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ChaeYoung estaba por volverse loca. Si es que ya no lo estaba.
RyuJin lloraba impaciente sobre su mecedor, ni las graciosas piezas de animalitos que colgaban sobre ella podrían calmarla, pues aúnque entendía un montón de cosas, en su mente de bebé aún no entendía lo que era esperar y mucho menos ser paciente.
ChaeYoung se movía con toda la agilidad posible por la cocina, echando el agua caliente dentro del biberón, pero estando ciertamente perturbada por los llantos de su retoño, fue cuando descubrió aquello que podría ser la medicina por unos minutos, así que lo tomó sacandolo de su estuche.
"NO, ESO NO ¿Creen que no me doy cuenta de que de allí no sale nada? Quieren engañarme pero es una Es.Ta.Fa".
Pero ya era tarde, su madre ya había colocado el chupón en su boquita, y bueno, era un bebé así que su instinto le obligó a succionar, calmando su llanto.
"Voy a tomarlo, pero me ofende muchísimo".
No pasó mucho tiempo cuando su madre volvía con el biberón en mano, por supuesto que no era su preferido, pero era mejor que la estafa del chupón. ChaeYoung la tomó en brazos y se sentó en el sofá al lado de la mecedora, acomodándola entre sus piernas.
"Así me gusta ver a la plebe, trabajando".
RyuJin sabía muy bien quién era la princesa de la casa, ChaeYoung dirigió el biberon a su boquita, y por fin la bebé pudo comenzar a saciarse, la alfa pudo sentirse tranquila y feliz al ver a su niña comiendo. Comenzó acariciando su escaso pero suave cabello pelinegro, haciendolo cerrar sus ojitos.
—Lalisa lo hace muy fácil. —comentó ChaeYoung, realmente solo habían pasado cuatro horas desde que su omega se fue un rato con sus amigas y ya había entrado en pánico dos veces.
"No me duermas aún mamá, todavía no termino mi trabajo".
RyuJin colocó su manita sobre la mano de su madre que sostenía su biberón, ella ya sabía agarrarlo solita, pero su mamá Rosie insistía en dárselo ella. La alfa sonrió ante la acción, sintiendo la pequeñita mano sobre la suya bastante grande, definitivamente se sintió orgullosa de que sus genes corrieran por las venas de esa pequeña cosita adorable e inocente.
Cuando RyuJin terminó ChaeYoung sintió paz, la colocó de manera que su cabecita estuviera en su hombro y comenzó a dar suaves palmaditas en su espalda, con fin de que tomara una siesta, de preferencia larga. Pero RyuJin no estaba pensando lo mismo.
—¿Acabas de...? —había el olor y oh Dios, su tarea menos favorita era cambiar pañales, justo en ese momento se escuchó un pedito, había terminado.
"Seh".
Y faltaban unas cuantas horas para que Lisa regresara ¿Se molestaría si lo dejaba así? Probablemente.
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