TRES:

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Pasó las manos por su cabello, dándole forma, y sonrió a su reflejo cuando estuvo satisfecho antes de bajar de su auto y caminar hacia los escombros que alguna vez había sido la casa White, preguntándose cuál habría sido la razón por la que la joven decidió incendiar el gimnasio y asesinar a todos sus compañeros.

La gente del pueblo decía que ella estaba loca, que fue poseída, que fue el castigo divino que ella y su madre merecían, pero JongIn no estaba satisfecho. Los investigadores afirmaban, gracias al testimonio de algunos sobrevivientes, que la joven manejaba la Telequinesis con gran habilidad, la cual demostró durante la masacre. Pero ¿qué le había llevado a actuar de esa manera? ¿Por qué matar a casi todos? ¿Por qué esa noche y no cualquier otra?

Sus pensamientos quedaron al aire cuando oyó pasos acercarse y observó la oscura silueta de KyungSoo caminar hacia él con pasos temerosos.

JongIn expandió su sonrisa y le ofreció su mano. El pálido frunció el ceño con confusión, resistiéndose al gesto.

"Quiero darte un beso en la mano, quizá atraerte hacia mis brazos o caminar al auto con nuestros dedos entrelazados", explicó el castaño. "Colabora conmigo, KyungSoo."

El pelinegro bajó el rostro para ocultar su sonrojo frente a lo directo que era JongIn y asintió, aceptando el tacto del castaño y notando la obvia diferencia de altura.

"Están reproduciendo una nueva película en el cine, ¿quieres ir a verla?"

KyungSoo mordió su labio y asintió, sonriendo cuando el más alto le abrió la puerta del auto y lo ayudó a ingresar con cuidado antes de darse la vuelta y ocupar su propio asiento detrás del timón. Una vez en la carretera, JongIn prendió la radio a todo volumen y le sonrió a KyungSoo mientras iban cantando juntos el más grande éxito de Led Zeppelin.

Sin embargo, al llegar, la amplia sonrisa de KyungSoo se borró de su rostro y el temor y la incomodidad remplazaron su semblante, llamando la atención de JongIn.

"¿Sucede algo?" Cuestionó el castaño con el ceño ligeramente arrugado.

El pálido asintió en dirección a la entrada del cine, donde se podía ver a un grupo de personas llegando entre carcajadas y acaparando toda la boletería.

JongIn observó atento notando que se trataban de sus compañeros de curso, los chicos populares con los que salía a veces a tomar algo o a jugar un partido de fútbol, y sonrió automáticamente ante la divertida noche que podían tener todos juntos.

"Vamos con ellos", sugirió bajando del auto.

KyunSoo no se movió.

"¿Por qué me pediste salir contigo?" Preguntó entre dientes. "¿Para burlarte de mí?"

Los ojos de JonIn se abrieron en demasía y su entrecejo se arrugó con indignación. "¿Qué? ¡Claro que no!"

Volvió a ingresar al auto y tomó las manos del más pálido entre las suyas, intentando abrigarlas al sentirlas heladas.

"KyungSoo, no estoy jugando contigo; me gustas y quería que tengamos una cita", se sinceró fijando su mirada en la contraria, dejándole ver que no mentía.

"¿Por qué quieres llevarme con ellos entonces? ¡Me odian! Se burlan de mí, me insultan todo el tiempo y no dejan de decir que soy un demonio o que estoy poseído." Gruñó con los puños apretados. "El otro día encontré una rata muerta en mi casillero y se pusieron a decir que fue mi sacrificio del día. Son unos idiotas."

"Lo son", aceptó el castaño con una sonrisa cálida. "Pero son idiotas que pueden conseguirnos cerveza gratis", declaró expandiendo su sonrisa.

El semblante caído de KyungSoo no cambió.

Pacto sagrado || KaiSoo Fest: Retro LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora