DOS:

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Las clases eran aburridas y monótonas, si no podía seguir recorriendo el mundo como lo había estado haciendo, JongIn al menos hubiera preferido estar jugando baloncesto con sus amigos o viajando por la carretera con la radio a todo volumen hacia un Parque de Atracciones junto a su pareja.

Pero debía recordarse que ya no estaba en una gran ciudad.

En el pueblito aburrido e infernal en el que se encontraba a las justas si había una sala de cine, no tenía amigos —Sean había dejado de hablarle diciendo que estaba loco— y tampoco tenía pareja.

Lo que le hizo pensar en KyungSoo y su posible paradero.

"Oye", llamó al estudiante sentado delante de él; "¿conoces a KyungSoo?"

El muchacho casi se cae de su asiento cuando se volteó hacia JongIn con expresión alterada.

"No pronuncies su nombre", le gruñó mirando a todos lados. "Si lo dices tres veces, aparecerá y se llevará tu alma", explicó entre susurros cómplices.

"¿Ah sí?" El castaño rascó su cabeza asintiendo. "Quizá sea más divertido que esta clase. KyungSoo, KyungSoo, Ky-"

El estudiante le cubrió la boca y lo miró con terror.

"¡¿Estás loco?!" Reprendió empujándolo lejos.

JongIn respondió con una sonrisa antes de levantar la mano hacia el profesor, quien resopló agotado al haberse rápidamente acostumbrado al comportamiento majadero del castaño.

"No", dijo sabiendo que su estudiante pediría ir al baño y se perdería el resto de la clase.

"Por favor", rogó JongIn poniendo ojitos de perrito mojado, "no creo poder aguantarme", dijo apretando las piernas y exagerando las muecas de su cara.

Su maestro rodó los ojos y negó antes de señalarle al permiso especial para salir al pasillo. "Solo recuerda regresarlo antes de que suene el timbre."

JongIn sonrió y le hizo un saludo militar antes de tomar la pequeña tabla de madera y salir corriendo hacia el corredor vacío, planeando tomar una pequeña siesta en las tribunas del campo de futbol o entre las butacas del auditorio; hasta que una familiar figura moviéndose en dirección a la biblioteca llamó su atención.

"¡Hola!" Saludó con entusiasmo, haciendo saltar el pálido muchacho, quien tuvo que aferrarse a sus libros con todas sus fuerzas para no dejarlos caer.

"¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?" Renegó KyungSoo con la cabeza gacha mientras intentaba alejarse de JongIn.

"Nah... Me aburrí y decidí salir a dar una vuelta."

El pálido tomó otro libro y lo añadió a la pila que tenía en sus brazos antes de encaminarse hacia una de las mesas, pero el castaño lo interceptó quitándole los gruesos tomos y comenzando a leer los títulos.

"La relatividad... Mecánica cuántica... ¡Ugh!" Se quejó JongIn soltando los libros contra la primera mesa que encontró, como si quemaran. "No se supone que un ser demoniaco deba estar leyendo sobre física", renegó fingiendo un escalofrío.

KyungSoo frunció el ceño y le dedicó su mirada más aterradora.

Pero el castaño se limitó a sonreír.

"¿Por qué no mejor buscamos un libro sobre sangre, espíritus y... He oído sobre este autor que recién está comenzando... ¿Cómo se llamaba? King algo; Steven, creo; pero dicen que es increíble."

"No, gracias", respondió KyungSoo recuperando sus libros y alejándose del castaño.

"¿Quieres que veamos una película entonces?" Ofreció JongIn siguiéndolo nuevamente.

El pálido rodó los ojos.

"Ya casi va a sonar el timbre, JongIn, deberías irte."

El castaño gruñó al revisar la hora. "De acuerdo, tú ganas. Pero no creas que voy a rendirme." Mandó un beso volado. "¡Te veo luego!" Exclamó antes de regresar corriendo a su aula, llegando justo a tiempo.






👁👃👁





Su actitud despreocupada, además de su rostro apuesto y figura formidable, había convertido a JongIn en alguien bastante popular entre sus compañeros, pero lo había colocado en la lista negra de los profesores, quienes decidieron castigarle con labores físicos, como trapear el piso de la estúpida cancha de basquetbol y ordenar todos los balones en sus debidos estantes.

El trabajo no había sido especialmente duro, pero tardó más de lo que creyó. Para cuando terminó y pudo por fin dirigirse al comedor de la escuela a por su almuerzo, se encontró con sobras y engrudos de verduras que casi lo hicieron vomitar.

Malditos profesores.

Se encontraba planeando un doloroso castigo para todos ellos cuando notó el ambiente pesado que rodeaba las instalaciones, manteniendo a los alumnos casi en silencio, con solo suaves murmullos y miradas sigilosas en dirección a una de las esquinas más apartadas del comedor.

"¿Qué sucede?" Preguntó JongIn acercándose a Sean cuando lo notó cerca.

El rubio muchacho resopló con molestia y temor, pero igual respondió: "Satán está devorando a una de sus víctimas", dijo señalando hacia una mesa lejana, pero sin atreverse del todo a mirar.

El castaño no entendió de qué se trataba todo aquel drama, hasta que dirigió su atención a dicho lugar y vio a KyungSoo sujetar entre sus manos el cuerpo degollado de un recién nacido, llevárselo a la boca y darle un gran mordisco que terminó manchando su quijada con la espesa sangre que goteaba de sus labios.

JongIn bufó divertido y palmeó la espalda de Sean un par de veces antes de encaminarse tranquilamente hacia KyungSoo, sonriéndole apenas lo vio notar su presencia.

"No sabía que te gustaran los recién nacidos; creí que solo comías niños de 1 a 2 años", se burló sentándose a su lado. "Me pregunto a qué saben..."

Antes de que KyungSoo pudiera detenerlo, JongIn pasó su dedo por la sangre desbordada del pequeño cuerpecito y se lo llevó a la boca.

"Moras", reconoció acercándose más al recipiente delante del pálido. "¿Por qué aterrorizas a la escuela con Tarta de moras en forma de bebé?" Cuestionó burlón. "¿Lo horneaste tú mismo?"

KyungSoo tragó y asintió, viéndose descubierto.

"Es para que me dejen en paz", se sinceró antes de arrancar uno de los bracitos y llevárselo a la boca, ocultando una sonrisa cuando escuchó el jadeo sorprendido de varias de las chicas.

"¿Puedo preguntar por qué no tiene cabeza?" Continuó JongIn decidiéndose por una de las piernas.

"Me salía muy deforme y no quería que sospechen."
El castaño asintió y siguió comiendo, encantado con la sazón del pálido.

"Aún no entiendo por qué intentas verte terrorífico cuando eres un pan de azúcar."

KyungSoo volvió a estamparle una de sus miradas siniestras. JongIn rió y quiso sujetar sus mejillas con fuerza ante lo adorable que parecía.

El pálido suspiró y se encogió de hombros.

"Ellos se lo buscaron", dijo observando al resto de estudiantes con rabia. "Apenas llegué, decidieron que yo era el demonio encarnado solo porque vivo a lado de la casa de Carrie. Y ya que tengo el título, decidí comportarme a la altura."

"Por eso horneas bebés de Moras."

"A veces son de fresa", KyungSoo volvió a encogerse de hombros.

JongIn lo observó con atención antes de estirar su mano y limpiar los restos de la supuesta sangre de los labios del hermoso demonio.

"¿Tienes algo que hacer esta noche?" Preguntó inclinándose con coquetería.

KyungSoo expandió sus ojos con sorpresa y luego negó. "Además de caminar por la casa de Carrie moviendo mis manos y recitando la letra de Bohemian Raphsody, nada."

JongIn rió a mandíbula batiente.

"Pasaré a recogerte a las siete."












Rain.

Pacto sagrado || KaiSoo Fest: Retro LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora