Susurro

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Su voz me hipnotiza, con cada palabras siento como mi ser se estremece. Dejé que su poder ejerciera fuerza sobre mi. Poco a poco cada acción y cada sentimiento le pertenecía a él y yo estaba quedando en segundo plano.
Cuando camino, hablo, bostezo o incluso cuando respiro su encantadora voz suena con fuerza.
Quiero atenuarlo, pero es casi imposible hacerlo. Es como si intentará pagar el sonido de una locomotora cuando está en camino (sé que se puede frenar, pero yo no logro hacerlo) y aunque avance lo suficiente, por alguna extraña razón, al doblar la esquina él está esperándome.
Todos lo ven, sienten una incomodidad cuando él me silencia para dar paso a sus opiniones. Muchos se alejaron por eso, creen que es él quien me controla -desde hace un buen tiempo creo que tienen razon- y no los culpo, también para mi es algo aburrido tener que ser callado para que alguien más tome mi papel.

Hace un par de meses que su furia aumento, es mas pesado y lo controlo menos. Llega aún cuando duermo y en esos momentos de paz que tengo. Pero ahora siento cuando se acerca, puedo ver como todo se paraliza y que cada soplo de viento cambia de dirección. Su sonrisa es abrumadora, sabe perfectamente que la detesto porque es como si se burlara de mi, como si con ello dijera "no podrás eliminarme aunque quieras". Y tiene razón, no soy lo suficientemente valiente como para auyentarlo.
Cuando está presente causa destrozos, no sólo en mi cuarto, también en mi casa, en la calle y en mi alma. Pesa cada vez más, lo siento como comprime cada parte de mi y no lo suelta. Eso le divierte. Ver como mucho por salir de sus garras y que por mas que lo intente nunca voy a lograr salir de su poder.

Hoy decidí hacer algo. Lo espero en el baño de mi recámara. Abre la puerta y me ve en el espejo. Sonríe mostrando sus dientes blancos y su colmillo de lobo hambriento. Cuando intenta decir una palabra tomo la fuerza necesaria y le doy un buen golpe al espejo. Varios vidrios caen al suelo, gotas de sangre impregnan el piso blanco y le quitan ese brillo característico. Estoy feliz porque está vez no pudo hablar, pero creo que cometí un grave error. Cuando veo cada fragmento del espejo ya no veo mi rostro, sino el de él. Dejo de ser un simple susurro y ahora tomo mi lugar.

Antología de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora