Capítulo 2

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''¿NOSOTROS? ¿SENCILLOS?''

[20 de noviembre]

Patrick

Bajo las escaleras mientras suelto un gran bostezo. Es temprano y la casa se encuentra ligeramente a oscuras.

Mis pies en calcetines se deslizan por el suelo de madera entarimado, puro parquet instalado a principios de los 2000 que se le metió a mi otro padre por los ojos cuando compraron la casa y encontraron que no encajaba con ellos. 

La única razón fue el lugar. "Tranquilo" decían. Hasta que llegué yo, y se convirtió en el suburbio más hablado del westside de Jacksonville.
Me hice notar muy rápido, cosa que ellos no querían que pasara. Pero su hipocresía llegaba a ser muy divertida porque poco después ambos protagonizaron uno de los acontecimientos que toda la ciudad recordará por años: uno se convirtió en criminal a sueldo y el otro en el inspector que le dio caza. ¿Curioso, verdad?
Tal vez por eso no salí 'sencillo'. Es un suponer irónico.

-¿Qué haces? -pregunto en cuanto entro en la cocina y veo a mi padre en uniforme, mordiendo un donut que sujeta con firmeza entre sus dedos.

-Te lo iba a decir anoche, pero llegaste muy tarde.

-¿Te incorporas ya? -le miro extrañado, sabiendo que no es el mejor momento para que mi padre vuelva a las andadas. Su secuestro ni siquiera ha cumplido dos semanas.

-Me necesitan allí. Supongo que estarás enterado de las noticias actuales.

Finjo mirar hacia el techo, pensativo.

-En realidad no estoy muy al día...

Él intenta descifrarme unos segundos, asegurándose de que digo la verdad.

-Ya sabes que no debes meterte en movidas.

-¿Qué movidas?

-Las que te llamen la atención. Porque tú eres así. No tiene nada que ver contigo pero aún así te incluyes.

-Ya te he dicho que no estoy al día de lo que está pasando por Jacksonville -aclaro, dirigiéndome hacia la máquina de café para prepararme uno bien cargado-.

-¿Qué hiciste anoche? Luces un poco cansado.

-Estuve con Denn.

-¿En su casa?

-Sí, papá. En su casa -repito con fastidio-.

Él se acerca para rellenarse otro café y apoyarse sobre la encimera, sosteniéndolo mientras se enfría.

-¿Pasas mucho tiempo con Denn, no?

Permanezco con el café en la boca unos segundos mientras atiendo a lo que acaba de decir.

-¿No debería?

-No, no. No he dicho eso. Claro que deberías. Está muy bien tener un buen amigo. El apoyo es... es fundamental. La amistad es saludable.

-Como ese donut que te comes -añado-.

Él dirige su mirada hacia su mano, y se echa a reír.

-Es saludable en cierto punto.

-Claro que sí. Con un poco de avellanas te queda un desayuno de puta madre.

-Me acabas de recordar que no nos quedan frutos secos. ¿Puedes acercarte a comprar?

-Voy con Eiden a dar una vuelta antes de entrar de nuevo en la cárcel -explico-. Cuando salga me pasaré.

Termino mi café de un sorbo largo y lo dejo sobre el lavaplatos.

Una Mentira PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora