Capítulo único

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Aclaraciones:

⋅ School Au: Kyojuro y Tengen son profesores de la Academia Kimetsu.

Boyfriends Au: Ellos estarán ya en una relación amorosa.

Smut: Como muchos ya sabrán, el smut es sexo, puro sexo. Así que si éste tipo de contenido no te agrada, puedes irte con gusto. No permito comentarios ofensivos hacia éste tipo de contenido.

Narrado en tercera persona.
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Suelta un pequeño bufido cuando termina de escribir, cerrando el plan de clases que tenía que hacer para la siguiente semana. Aparta la libreta, dejándola en la esquina superior derecha de su escritorio, para echar hacia atrás su silla y estirar su espalda y, también, sus adoloridos brazos, escuchando unos crujidos provenir de éstos. Aquello no hizo más que sacarle un delicioso gemido de satisfacción, ya que sus músculos dejaron de estar tensos.

Se levanta del asiento y camina con pasos torpes hacia la puerta, abriéndola y saliendo al pasillo del modesto y acogedor apartamento que compró junto a su novio. Camina hacia el refrigerador, sacando de éste, una vez abrió su puerta, un cartón de jugo de piña, bebiendo directamente de él. Algo antihigiénico y desagradable, pero, ¿qué más daba? Él y Tengen comparten saliva de muchas otras formas, así que no hay problema con ello; además, no es como si el albino no hiciera lo mismo.

Al escuchar el sonido de la puerta abrirse, junto al conocido tintineo de las llaves, detiene su acción, mirando hacia dicho lugar desde la cocina americana. La figura de su novio aparece en la puerta, haciéndole sonreír, tapar y guardar el jugo, y encaminar hacia él.

── Llegué. ──lo escucha hablar, con la voz ronca, baja y algo cansada.

── ¡Bienvenido! ──exclama con euforia Kyojuro, abrazando por el pecho al recién llegado, el cuál correspondió el abrazo, dándole un pequeño beso en los labios──. ¿Qué sucedió? Llegaste más tarde de lo normal.

El mayor suspira, dejando en el genkan¹ sus zapatos y colocándose las pantuflas, entrando a la casa con un Rengoku aferrado cual lapa a su cuello. Amaba ese lado pegajoso y mimoso del rubio, más aún cuando se le aferraba de esa forma, siempre le subían los ánimos.

Cuando llegaron a la cocina, tras tirar el maletín en el sofá, sube al de ojos llamativos a la encimera, abrazando y acariciando con cariño su cintura, mientras que el otro peinaba sus albinos cabellos hacia atrás, dejando un par de besitos por sus mejillas. Suelta un suspiro, uniendo sus labios con los ajenos en un beso un poco más duradero.

── Tuve ciertas complicaciones con unos alumnos. ──contesta una vez dejó de besarle, llevando detrás de la oreja de Rengoku un par de mechones sueltos──. Lo bueno es que estoy aquí, para llenar de amor a mi hermoso, tierno y fantástico novio.

Habla con un tono tan meloso que, a parte de causar diabetes, su yo del pasado quedaría más que pendejo, sobre todo por el momento en que se prometió nunca, pero que nunca, ser tan romántico, si llegaba a tener una relación, por diversos motivos.

El amor te vuelve pendejo, frase de Sanemi; y vaya que tenía razón ese hijo de perra.

No hay nada que ame más que escuchar las risas del rubio cada vez que reparte besitos en zonas específicas. Como en la extensión de su cuello, en la punta de su nariz o en su manzana de Adán. O cuando él intenta devolverle los besos, haciendo que sonría enternecido, soltando un par de risillas cuando alguno de esos besos viene junto a una pequeña y juguetona mordida.

━𝗟𝘂𝗰𝗲𝘀 𝗹𝗲𝗱 「𝚄𝚣𝚞𝚁𝚎𝚗」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora