Phoenas es un niño que despierta en una playa desconocida, lo primero en lo que el chico se pregunta es, ¿qué hace un niño como él de 11 años en un lugar que aparenta ser una isla alejada de todo? Él no se sabía responder, tenía algo de miedo pero no lo suficiente como para llorar por su madre o padre para que lo vengan a rescatar, principalmente porque él no tiene madre ni padre. El niño Phoenas caminó dónde vió en la playa una cueva, se asomó para ver si había algo en ella, nada, sólo había una hoguera encendida con lo que parece una espada oxidada encajada de forma vertical en ella, más profundo en la cueva dónde la luz de la hoguera no llegaba el chico vió una antorcha en un pequeño muelle con un agua de color rojo fuerte, el joven se acercó y cuando mojó su dedo en esa agua carmesí antes de tener el dedo mojado el color del agua cambió a un azul, no sabía responderse eso pero le pareció muy raro y bonito, hasta que al sacar su dedo y esa pequeña zona donde puso el dedo se tornara rojo oscuro vió que había algo que se acercaba a él flotando, el chico con la incertidumbre de qué podría ser nada más notar que podía cogerlo a su alcance no dudó y agarró eso sólo para dejarlo caer y salir corriendo, era una cabeza de un perrito que sólo tenía su ojo derecho, y en lo que parece que en su ojo había algo parecido a una cuerda fina que se movía por el tejido del ojo, explotó y lo que parecía una cuerda estando en el suelo atravesó sin problemas el cráneo del animal. El chico ya fuera de la cueva más asustado aún de que cuando llegó rompió en carrera hacía lo más profundo de la isla, se topó con un bosque silencioso, no paraban de aparecer árboles dañados de alguna forma y otros tenían carteles con algo escrito de color rojo sólo que el chico no sabía leer como para entender lo que trata de decir cada cartel. Phoenas deambuló por el bosque totalmente perdido hasta que cayó la noche, no sabía si era su miedo o que de verdad la luna estaba por delante de las nubes, en todo caso esa pregunta sin sentido para él se desvaneció cuando sintió un horrible olor a lo que el chico cree que son cuerpos en descomposición, en medio todo Phoenas apreció para su desgracia una persona entre esos cuerpos, era alarmantemente pálido, su pelo era medio largo con algunos mechones negros mientras que el resto eran blancos, los iris de sus ojos tenían una forma extraña como si fuera un símbolo, pero lo que más preocupó al asustado niño eran sus manos, llenas de sangre y carne arrancada de cuerpos podridos, el miedo corrió por todo el cuerpo de Phoenas y en un abrir y cerrar de ojos esa "persona" desapareció y sintió que le susurraba en su oído
– Hola, niño – entre risas espeluznante, en los breves segundos en los que el niño se quedó quieto pudo mirar su boca, con decenas de dientes puntiagudos empapados de sangre. El chico agarró fuerza y salió corriendo en línea recta con lágrimas en sus ojos de lo que había visto y sentido, pero esa cosa le ganaba en carrera y sin darse cuenta choca contra el abdomen de ese monstruo, aún en el suelo se levanta y sale corriendo pero esta vez no correría la misma suerte porque algo se interpuso en su camino, un cuerpo sin ojos y con esa cuerda viva en sus cuencas moviéndose, el niño no tenía voz para gritar en ese momento, un cuerpo sin ojos, con parte de su cabeza fuera de su lugar dejando ver otras cuerdas retorciéndose por todo su encéfalo, su mandíbula fuera de su sitio, era horrible, ese cadáver sacó de su abdomen abierto varias de esas cuerdas y se acercó al chico para introducir esas cosas en el cuerpo del niño, el chico trató de correr nuevamente pero ese ser aparentemente sin conciencia lo agarró con abrumadora fuerza al chico por su brazo dejándolo sin escapatoria, entre movimientos bruscos, llanto, desesperación y miedo el chico no paraba de tratar de soltarse pero esa cosa, de cuerpo pálido y dientes puntiagudos, sin explicación se abalanzó y se lanzó al cadáver sacando de uno de sus dedos una garra larga mientras su cuerpo giraba como un remolino directa al cuello del muerto y justo cuando cortó con facilidad su cuello con su otra mano aún en el aire agarró su cabeza aterrizando en el suelo con cara amenazante, lo que parecía ya horrible, del cuerpo salió un gusano todo espantoso a la vista y al olfato, en medio de que el muerto perdiera la cabeza soltó al niño y este se quedó contra un árbol mientras su inocencia era aplastada por esta escena tan horrible, el ser de cuerpo pálido sin esfuerzo aplasta la cabeza contra un árbol, se lanzó nuevamente al cuerpo con el gusano expuesto pero la diferencia esta vez es que en menos de un momento el cadáver estaba hecho pedazos, todo cortado, el niño vió que en el resto de sus dedos salieron otras garras largas, se quedó ahí paralizado, tratando de analizar cómo pudo pasar eso a tal velocidad sin que no se diera cuenta. El ser pálido dijo
– ¿Por qué no corres? Es divertido, jajajaja – la forma en que expresó esas palabras mataron al valiente dentro del niño y sin más perdió el conocimiento; de alguna manera el chico despertó dentro de una habitación, de olor agradable, vista al campo de flores de la primera montaña agradable, hasta sus muebles eran agradables al tacto, se levantó y salió del cuarto y lo que pensaba se expandió en un pasillo muy largo, después de caminar unos metros escuchó
– Oye, oye – con algo de miedo por lo que le había ocurrido hace unos momentos según sintió él se volteó y vió a un niño bien vestido junto a otro con una señorita entre ellos, cabello largo y castaño claro, sonrisa cálida y piel blanca, ojos del color de su pelo que reflejaba un sentimiento que el chico no distinguía, vestida de forma peculiar ella le preguntó al niño sin voz
– ¿Ya estás mejor? – terminó su pregunta con una sonrisa y el chico con brillo en los ojos hizo un gesto positivo con su cabeza y se lanza corriendo a esa dama con lágrimas apunto de gritar
– Calma, no sabemos que te pasó pero lo que sea que haya ocurrido ya terminó, aquí no volverás ha sentir miedo – sonrió nuevamente esa señorita
– Y bueno, ¿empezamos la clase? – el chico no sabía de qué habla, sólo dijo por primera vez desde que llegó a ese lugar
– Disculpe, pero, ¿a qué se refiere? – ese niño a pesar de tener ropa rasgada, cara sucia era educado, se notaba por sus ojos azules y su tierno rostro acompañado del viento que movía su cabellera negra hasta su cuello
– Veo que tienes que estar al día en todo aquí, jaja, tranquilo – la señorita se arrodilló para estar a su altura para brindarle un abrazo sin comparación
– Bienvenido a tu nueva vida – el niño alegre como nunca respondió el abrazo con otro, esa señorita se presentó como "Madre" con una sonrisa al final como parecía costumbre, el niño se presentó como "Phoenas"
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La Escuela Interna de Ahaymán
RandomEs la historia de la infancia de El Demonio de los Mares, en un mundo donde el poder interior es Esencia, en el que los ojos tienen dos perspectivas del mundo, en el que no importa que papel tomes, debes pagar por tus actos, sin importar nada.