Capitulo uno

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Ya era hora, la alarma recién había sonado pero ya estaba lista, vestida con mi delicado vertido de flores y mi pequeña mochila en orden. Los nervios me carcomen, casi no pude dormir durante la noche, de solo pensar que podré conocer adolecentes normales, con los típicos problemas y conflictos. Tal vez tener amigos normales me ayude a olvidarme un poco de mi promesa.

Este año lo pasaré en un instituto normal y no en uno de la iglesia, mi padre accedió a eso después de que mi madre y yo le diéramos miles de razones por las cuales quería ir. Fue difícil pero no imposible.

Me miro al espejo por última vez, le doy una rápida mirada a mi collar. Odio este collar, aun no se en que estaba pensando cuando decidí aceptar la propuesta de mi padre, ese día fue el único día que había visto a mi padre sonreirme con orgullo, espero cumplir la promesa que tengo con mi padre y con Dios, virgen hasta el matrimonio.

Tomo mi mochila y bajo rápidamente a la cocina para desayunar. Tiro la mochila sobre la encimera y comienzo a digerir el contundente desayuno que mi madre dejo para mi de manera rápida.

— ¿Qué te he dicho de comer asi, muchachita?— Gruñe mi padre al entrar a la cocina.

Me enderezo y limpio mi boca. —Lo siento— murmuro por lo bajo y como como mi padre me enseño.

—Las mochilas no van sobre la mesa Ayleen, cuantas veces tengo que decírtelo—

—Troy, amor... deja en paz a nuestra hija, está nerviosa— dice Amanda, mi amdre con amor mientras masajea los hombros de su esposo.

—Ya, pero sus modales— Amanda lo interrumpe con un beso.

—No le arruines el día, ¿Sí? —

Troy la mira enamorado y le sonríe para después besarla suavemente y caminar fuera de la cocina sin decir nada.

—Tú sí que eres una domadora de bestias grandes y peludas— digo entre risas.

—Tu padre no es peludo amor— Amanda toma las llaves de la encimera y me hace una seña para que la siga.

Tomo la mochila, bebo lo último que me queda de jugo y corro tras mi madre que ya esta subiéndose al auto, me subo y sonrió.

Estoy lista para esto.

El viaje fue corto y tranquilo, pero cuando mama se detiene fuera del instituto comienzo a entrar en pánico.

—Vamos cariño, tu puedes— dice acariciando mi mano.

— ¿Y si no le caigo bien a nadie?­— digo mirando las puertas del instituto.

—Eres la chica más dulce del mundo, te amaran ya lo veras—

—Lo dices porque eres mi madre—

—Lo digo porque es verdad y ahora largo de mi auto— mama se estira y abre la puerta, la miro y luego desciendo lentamente del auto, miro la entrada con miedo, me giro para despedirme de mi madre y para ganar un poco de tiempo pero para mi sorpresa mi madre se ha ido sin decir adiós, dejándome aqui sola y asustada.

Tomo una profunda respiración y comienzo a caminar hacia la entrada. Estoy impresionada con la cantidad de adolecentes que hay, pero estoy más impresionada con los estilos de algunos de ellos.

Camino rápidamente hacia la dirección para que me den mi horario, también la contraseña y numero de mi casillero. Cuando tengo los papeles en mis manos me dispongo a buscar mi casillero.

—Hey, Len— me giro rápidamente al escuchar mi nombre y sonrío al ver que se trata de Nora y Liam, mis amigos de la iglesia.

—Hola—

—Supimos que vendrías a este instituto— dice Nora.

—¿Quién les dijo? —

—Tu quién crees... el Padre Lucas— dice Liam rodando los ojos.

—Siéntate con nosotros en la cafetería, asi no te involucras con gente incorrecta—

—Nora, no hay personas incorrectas... déjalos con su rollo, tu solo ignóralos— dice Liam tranquilamente.

—No puedo ignorar el nivel tan alto de estupidez y pecado que tienen esas personas— responde Nora colérica.

—Bien, como quieras... ¿Qué clase te toca ahora Len? —

—Matemáticas— respondo aguantando una sonrisa, verlos pelear realmente me divierte.

—Iugh, ese hombre me da escalofríos— dice Nora sacudiéndose y sobando sus brazos.

—Bueno, nos vemos... tengo que ver cuál de todos estos es el mío— digo apuntando la pared llena de casilleros.

—Si, claro... nos vemos Len— dice Nora dándome un abrazo antes de marcharse.

—Adiós pequeña— Liam se va tras Nora agitando su mano.

Después de unos cuantos minutos, al fin encuentro mi casillero y saco el gigante libro de matemáticas para luego dirigirme al salón 32B.

***

— ¡Len! ¡Aquí! —

Sonrio al ver a los chicos y camino hasta la mesa donde se encuentran, dejo  mi bandeja sobre la mesa y me siento junto a Liam.

—Len, ellos son Susie y Nicholas... chicos ella es Ayleen—

Sonrió y saludo. —Mucho gusto, solo díganme Len—

—Al fin te conocemos, estos dos no pararon de hablar sobre ti toda la semana— dice Susie mientras garabatea en una libreta color marón.

—Oye Len... ¿Tu formaras parte de nuestro grupo mediador? — pregunta Nora.

—¿Qué es eso? —

—Bueno básicamente le solucionamos los conflictos a los chicos problema— explica Nicholas con una mueca.

—Oh bueno, no se...— respondo indecisa.

—Vamos Len, tú tienes un don para resolver problemas y calmar a la gente... tu voz es como un bálsamo—

—Okey Liam, eso sonó algo sicópata— dice Susie dándole una mirada burlesca a Liam, mientras él se sonroja.

Río divertida y acepti formar parte del grupo, para el final del día he conocido a las personas amables y divertidas que forman el grupo de mediación, mañana comienzo como mediadora y en cierto modo estoy emocionada, siempre me ha gustado ayudar a la gente y como dijo Liam, se como calmar a las personas cuando están a punto de explotar.

El resto del día me la pase contándole a mis padres lo genial que es el nuevo instituto, lo buenos que habían sido mis compañeros conmigo y lo dedicados que eran los profesores. Mi madre estuvo atenta a todo el relato pero mi padre como siempre me ignoro o me miraba fríamente, sin decir una palabra o simplemente viendo la televisión, para cuando llego el momento de dormir mi emoción se había ido, desilusionada de la reacción de mi padre, esperaba que al menos mostrara un poco de interés en mi, pero nunca será asi.

Cuando ya estuve lista me acosté y me quedé profundamente dormida pensando en cómo sería el siguiente día.

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