III

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EL MONSTRUO.

-Alguna vez entenderás el por qué de la vida. Pero ahora solo hace falta que la veas por ti mismo.

-¿A qué te refieres con eso?- no responde, solo me ofrece su mano, yo la acepto.

-Solo véalo con tus propios ojos.

-Sabes no estoy para bromas ahora mismo.

-Solamente date cuenta de la diferencia entre lo real y lo irreal, porque si no te verás consumido por algo que nunca paso, porque si entras no serás capaz de salir.

No entendía a que se refería con aquella frase. Mientras estoy en mi mundo pensado el sentido que tiene esa frase, en un momento levanto la cabeza y veo que no estábamos en el lugar de antes, me había llevado a otro sitio. Alzo la cabeza y veo que a mí alrededor oía voces conocidas. Mire con más precisión la situación y la mayoría de gente estaba vestido de negro, alce un poco la mirada, para ver con más detenimiento las expresiones de la cara de la gente, pero todo era muy borroso, no estaban muy claro. Era como si algo les estuviera tapando la cara, ese algo era borroso.

-Imagínate, este es el día de...

Empiezo a oír un sonido, pero sin saber de donde provenía, cada vez era más fuerte y justamente en ese momento todo se empieza a aclararse.

-No no no, por favor sigue. No te desvanezcas -grito pero no hay respuesta.

Abro un ojo. El despertador estaba sonando -ese era el sonido que hizo que mi sueño se desvaneciera-, lo apago. Me incorporo en la cama y me paso una mano por el pelo y luego froto mi cara, para despejarme un poco.

No tenía ninguna gana de ir a la escuela, siempre es lo mismo, levantarse, preparar la mochila, asearme, bajar a desayunar, vestirme, ir a la escuela, pasar 6 horas de infierno, regresar a casa y no hacer nada durante unas horas y luego a ir a trabajar. Al menos tenía algo entretenido por las tarde, trabajar con Adal en el bar, me gustaba.

Mi padre, mi madre y mi hermana ya estaban despiertos, se les oía desde mi cuarto que está en el segundo piso y al final del pasillo, alejado de la cocina, porque debajo de mi habitación está el salón.

Respecto al sueño, era muy raro. Siento que ese monstruo me está diciendo algo, pero no sé el que. En estos dos sueños que ha aparecido me ha dejado más dudas que respuestas, como cuando me dijo solamente date cuenta de la diferencia entre lo real y lo irreal, porque si no te verás consumido por algo que nunca paso, porque si entras no serás capaz de salir. Esa frase me dejo descolocado, más de lo que estaba. Lo único que tengo que hacer, es olvidarme de todos esos sueños raros, no hacer caso, porque por mucho que digan que los sueños siempre tienen un mensaje secreto, nunca me lo creeré, porque que sentido tiene que tu cerebro que es el inventor de tus sueños te esté dando mensajitos a través de tus sueños, no tiene y no tendrá ningún sentido.

Me levanto de la cama y me dirijo a mi armario, cojo lo primero que veo, una camiseta negra y encima me pongo una camiseta de manga corta blanca con un dibujo y de pantalones, me pongo unos vaqueros rotos negros, anchos. Después, me voy hacía el baño y me lavo la cara que aún tenía de dormido.

-Joder que ojeras tengo -digo con voz ronca.

Salgo del baño y cojo mi mochila y mi abrigo, bajo a la cocina. Veo que mi madre estaba preparando el desayuno, mi hermana estaba con el móvil y con unos apuntes encima de la mesa, estaba muy concentrada, si tuviera tiempo la molestaría, es uno de mis muchos hobbies que tengo, pero está vez no podía porque iba justo a la escuela y luego, mi padre, él estaba con su taza blanca de café, con el periódico y con una de sus piernas apoyadas en su rodilla.

¿DÓNDE ME ENCUENTRO? (#1 Bajo el mismo círculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora