Las puertas del templo se abrieron de golpe. La briza de la tarde asomo su rubor con un estrépito, haciendo que su piel se erizara con el roce de un aire infernal.
Cuatro hombres se fueron dibujando en la entrada, cada uno cargando cajas de distintos colores. Rojo sangre, negro perpetuo, blanco celestial y azul ultramar. Cada caja tenía una inscripción diferente.
-Eres el elegido- susurro quien cargaba la caja negra -te han elegido como el guardián.
- ¿Quién?
- Su nombre es un secreto.
Las cajas parecían que estaban hechas de piedra caliza. ¿Cómo diablos fueron pintadas tan perfectamente?, se dijo mientras las miraba. La piedra caliza tiene un color originalmente blanco, pero esas cajas se notaba que fueron talladas con ese tono. Pero no sólo eso era extraño. Las inscripciones parecían de una lengua más antigua que el latín u otra que tuviera registro.
- Debes de cuidarlas hasta el último momento- quien cargaba la caja blanca la soltó dejándola caer al suelo. Pesaba tanto que dejó un cráter de medio metro de profundidad.
- ¿Cómo pretenden que las mueva?
- Se quedarán aquí.
Uno a uno dejo caer sus cajas hasta que las cuatro quedaron puestas en una línea.
- Por nada en el mundo dejes que alguien las toque. Y tampoco debes de abrirlas por tu propia cuenta. Ellas saben cuando hacer lo.
- ¿Y si no lo logro?
- Lo descubrirás cuando eso pase.
Una corriente de aire levanto polvo a su paso, dejándolo ciego por unos segundo. Al recuperar la vista se percató que aquellas personas se habían ido.Los días pasaron y las cajas habían acumulado un líquido tan espeso y negro similar al alquitrán. Muchas personas escucharon los rumores de la visita, era tanta su curiosidad que iban cada que podían a verlas.
Siete meses después de la aparición, la caja roja se abrió de la nada. El cielo se puso de un color carmesí que impresionó al más incrédulo. El sacerdote se dispuso a ver la caja para saber que contenía. No había más que un simple papiro del mismo color que la caja, con la misma inscripción. Nadie sabía que decía así que continuaron con sus labores. Siete días después una chispa consumió la biblioteca de la ciudad y el fuego se expandió hasta acabar con la mitad de la ciudad.
Todo el mundo estaba aterrado, querían destapar las cajas restantes pero el sacerdote se los impidió. La ciudad se repuso en poco tiempo. Pero la siguiente caja se abrió después de otros siete meses. En esta ocasión le tocó el turno a la caja color blanca. Para suerte de muchos ninguna desgracia ocurrió. En vez de eso las tierras que fueron consumidas por las llamas se tornaron de un verde en señal que era fértil. Los lagos perdidos por la contaminación volvieron a su estado natural. La ciudad se volvió la más rica de la zona.
Pero esa felicidad les duro tan poco. La tercera caja fue destapada sin que nadie se diera cuenta. Alguien que había descubierto un patrón se dispuso a abrir la caja color azul, ya que decía que si la roja trajo desgracia y la blanca trajo paz, entonces la caja azul traería paz y la negra traería caos. Pero al abrir la caja azul, un destello se hizo presente. La ciudad quedó sucumbida por una luz tan brillante que fue imposible ver mas allá de sus propias manos. Cada habitante quedó ciego por dicho destello.
El sacerdote que había recibido la visita se sentía tan impotente que quería suicidarse. Antes de eso se postro ante la última caja. Su sollozo se escucho por toda la ciudad, lo que provocó que aquellas personas que habían dado las cajas regresarán.
- ¡Te advertimos!
- Yo no la abrí.
- No nos interesa.
- ¿Qué contiene la última caja?
- Ahora lo sabrás.
El mecanismo se escucho. Acto seguido un fuerte sismo se produjo alrededor del templo. Un agujero se abrió en el centro de la iglesia haciendo que todo cayera al centro. El primero en caer fue el sacerdote. Poco a poco toda la ciudad fue ingresando y donde una vez hubo tierra ahora se encontraba un gran mar de color púrpura.
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Antología de verano
RandomA veces hay historias que surgen de la nada. Historias que son tan espontáneas que no sé cómo colocarlas en novelas. En la siguiente antología leerán mis historias que no van a pertenecer en novelas pero son tan buenas para ser parte de está compila...