章; 2

377 36 55
                                    

● ● ●

Toda la noche, una voz entrecortada y jadeante se hizo presente. El aire salia y entraba de su cuerpo con rapidez, como si se estuviera ahogando o algo parecido. Cualquiera que no le conociera pensaría que algo estaba sucediendole, que necesitaba ayuda e inclusive. Que lo mejor era llamar a una ambulancia, que estaba ahogándose. Pero no era así.

De noche, todos sus "demonios" (Como solía llamarlos) hacían acto de presencia recordándole porqué en algún momento de su vida; la muerte seria la solución a sus problemas. No tener emociones no significaba que no pudiera sentirse abrumado de pensamientos poco sanos.

Sudaba, en demasía. Quizás tenia miedo, si pudiese sentir algo.

Y para colmo, la alarma de su teléfono no era la canción más animada del mundo. Más bien, era algo aterradora su melodía. Quería alcanzar su teléfono y apagarlo, pero. ¿Como? Su cuerpo no respondía, se movía ligeramente en tic pero nada más que ello.

Vivir ¿Porque seguía con la idea de vivir? Estaba vacío, era como.. Aquel día de San Valentin, cuando tenía 12 años de edad. Una carta anónima le dejó una caja de chocolates con relleno de fresa. Pero, al querer morderlos, por dentro había un agujero. Solo recuerda una frase de la nota que lo dejó frío el resto del día.

"Para aquel ser vacío, unos chocolates vacíos.
Vivir ya no es opción."

Quizás y, si hubiese sido normal desde que nació. Se habría puesto a llorar, a lo mejor y el o la culpable saldría a disculparse por su broma de mal gusto. Más solo recuerda que todos se reían, hasta que metió el resto de chocolates a su boca, con una sonrisa.

Un ser vacío intentando llenar su vacío, con cosas aún mas vacías.

De repente, se levantó exaltado. Jadeando y con los ojos bastante abiertos, esas experiencias eran costumbre. Pero siempre le hacían sentir mal. Tomó su teléfono y marcó inmediatamente el número del primer contacto que estuviera a su alcance.

- ¡Ayúdame! ¡Por favor, ayúdame! ¡No se que me pasa! ¡Haz que pare! - Al otro lado, una voz asustada pero adormilada intentaba auxiliarlo.

- ¿Douma? Oye, respira. Respira, ¿Sucede algo? ¿Sigues ahí? - Los jadeos de Douma se hacían cada vez más pesados. Hasta que de repente colgó, no podía mantener su boca cerrada por los constantes jadeos así que la saliva saliente de su boca solo hacía que su estado se viese más deplorable.

¿Dormiría esa noche? Estaba seguro que no.

A la mañana siguiente, los toques en la puerta le despertaron. No se dio cuenta cuando estaba en el suelo con una manta encima, pero ignoró aquello porque era mas costumbre de lo que parecía.

Bostezó, talló uno de sus ojos aún somnoliento y fue a atender la puerta.

- Solo diré que pueden hablar de lo que sea, soy ateo. - Bajó su vista y se topó con un malhumorado adolescente.
Tan sólo era el joven Hashibira. - Oh, que sorpresa. Aún es temprano.

- ¿¡Temprano!? ¡Las clases iniciaron hace dos horas! - Pataleó enfrente suyo mientras sostenía mechones de su cabello para jalarlo. Se veía doloroso.

- Ya veo, entonces dormí más de la cuenta. ¡Debí haber muerto mientras dormía! - Añadió el cenizo de forma sonriente.

Inosuke solo le observó asustado, aveces se preocupaba por la salud mental de su amigo. Aunque no tuviese idea de lo que "salud mental" significase.

Pretty Eyes ||  DouTengen  ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora