Voces.

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Todo está en tu mente. Nada es real. No ocurre nada ahí afuera.
Susurra esa voz que viene del inconsciente. Esa voz que me salva de las tragedias cuando menos me lo espero. Sé que no es normal, no debería serlo. ¿Quién en su sano juicio escucha voces incesantes en su cabeza? ¡Sólo alguien demente! Cada que los escucho -porque no sólo es una, son tres los que habitamos aquí, menos los que se fueron perdiendo en el camino- sufro un colapso, me da dolores punzantes en el cráneo y siento que voy a vomitar.
Camina. Un paso a la vez. Izquierda, derecha. Giro. Otro giro. Detende. Entra. Sube. Alto. Llegamos. ¡Ves que es simple!
Esa es la voz más suave que puedo escuchar, la que me tranquiliza. Cada una tiene nombre para no confundir quién es quién (aunque ya no necesito de sus nombres, con sólo saber lo que dicen sé de quién se trata). Matt es el peor, el que espera en la esquina, sólo observa y cuando ve algún error, por el más mínimo que sea, me lo repite constantemente. Sabe como herirme. Sabe que necesito escuchar para que las lágrimas caigan descontroladamente. Un impulso es el que necesito para caer en sus garras y a veces me gusta. Es difícil negarlo, pero me agrada esa idea de caer y no saber hasta donde podre llegar. Me gusta mas cuando me susurra que saltemos de un lugar, que nos lanzemos al tráfico o, incluso, que tomemos un cuchillo y veamos como corre la sangre.
¡Cobarde! Eso es lo que eres. ¡Eres un estúpido! ¿No ves que ya nadie quiere que estemos aquí? Sólo somos una carga, un estorbo. ¿Quién te extrañara? ¿Quién notará que te fuiste? ¡Nadie! A ellos no les importas. Sólo salta.
Nunca están en reposo, se la pasan discutiendo cosas que ya ocurrieron, yo sólo me encargo de poner la cinta para que las ideas corran como una película y ver con detalles lo que ocurrió. Me gusta mas cuando Matt discute con Gael y se ponen a pensar en las cosas que pude hacer, en las maneras que pude contestar y, mi favorita, lo que hubiera ocurrido. Son esos escenarios ficticios que sé que nunca sucederán pero que cabe la posibilidad (por muy remota que sea) que eso ocurra.
Lo peor es cuando pienso en el futuro porque Matt toma el control total de la situación y nos desplaza a mi y a Gael, lo que provoca que sus escenarios sean catastróficos. Mundos en los que ya no existo. En los que cometí un error grave. Los amoríos que pude tener y los que nunca tendré. Las aventuras que son un sueño por cumplir. Estas y muchas mas historias sobre un futuro que tal vez nunca llegue.

Lo peor llega cuando salgo. Los dos nunca se ponen de acuerdo y a veces hablan de estupideces.
- Nos están viendo.
- No es cierto.
- Claro que sí. Ven como nos vestimos. ¡Te dije que era estúpido!
- Nos vemos bien, somos hermosos.
- Nos vemos ridículos con está ropa.
- ¡Basta!
La presión en el pecho provoca que el aire comience a escasear. Que mi voz suene entrecortada y que una película de agua se inyecte en mis ojos lo que lo vuelve rojos al instante. Digo que estoy bien, que siempre lo estoy.

Lamentablemente las voces no se irán y es probable que lo hagan hasta que me muera.
¡Sólo debes saltar!

Antología de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora