sabía que las cosas no siempre eran lo que parecía y que la gente fácilmente saltaba a las peores conclusiones.

— Mamá tiene razón, deberías hablar con él. Sigo sin entender por qué no lo hechizaron para decir la verdad y simplemente lo encerraron. —Harry negó— ¡Ustedes eran su familia! Él dio la espalda a todo lo que conocía y a todo lo que amaba por ustedes y... —Él se detuvo al ver la dolorosa mirada en su tío— Perdón...

— Tengo algo para ti. Algo que era de tu padre. —Remus decidió cambiar de tema.

El regalo estaba graciosamente envuelto en papel de regalo con pequeños lobos en este. Su tío solía decir que años atrás jamás hubiese bromeado sobre su condición de esa manera si no fuese por los Addams. Harry personalmente encontraba a su tío como un héroe. Su héroe. No trágico. Pero sabio. Hasta las cicatrices en su rostro solo le daban mayor elegancia a un rostro que primordialmente era suave y amable.