C A P Í T U L O 3

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NARRA JAVIER

Hoy estaba feliz. Supongo que era porque iba a ver por fin a Sandra, he pasado por muchas cosas desde que me fui y no se como se las voy a contar todas. Pero a pesar de todo, quiero verla.

Al final, quedamos a las seis en uno de los caminos que desde la parte superior se puede ver el puerto del pueblo en el que siempre habíamos vivido, Luarca. Era un pueblo muy bonito de Cantabria, me crié ahí y tengo recuerdos preciosos del puerto.

A las cinco y media de la tarde me empecé a preparar, para salir a las seis menos cuarto y poder llegar a las seis a donde habíamos quedado.

Cuando llegué eran menos cinco y ella no estaba, así que me quedé revisando mis redes sociales apoyado en un árbol.

Cinco minutos después llegó Sandra, seguía siendo igual de puntual que siempre.

-Hola- Me dijo ella mientras caminaba hacia mí.

-Hola, ¿Qué te parece si vamos a por un helado?- La propuse.

-Claro, vamos-

Empezamos a caminar hasta la heladería más cercana, "El asturiano", yo pedí uno de nata y kínder y ella de dos sabores distintos de chocolate. Empezamos hablando de temas triviales hasta que llegamos al que supongo que a ella le interesaba...

-¿Dónde has estado todos estos años?- Me preguntó

No podía decirle que había estado viviendo en el pueblo de al lado, y he podido llamarla y contarle todos mis problemas y ella los suyos a mí, desahogarse conmigo. Era una mierda de persona porque no estaba con ella en sus momentos más difíciles, pero aún así Sandra me importaba y por eso todavía conservaba el contacto con su madre, sé que ahora mismo lo está pasando mal. Pero no podía, no podía ni siquiera hablar con ella, lo tenía prohibido y ahora estaba incumpliendo las normas por ella, ahora está peor que nunca, su cambio tanto físico como mental me ha dejado impresionado, pero seguía siendo la misma chica que llamaba a timbres de casas desconocidas y salía corriendo o la que robaba chocolate y luego la delataban sus labios manchados del mismo; en el fondo eso no cambiaría pero ella estaba rota por fuera, y "arreglarla" no era la palabra, más bien era una frase "Cicatrizar las heridas" eso quería hacer con ella, ayudarla a curar pero sin que olvidase quien era.

-He estado fuera del país y no he podido buscarte- Mentiras y más mentiras... Odiaba mentir porque no era yo mismo, pero aún así la vida a veces te obliga a mentir para no dañar a los demás.

-Oh, ¡Qué guay! ¿Y cómo son las cosas fuera de aquí? Yo siempre quise viajar fuera de aquí, ser libre. Pero supongo que tendré que esperar...- Su voz era como la de una niña pequeña, se notaba que estaba ilusionada con conocer otros países y lugares. Quería decirla que yo tampoco había salido y también quería hacerlo.

-Pues son bastante parecidas a aquí...-

-Ah- Contestó -¿Te vas a volver a ir?-

<No debería ni haber venido> Pensé

-No lo sé, depende de mi tío...-

-Ah-


Primos ProhibidosWhere stories live. Discover now