Lily Luna Potter

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Los pasos de Lily resonaban por el vacío pasillo. Había vuelto de su salida a Hogsmeade con el novio de su hermano, Scorpius. Había sido tan agradable como siempre solía serlo, el Slytherin era una persona encantadora, pero la pelirroja extrañaba a su novia. April había decidido quedarse en su sala común para adelantar tarea.

Después de decir la contraseña de la sala común de Slytherin, la Hufflepuff entró y vio a su novia con tres libros delante y escribiendo frenéticamente en su pergamino. Tenía un adorable ceño fruncido y los labios apretados mientras intentaba procesar más información de la que era capaz.

—¡Hola, cariño! —llamó la atención Lily. La cabeza de April se levantó para mirarla, su ceño fruncido siendo sustituido por una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Hola, mi amor! —abrió los brazos para que su novia pudiera acercarse más a ella.

—Ya llevas mucho rato estudiando —la pelirroja envolvió sus brazos alrededor de la Nott. —¿No crees que deberías relajarte? —miró lo que estaba haciendo. —¡Esto no se entrega hasta dentro de dos semanas!

La morena posó su frente en el hombro de la contraria. —Está bien. ¿Vamos a buscar comida a las cocinas?

En lugar de asentir, la más joven de los Potter le agarró el brazo y la arrastró hacia las cocinas.

Selly, una de las elfinas domésticas, se acercó corriendo nadamás entrar. —Hola, ama Potter, ¿desea algo?

—Hola, Selly. ¿Te importaría hacernos un pastel de chocolate no muy grande?

La elfina asintió y se alejó a paso ligero.

Las dos chicas se sentaron en una mesa. —¿Qué tal te lo has pasado con Scorpius? —preguntó April.

—¡Muy bien! Hemos ido a Honeydukes y a Las Tres Escobas. Ha sido muy divertido —la clásica sonrisa animada de Lily se dibujó en su cara redonda.

—Me alegro mucho, cariño —la mano de Nott se posó sobre la de su novia encima de la mesa.

Selly apareció con el pastel de chocolate y se lo comieron con una charla ligera. Lily apuntó mentalmente leer ese libro que traía tan emocionada a su novia para poder comentarlo con ella.

Al acabar el pastel fueron cada una a su sala común. No habían estado mucho tiempo juntas ese día, pero no importaba. Incluso los más pequeños momentos bastaban para que el corazón de ambas se llenara de amor por la otra.


cortito pero quería escribir algo de mis bebitas y no sabía donde publicarlo muak

por cierto, también editaré los capítulos que ya hay de esta historia, he releído algunos y me he muerto del cringe

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