Capítulo 8: Un pasado muy doloroso.

3 1 1
                                    

Lograron despistar a la policía que iba corriendo por ambas partes, pero sin rastro...

Afirmó un agente:
-Aquí no hay nadie, vámonos por la otra manzana.

Al transcurrir unos minutos, y de respirar profundamente y descansar dijo Carlota:

Ahora no estoy bien, pero tanto tiempo esperando para volver a verte no voy a desaprovechar la oportunidad para preguntarte por unas cuantas cosas que tengo todo el derecho de saber, y porque me vendría genial desconectar.

Sorprendido por lo que acaba de escuchar sin comprender nada preguntó:
¿pero muchacha, no me has dicho quién eres?
¿Y qué tanto quieres saber de mí?

¿En serio? ¿No te acuerdas de mí? preguntó Carlota con decepción.

No... Respondió confuso el señor.

Entonces soltó Carlota acelarada:
Hace unos años...
Una noche, te colaste en mi habitación me dejaste dinero a cambio de que no dijera nada y a los días venías reclamando por ello y no te lo pude dar, pero no te volví a ver...

Continuó: ¿Quién eres?¿Y Porqué huyes de la policía?

El señor recordando lo sucedido, afirmó aquél acontecimiento, se presentó:

Bueno me llamo Antonio Núñez, y prosiguió contando que hace muchos años se había hecho socio de una persona, eran casi amigos de toda la vida, que después de confiarle todo, se aprovechó de él y le acusó de falsificación en la empresa y lavado de dinero...

Esperaba una niña de su pareja, le habían condenado siete años de prisión.

Nadie había creído en su inocencia y había vuelto en su momento para buscar a su hija, que sabía que seguía viviendo allí.
Y de paso recuperar todo lo que perdió...

Después de contar más o menos su historia, dijo con tristeza:

Sinceramente, no quiero venganza...
Quiero justicia, y necesito ver a mi hija y ya que te estoy contando esto, ¿tú podrías ayudarme?

Carlota mientras estaba concentrada fijamente viendo su rostro y sus rasgos, soltó:

Sí, claro!
pero todavía hay detalles sin contar...

Ahora termino de contarte, pero necesito comer primero que tengo mucha hambre y sed... Dijo Antonio.

Carlota sonriendo y moviendo su cabeza de nuevo, abrió su mochila y le entregó su almuerzo, dijo a continuación: ten aquí tienes, mi almuerzo, no pude comérmelo...
Se me cerró el estómago y prefiero dártelo que tirarlo.

Agradecido mientras comía, y saboreando la comida con delicia, soltó: uhhm ¡Qué rico! ¿cómo desperdicias esto?
Luego continuó contando su historia...

Como te decía, vine en busca de mi hija
Y tocando el timbre de una puerta, me abrió la persona que menos me esperaba, mi ex socio y ex amigo traidor...

Aproveché para reclamarle todo, me dejó pasar y algo no me cuadraba, no me fiaba...
Mientras le preguntaba porqué hizo lo que hizo, en unos instantes empezó a llamar a la policía acusandome de robo y amenaza..
De los nervios y de no saber cómo actuar, de pronto le golpeé dejándole inconsciente, rápido subí a por dinero y lo que fuera y me salí corriendo por la parte trasera de su casa...
Después de dos días escondido y tratando de buscar a mi hija camuflandome por el vecindario, llegué a tu casa

Decidí colarme después de ver una mujer que se parecía mucho a mi ex esposa..

Carlota interrumpiendo le con la boca abierta sorprendida, preguntó: ¿Podiste averiguar algo más?
¿Era ella?

No sé... de prontó se oían sirenas y entonces sin pensarlo me subí a tu habitación para esconderme, estaba en busca y captura. -a lo que respondió Antonio-.

Vaya! Exclamó triste Carlota

Y continuó Antonio:
por un instante, trataba de convencerme de que podría ser ella, pero recordando que esa no era nuestra casa, no me parecía posible que fuera ella, fue una mirada fugaz, no podía asegurarme de nada...

Carlota, poniendo toda la atención del mundo en aquella historia tan conmovedora, le miró triste... Y de la curiosidad preguntó, ¿Cómo se llama tu hija?

Antonio dijo que no llegó ver nacer a su hija, que nunca supo que nombre le habían puesto y que la única esperanza, sería volver a ver a su ex esposa, encontrarla...

-siento a mi hija cerca, y tú que me pareces una chica inteligente y valiente, y una persona de fiar, te pido por favor que me ayudes, no tengo a quién acudir...

Carlota, cuándo a punto de responderle para decirle que no se preocupe y que le ayudaría, se giró al escuchar un ruido...
Se miraron de repente cuando él preguntó ¿Qué fue eso?

La Dama sin HonorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora