wos

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O1
strangers to lovers
a wos shoot
by cels177
en donde azul canta en un bar.
Ó
en donde a valen le gusta la cantante del grupo la savage y va todos los findes a verla.

este shoot contiene escenas +18

azul

— ¡Nos fuimos! –Cerré la puerta de la camioneta y Josué emprendió marcha al bar.
Llegamos, en la puerta de entrada habían carteles promocionando nuestro especial de cumbia de la noche de hoy.
Entramos, saludamos a los dueños, meseras y meseros, cocineros, a los de los tragos, a todos.
Acomodamos los instrumentos y micrófonos.
Tocábamos sólo los sábados y, a veces, los viernes.
Gracias a este bar nos hicimos conocidos entre la gente y, de vez en cuando, nos contrataban para algún evento.
El bar abría a las ocho de la noche y cerraba a las cuatro de la mañana.
A partir de las doce se convertía en baile, dejando las mesas en una bodega.
Tocábamos de doce a dos de la mañana. Doce menos veinte subimos y nos acomodamos— Muy buenas noches –Dije al micrófono, aplausos, silbidos y gritos se escuchaba de parte de la gente— ¿Cómo andan? Espero que muy bien y que tengan muchas ganas de bailar –Algunos ya se estaban parando para ir a la pista de baile con sus parejas— ¿Cómo anda, doña Silvia? Cada vez más linda por lo que veo.
Nosotros somos La Savage, para quienes no nos conozcan y es su primera vez aquí, hacemos todo tipo de ritmos, pero hoy, es un especial de... ¡Cuuuuumbia! –Josué golpeó en su batería y Pablo empezó con el característico ritmo en su teclado. El bajo y los demás instrumentos se acoplaron al ritmo perfectamente generando algo adictivo al oído de cualquiera.
Bailamos de un lado a otro para ponerle onda— Fuiste mi vida, fuiste mi pasión, fuiste mi sueño, mi mejor canción. Todo eso fuiste, pero pediste.

Enseguida se levantaron para bailar, adultos, niños, jóvenes. Eso era algo que nos alegraba y animaba a seguir haciendo lo que hacemos— ¡Y mueva la cadera, mueva la cadera! –Dijeron en coro mis amigos dando una vueltita en el lugar, generando una risa en el público.

Terminamos de cantar el tema junto con la ola de aplausos. Gente entraba y salía.
Grupos de jóvenes curiosos y grupos de adultos mayores que buscaban un buen lugar con un buen ambiente para pasarla bien.
— ¿A alguien de acá le gusta los palmeras? –Afirmaciones se escuchaban de su parte, yo tomé un poco de agua de mi botella— Espero que a la mayoría porque esto es... ¡La cola!

— ¡Y quiero escuchar el grito de las chicas solteraaaaaas!
¿¡Y dónde están los chicos solteroos!? –Ovaladas de gritos y silbidos llenaban el bar, con mi grupo nos moviamos coordinadamente de un lado para otro.
Dos a la izquierda y dos a la derecha, vueltita, dos y dos, pasito, pasito.
Seguimos cantando hasta las dos de la mañana— Y con esto, nosotros nos despedimos, fueron un gran público.

— ¡Una más y no jodemos más! –Reímos, ¿Qué hacía de mal una canción más?

— ¿Quieren una más? –Solo recibíamos afirmaciones— Cumbia nena –Gritos y más gente en la pista con cerveza y agarrados de la mano en parejas— y esto es, laa... savage.

— ¡Sabor! –Gritó Josué inesperadamente.

Reí y seguí cantando, un buen sábado para los dueños, y para nosotros también, nos gustaba hacer felices a las personas con un poco de música.
Terminamos de cantar— Muchísimas gracias, pero esto no termina acá. Los dejamos en muy buenas manos, quédense tranquilos.

Bajamos del escenario con nuestros instrumentos y micrófonos, los subimos a la camioneta y volvimos al bar— ¿Qué dice, don Julio? –Le pregunté con una sonrisa.
Julio, el dueño de este bar y el primero que nos dió la oportunidad en tocar en uno, dándonos una gran ayuda y más posibilidades para crecer.

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