➣Draco Malfoy

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Título: ¿Odio?

Tema: Romántico

Advertencia: No

Pedido por: 

Slytherin, la casa de las serpientes y los ambiciosos. Mi casa. Aunque la gente tenga muchos prejuicios, no todos somos malos, pero hay gente que se parece que disfruta mucho de crear el rechazo hacia nuestra casa. Draco Malfoy, por ejemplo.

Parece la personificación de todo lo que las otras casas critican de la nuestra: arrogante, maleducado, purista, orgulloso, se cree más que los demás solo por ser un sangre pura con mucho dinero...

El odio de todos recae sobre los Slytherin por su culpa. Es un chico verdaderamente odioso, aunque físicamente atractivo.

Mi odio sobre él existe desde primer año, cuando me empezó a insultar por ser una nacida de muggles en la casa de colores verde y plateado. Por una razón muy superficial, ya que aun así logro ser de las mejores de la clase, solo detrás de Hermione Granger, otra hija de muggles de Gryffindor.

Pero lo peor es que, aun con sus defectos y mi aun presente odio hacia el chico de cabellos rubios, de alguna manera me gusta. Sí, me gusta el príncipe de las serpientes. Sinceramente, no sé por qué. Siempre nos hemos llevado mal, nos tratamos fatal y apenas podemos mirarnos a la cara.

Hay rumores de que le gusto, pero soy consciente de las miradas de odio que envía en mi dirección cada vez que estamos a menos de 5 metros, casi siempre, ya que compartimos la mayoría de clases.

Junto con Rose, una compañera de casa, me dirijo hacia la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, la cual imparte el guardabosques de Hogwarts, Rubeus Hagrid.

― Valen ―me llama y la miro para que continúe hablando―. ¿Sigue gustándote Draco? ―me pregunta directa, como siempre. No puedo evitar ponerme nerviosa, ya que es posible que él aparezca pronto y escuche nuestra conversación, pero intento relajarme y contestarle.

― Así es, y sigo sin entender porque ―acabo diciendo. No digo ninguna mentira, de verdad no entiendo porque, ya que me he dado cuenta de que va más allá de algo meramente físico.

― No te culpo. ¿O sea, tú lo has visto? ¡Es hermoso! ―chilla. Le tapo la boca con la mano y miro alrededor nuestro para comprobar que nadie nos está mirando.

― ¿Quién es hermoso, Davis? ―escucho que me preguntan desde atrás. Reconozco esa voz burlona.

― ¿A ti que te importa, Malfoy? ―cuestiono, girándome para encararlo. Estaba, como siempre, completamente pulcro, sin ni una sola arruga en la túnica. Sus ojos me escanean completamente, como si pudiera conocer todos mis secretos con solo una mirada.

― Porque compadezco profundamente al que tenga que gustarle a una sangre sucia como tú ―responde con una sonrisa de superioridad común en él. Alzo una ceja, aun mirándolo a los ojos.

― Yo compadezco a cualquiera que esté obligado a pasar más de cinco minutos cerca de ti ―rueda los ojos y avanza, empujándome con su hombro para pasar. Me giro a ver como desaparece por la colina.

― Que intenso ―escucho a Rose decir a mi lado. Chisto con la lengua pero sonrío y me dirijo colina abajo para acercarme al claro donde realizaremos la clase.

Allí Hagrid nos espera para comenzar la clase. La gente acaba de venir, por lo que empieza a explicarnos algunas cosas a las que no presto mucha atención, hasta que aparece un hipogrifo enorme y majestuoso.

― Bueno, ¿quién quiere montar primero? ―todos damos un paso hacia atrás a excepción de Harry Potter, que sigue las instrucciones que le da el guardabosques y monta en la criatura, haciendo que todos nos sorprendamos por la facilidad con la que lo consigue. Después se baja del lomo del animal y Malfoy se acerca a este con aires de superioridad, insultándolo y recibiendo un merecido zarpazo en el brazo. De manera excesivamente dramática cae al suelo, gritando cosas como "me muero" o "mi padre se enterará de esto". Hagrid da por terminada la clase y se lleva en brazos a la enfermería a Draco.

Suspiro y me masajeo ligeramente la nuca para aliviar la tensión que siento ahí.

Horas después del incidente, a la hora de cenar, me dirijo a la enfermería para que Madame Pomfey me dé una poción para dormir, ya que estos días lo hago de manera irregular. Al entrar encuentro a Malfoy refunfuñando sentado en una camilla con el brazo escayolado. Cuando escucha la puerta cerrarse alza la mirada hacia mí con curiosidad.

― ¿Qué haces aquí? ―me pregunta. Me sorprende no encontrar desprecio en su voz. Paso ligeramente la lengua por mi labio inferior, el cual se encuentra ligeramente reseco y me asombra que la mirada del rubio se dirija hacia ahí y no se mueva.

― Vengo a por algo para dormir ―le contesto recelosa. Una sonrisa aparece en su cara, pero no es una burlona o de superioridad, sino una dulce.

― Señorita Davis, ¿Qué hace aquí? Se ha acabado la hora de visitas ―escucho decir a Madame Pomfrey.

― No estoy aquí para visitar al señor Malfoy, sino para venir a pedirle algo para dormir ―digo sin mirarla, mis ojos siguen fijos en Draco.

― De acuerdo, espere un momento, voy a buscar un filtro somnífero ―dicho esto se va hacia su despacho.

El chico frente a mí me ofrece asiento a su lado. Me siento junto a él y lo miro. Parece querer decir algo. Le miro interrogativa. Suelta un suspiro y sus iris grises se posan en los míos negros.

― En realidad no te odio ―admite―. De hecho me agradas ― y yo abro los ojos de manera exagerada. Vaya, eso sí que no me lo esperaba. Una pequeña sonrisa aparece en mis labios.

― Yo tampoco te odio, también me agradas ―me sincero. Él también parece asombrado. Ambos soltamos una risa nerviosa y desviamos la mirada.

Vuelvo a sentir su mirada sobre mí y su mano sana sujeta suavemente mi barbilla para que lo mire. Sus ojos se posan en mis labios y se acerca lentamente. Yo también me acerco a él y cuando nuestros labios se están por encontrar...

―Señorita Davis, aquí está su poción ― escucho a la enfermera. Nos separamos rápidamente y yo me levanto rápidamente. Me acerco a ella y agarro la poción de sus manos. Le doy una sonrisa y me dirijo a la salida. Me giro para mirar a Draco y él me mira fijamente. Nos sonreímos mutuamente y salgo, cerrando la puerta.

Voy hacia la sala común, y de ahí a mi habitación. Rose se encuentra ya dormida, yo voy a mi cama, me tumbo y suspiro. Una sonrisa de oreja a oreja se abre paso en mi cara y me duermo después de tomar la poción. Justo antes de caer en brazos de Morfeo en mi mente suena una sola cosa.

― Casi beso a Draco Malfoy.



Espero que te guste, linda <3

Jude se despide ♛

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