Capítulo 13

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El plan había funcionado. Poco a poco Harry había convencido a Draco de dejar el Campo de Quidditch y practicaran en el aire libre. Por fin estaban pasando tiempo juntos y conversando como dos estudiantes y compañeros de Casa. Harry no podía dejar de sonreír, en cada entrenamiento aprendía más de Draco y este se abría a la posibilidad de conocer un poco de Harry. Por ejemplo, Draco no podía creer que Harry le contara absolutamente todo a sus padres y que ellos esperaran que él resolviera la mayoría de desafíos que se encontrase con sus propios medios.

— Quiero decir, sé que, si lo necesitara, mi familia me ayudaría. —Harry aceptó— Pero confían en mis decisiones.

Draco a veces se molestaba cuando Harry hablaba de su familia porque realmente eran unidos pero eventualmente volvía a preguntarle sobre la postura de sus padres sobre ciertos temas o la verdadera razón por la cual habían adoptado a Harry. Mucha gente había especulado que era por fama o por la herencia de los Potter. Pero Harry le había explicado que su familia no había usado ninguna de las dos cosas. A ellos solo le agradaba Harry.

Draco a veces parecía querer golpearlo.

Y Harry siempre quería preguntarle por qué. Pero Draco era terco y para su mala suerte, Harry lo era más. Eventualmente volvían a entrenar y Draco volaba con gracia entre las ramas y hasta esquivaba los ataques de Harry. Poco a poco Harry sentía que no necesitaba contenerse. A pesar de la sobreprotección que Draco vivía, él no era nada delicado. Y aunque intentase negarlo, también disfrutaba de la adrenalina.

En una ocasión, Dumbledore los encontró entrenando y les aconsejó que se alejaran del bosque, en especial cuando estaba oscureciendo. Pero ese era el momento favorito de Harry. En esa época del año oscurecía temprano, así que no era prohibido quedarse afuera. Así que ellos podían disfrutar de la noche sin que Draco se sintiera culpable por la potencial pérdida de puntos que su Casa podría obtener.

Como lo prometió, le enseñó a Harry sobre Marte y lo brillante que lucía.

— No creí que te interesara la Astronomía y esas cosas. —Draco comentó en uno de sus descansos.

— Espiritismo, astronomía, adivinación o alquimia. Son cosas interesantes aunque otros digan que son disparatadas.

— Bueno, hay fantasmas, profecías y cosas así... —Draco se encogió de hombros— Y es mejor esto que verte devorado por el monstruo.

— Fluffy. —Harry corrigió con una sonrisa.

— Eres imposible. —Draci giró los ojos.

Pero no lo engañaba, estaba sonriendo.

— Pero te preocupas por mí y eso... —Harry se detuvo cuando vio algo moverse en el bosque, una sombra blanca y lumionsa— ¿Viste eso?

— ...no... No vi nada. Y tú tampoco, Addams. Regresemos.

Draco solo lo llamaba por su apellido cuando estaba frustrado o molesto con él.

Era lindo.

— Creo que es un unicornio. —Harry dejó sus cosas abandonadas en el suelo y tomó de la mano a Draco— ¿No quieres ver uno?

— Ese no es el punto, Addams.

Oh, Draco definitivamente quería ver un unicornio.

— ¡Es peligroso!

— Es un unicornio. —Harry corrigió.

— No, idiota. No el unicornio, el bosque, literalmente esta en su nombre. —Draco intentó frenarlos.

Pero Harry era más fuerte.

— No, se llama Bosque Prohibido, no Bosque Peligroso ¡Estaremos bien!

De cualquier manera, que placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora