Capítulo tres

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Llegó corriendo a casa y subo a mi habitación para tirarme a la cama, pongo una almohada sobre mi rostro y grito.

-Cariño ¿Qué paso que entraste así?- pregunta mi madre con tono preocupado.

Retiró la almohada y la miró. - Hoy hice mi primera mediación y fue un asco-

-¿Porque un asco princesa?- pregunta sentándose junto a mi en la cama.

-Un chico mayor y un chico de mi instituto se estaban golpeando, lleve al mayor a la oficina para hablar con el pero no pude- digo escondiendome nuevamente bajo la almohada.

-¿Porqué no pudiste?- acaricia mi cabello con una mano y con la otra retira la almohada.

- Me quedé en blanco, el chico era... y sus ojos... su personalidad era tan... agh- subo mis manos y las dejo caer de golpe a la cama.

-Dejame completar eso, el chico era ¿hermoso?, y sus ojos eran ¿de otro mundo? y su personalidad era tan ¿imponente?-

-Exacto, mamá era un dios, sus ojos eran de un color extraño, una mezcla de azul y gris, ahh y su personalidad era perfecta, todo un hombre- digo suspirando.

Mi madre sonríe. -Es el encanto de ser mayor, ¿Qué tan mayor hija?-

La miró, si le digo su edad ella dirá que es imposible que pase algo entre el y yo, y se que es verdad, no hay posibilidad de que volvamos a vernos pero si lo dice en voz alta será real y no quiero romper las ilusiones tan pronto.

-No lo sé, pero supongo que era mayor porque se veía mayor- digo sonriendo.

-Oh esta bien, no sueñes tanto con el hija- se levanta y sale cerrando la puerta.

No me gusta mentirle a mamá pero ahh.

Es primera vez que un chico llama mi atención, pero es un chico problema y se nota en todo su ser.

***

-Chicos, les presentó a su nueva compañera Rita Carter, ella viene desde Londres como alumna de intercambio, tratenla bien- la señorita Milton le indica a la nueva chica que tome asiento, luego se gira y escribe en el pizarrón "Aritmética"

Se escuchan varios abucheos, hago una mueca, soy un asco en todo lo que tenga números.

-Pss... hey- miró hacia atrás y la chica nueva me hace una seña.

Miro a la señorita, esta atenta al pizarrón. -¿Qué necesitas?-

Sonríe. -Salir de aqui-

La miró con el ceño fruncido. -No puedes-

-Ya lo se, era broma... quería pedirte un favor, tu tienes cara amigable- dice inclinada sobre su banco.

Miro rápidamente a la señorita, no quiero que me regañe. -¿Qué tipo de favor?-

-Sexual- abro los ojos al tope y ella suelta una risa pequeña. -Es broma niña, quería pedirte si me puede acompañar durante el día, no conozco a nadie y cuando vago por ahí sola tiendo a meterme en problemas-

La miró un momento. -Esta bien, ahora silencio-

Asiente mientras sube su mano hacia su frente en una seña militar, sonrió y miró hacia adelante para comenzar a escribir todo.

***

-Y bueno, esa es mi historia- digo mientras caminamos hacia los casilleros.

-Woow, así que serás virgen hasta que te cases... sinceramente es una promesa chiflada, yo no podría estar sin sexo-

Llegamos a su casillero y comienza a meter sus libros nuevos.

-Bueno, era pequeña cuando mi padre me dijo que hiciera la promesa, pero estoy bien, nunca me ha llamado la atención una chico de esa manera- digo recostandome sobre los casilleros.

Suelta una risa. -Creo que jamás he conocido a alguien tan puro como tú, eres un tesoro niña... voy a cuidarte-

-Tengo mas amigos- frunzo el ceño.

-Y apuesto a que son igual de religiosos que tu padre, porque tu no lo eres tanto- me mira y cierra su casillero.

Hago una mueca. - En realidad, hago todo esto por papá, no me gusta ir a la Iglesia y definitivamente no me gusta este collar-

Posa su mano en mi hombro y me mira con una sonrisa. -Soy tu salvadora-

Sonrió y caminamos hacia la salida, pasar el día con esta chica fue divertido, tiene sus ocurrencias raras y creo que esta loca, se enamora de todos los chicos guapos que ve, ama a su hermano pero habla muy mal sobre el, odia Londres y según ella anda en busca del chico que la haga sentir especial, que le llene el estómago de mariposas y que la ame con locura y pasión.

Creo que todos buscamos lo mismo.

-Hey, ahí está el idiota de mi hermano- corre hacia un auto negro y se lanza a los brazos de un chico alto y rubio, ellos sonríen mientras bromean.

Yo estoy a unos metros de ellos, me sorprendo cuando el chico-dios-problema sale del lado del piloto y les grita algo que no logró entender, los hermanos le muestran los dedos medios y el bufa.

Lo miró fijamente, no puedo quitar mi mirada pero eso cambia cuando nuestros ojos se encuentran, siento como el color sube a mis mejillas y eso es suficiente para apartar la mirada.

-Len ven aquí, te llevaremos- dice Rita abriendo la puerta trasera.

-No gracias, mi madre viene por mi- digo acomodando la correa de mi mochila.

Rita se encoge de hombros y entra al auto moviendo su mano en despedida, la imitó y sonrió.

Miro hacia el chico y aún está mirándome, por un impulso estúpido le sonrió, no esperaba nada de su parte pero antes de subirse me guiña un ojo.

Veo como el auto se hace cada vez más pequeño, escucho una bocina familiar y me giró para ver a mi mamá sonriendome, corro hacia el auto y me subo, beso la mejilla de mama y sonrió.

Fue un lindo día.

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