Prólogo:

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Dios movió la pieza blanca hacia adelante, y se recostó sobre su silla, cruzando sus brazos sobre su pecho. Le sonrió a Lucifer, que se hallaba frente a él. El Caído le devolvió la sonrisa, y estiró la mano para mover su peón, una pieza negra, frente a la que Dios había movido en primer lugar.

─ ¿En serio, Lucifer? ─Dios suspiró. ─Eso es un golpe bajo.

─Como el Infierno mismo. Tan bajo. ─Lucifer se rió largamente. ─Esto será divertido.

Y ambos procedieron a observar las piezas. La blanca fue la primera en moverse, lentamente, abriendo las alas. Luego la negra, se irguió y las alas negras se batieron un poco. Estaban despertando, debía recorrer el enorme tablero, y ni Dios ni el Diablo sabían cómo acabaría.

─Me gusta el tuyo. ─Lucifer se inclinó para observar con atención la pieza blanca. ─Es puro y bello, llena de valores. Honesto, fuerte, leal... un Ángel. ─sonrió.

─Y tú has elegido un oponente perfecto. ─Dios contempló la pieza negra. ─Está llena de ira, dolor, sufrimiento, traición, y aún así, hermosa a su manera. Un Demonio.

Entonces ambos guardaron silencio, y así se quedarían hasta el final, hasta que alguna de las piezas cayera ante la otra.

The Angel and The DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora