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Hoseok recuerda haber escuchado alguna vez a su abuela decir que solamente el primer amor es el más vivido, el único que se siente diferente a los siguientes, que es aquel que perdura en el alma, corazón y ser porque fue el que abrió las puertas a nuevas y desconocidas sensaciones que varían desde la vergüenza hasta el apego. Esa persona que te hizo sonreír de manera boba por primera vez, siempre estaría en ti como un lindo recuerdo de primerizos aún si ya había un punto final en su historia de amor.

Y Hoseok creyó que era una tontería. Él se rió en la cara de su abuelita sin importarle la burlona sonrisa que ella le daba.

"Cuando lo sientas te darás cuenta que no mentía. Jamás miento, angelito" ella había dicho dando palmadas en su hombro.

Pensando en esa pequeña plática que tuvieron tiempo atrás sorbió un trago a su bebida de uva y miró a su amigo menor.

—¿Cómo puedes describir el amor, Namjoon? —pregunta tan de repente que no le sorprende que el castaño lo vea raro, con esa mueca desagrado y rodando los ojos—Pero no hace falta enojarse, tonto.

Namjoon se ríe mientras es abrazado por un tímido chico pálido de baja estatura, chico al que el castaño voltea a ver y sin aviso previo besa descaradamente frente a la cansada mirada de Hoseok y alguna que otra divertida de estudiantes entrometidos. El pelirrojo ya no le veía el caso a replicar, no luego de acostumbrarse a lo atrevido que era el menor.

—Exactamente como eso —dice él una vez se separa, viendo a los ojos de su novio que se ha puesto demasiado rojo para su propio bien.

Aunque sea no es la respuesta que esperaba, Hoseok se permitió reír cuando el pálido le sonríe altanero alardeando que él definitivamente tiene el corazón del chico inalcanzable del instituto.

—Sinceramente esperaba una demostración menos explícita.

Namjoon se encoge de hombros sonriente y en un abrir y cerrar de ojos la pareja se encuentra derramando miel mientras en sus ojos se dibujan corazones, el pelirrojo quizás siente algo de envidia. Al ya no pertenecer más a la plática se dispone a buscar con la mirada a ese pelinegro que desde que lo conocío no ha hecho más que causar estragos en su mente y cuerpo.

Aquello se hace evidente cuando una vez lo ha localizado su rostro se alivia, su ceño fruncido se ha ido siendo remplazado por una sonrisa temblorosa.

El de mejillas abultadas tiene ya un gran tiempo invadiendo sus sueños y deseos. Específicamente desde el momento en el que, por un un descuido del menor, Hoseok terminó en la enfermería tras ser golpeado por Jimin, al hacer un mal pase, con un balón de básquetbol.

Muy a pesar de que Jimin fue el culpable y no lo acompañó en la enfermería ni volvió para preguntar cómo estaba, el pelirrojo se había quedado fascinado con el popular jugador y tal vez era por su sonrisa y la forma en que sus ojos desaparecían cuando soltaba una carcajada.

—¿Park te invade de nuevo?

Carraspea mirando a Namjoon finalmente, por reflejo seca sus palmas, aparentemente muy sudadas, en su pantalón y cree que si la mirada juzgadora de su amigo fuera nueva para él se sentiría totalmente amenazado, intimidado y ya hubiera dado brazo a torser pero como no era el caso Hoseok la ignoró y tomó su agua de nuevo.

—Te dijimos que ya era suficiente, ese tonto no aprecia nada de lo que das por él —Yoongi comenta con la nariz arrugada moviendo su cabeza de un lado a otro negando—. Y a ti parece gustarte la mala vida porque por más que ese te trate como basura, ahí sigues detrás de él.

Hoseok bajó la mirada por el regaño que si mayor le ha dado y reconoce que tiene algo de razón, sin embargo, no lo aceptará en voz alta y se convence de que Jimin prono lo querría.

—Hyung, tal vez yo fui demasiado pesado las veces pasadas. Intentaré hacerme su amigo primero.

—¿Te parece que darle un regalo por su victoria es ser pesado? —el pelirrojo asiente hacia Namjoon algo dudoso, mira al castaño bufar y se encoge en su asiento—Claro que no lo es, ni siquiera que lo invitarlas a salir o a tu fiesta de cumpleaños. En ninguno de tus intentos por llamar su atención su atención has hecho algo de mal gusto como para que Jimin tirara aquel regalo o te rechazara diciendo cosas hirientes.

Hoseok sabe que los contrarios tienen razón pero así como su cerebro parece entenderlo su corazón se hace de oídos sordos y ese es el problema, Hoseok escucha a su revoltoso corazón palpitar con cada mísera mirada que Jimin le regala.

Cuando la campana suenq anunciando el fin del descanso, Hoseok suspira abatido.

I love Jimin more ꒰Jihope꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora