Only love can hurt like this

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— ¿Annie ahora soy una mala persona? — preguntó Armin, casi en un tono infantil, recostado sobre su regazo, con el cuerpo tembloroso y totalmente asustadizo

— No, no lo eres. La mala persona soy yo, yo te obligué a esto — dijo de manera aparentemente fría, sin embargo, por dentro se sentia culpable por haber orillado a Armin hasta ese punto, por obligarlo a terminar su trabajo fallido 

— No Annie, yo quise hacerlo. Solo quiero protegerte —

— ¡Ese es el problema! ¿Cómo pretendes proteger a un monstro? Eso es lo que soy, no puedo esperar un final feliz después de todo... — decía de manera cabizbaja, tocando el cabello del chico

 Armin entendía eso, probablemente ella tenía razón y aún se preguntaba como fue que se enamoró de ella a sabiendas de que era una relación totalmente prohibida — Era un infeliz antes de conocer a ese monstro.. y no permitiré que nadie me arrebate lo que mas amo — sentenció mientras se aferraba a su cintura 

Annie no asimilaba como podía merecer tanto ¿Qué había echo mal para tener un hombre como Armin? Enamorarse... — Perdóname Armin, me duele lastimarte de esa manera. Es una tortura para ti.. y para mi es una agonía — buscó con la mirada el rostro de su chico, y le sorprendió la rapidez con la que conciliaba el sueño — Al menos aún puedes dormir —




La habitación vecina no tenía tiempo para angustias ni pesares, dentro de ella se encontraba Eren quitando delicadamente cada prenda que Mikasa llevaba encima, cuando la tuvo completamente desnuda, se dejó ir como una fiera sobre sus dulces labios donde lamió, rozó y mordió hasta el cansancio 

Mikasa no se quedó atrás, con ansias arrancó las prendas de su hombre, estaba desesperada por sentir su calor — Ereh.. hagámoslo de una vez —

— Espera un poco.. quiero besar cada rincón de tu cuerpo — murmuró Eren mientras la tendía delicadamente sobre la cama, con la yema de sus dedos recorrió sus pálidas piernas hasta llegar a sus muslos, donde dejó un rastro de húmedos y candentes besos haciendo estremecer a Mikasa, no era suficiente para ella pues lo tomó por sus largos cabellos guiándolo hasta su entre pierna, indicándole con una mirada implorante lo que debía hacer 

Eren sonrió ladinamente y no perdió el tiempo para comenzar a devorarla, con su lengua rodeó los labios mayores hasta llegar lentamente a su vulva y clítoris, causándole uno y mil placenteros espasmos a la pelinegra   

— Ahhm Eren, hoy quiero hacerlo — dijo mientras se desprendía del castaño para posteriormente posicionarse de rodillas frente a él, tomó la erección de Eren entre sus manos y comenzó a moverla de arriba hacia abajo. No dejaba de ver las muecas de satisfacción que emitía su hombre y decidió inyectarle un poco de mas placer 

Abrió su dulce boca frente a ese falo palpitante y de una sola vez lo introdujo en ella, dando paso tímidamente a la felación. Su ritmo comenzó muy lento, con su lengua recorría cada centímetro de Eren y podía escuchar sus gruñidos ante semejante placer, Mikasa se dio cuenta de que estaba disfrutándolo tanto como él y desde es momento su cabeza se movía con mayor rapidez — Hmm Mika, si sigues así terminaré en tu boca — 

La azabache lo miró de una manera tan sensual mientras su lengua se desplazaba por aquel lugar, lo estaba retando descaradamente — Mierda, que hice para merecer una chica tan caliente como tú — gimió para terminar derramando sus fluidos sobre la boca de Mikasa, esta no tuvo tiempo de saborearlo pues inmediatamente Eren la tomó por las caderas recostándola nuevamente en la cama, y posteriormente se posicionó entre sus piernas 

𝓟𝓸𝓵𝓸𝓼 𝓸𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora