CAPÍTULO III 》 Descubriendo sentimientos.

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"Aprendemos a amar, no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta."


BaekHyun y ChanYeol se convirtieron rápidamente en inseparables. Se cuidaron de no mostrar afecto fuera de su celda, no queriendo arriesgar enviar una bandera roja con el director y conseguir ser reasignados. Pero en todas partes a las que BaekHyun iba, ChanYeol lo seguía de cerca. Se sentaban juntos en cada comida. Trabajaban codo con codo cada vez que podían. Caminaban a través del patio de la cárcel juntos cuando los dejaban salir para el tiempo libre. Y por la noche, en la tranquilidad y la oscuridad, la cama de BaekHyun se convirtió en su propio santuario privado. Ellos pretendían que estaban solos en su propio dormitorio en su propia casa, besándose, tocándose, respirando, gimiendo. Pero siempre en silencio. Tan en silencio. Y BaekHyun pronto se preguntó cómo se las había arreglado siempre para dormir sin el cuerpo caliente de ChanYeol contra el suyo, sin los fuertes brazos de ChanYeol que lo rodeaban, sin el pecho amplio de ChanYeol que usaba como almohada para apoyar su cabeza.

La cama era pequeña e incómoda, y crujía y gemía bajo el peso de dos hombres adultos. Pero a BaekHyun no le importaba en absoluto.

Hasta que un día BaekHyun y ChanYeol estaban pasando el rato en la sala de televisión, cuando un guardia se acercó y les anunció que BaekHyun tenía un visitante. -¿Yo? -preguntó, perplejo. Los padres de BaekHyun habían ido a visitarlo tan a menudo como podían, pero siempre se lo habían hecho saber de antemano, y nunca olvidaban de hacerlo. Él los esperaba con demasiado interés-. ¿Quién?

-Yo no soy tu puta secretaria social, Byun -dijo el guardia bruscamente, dándose la vuelta. BaekHyun respiró profundo. Todavía no estaba acostumbrado a las cosas de allí, no estaba acostumbrado a ser tratado de esta manera. Había sido un niño privilegiado toda la vida, con un apellido que todo el mundo en Seúl conocía y el dinero que lo respaldaba. Pero eso fue entonces, esto era ahora. Se levantó, se encogió de hombros mirando a ChanYeol, y siguió al guardia a la sala de visitas.

Se acomodó en la cabina cuando llegó allí, no había nada más que una silla y un auricular de teléfono y un panel de plexiglás rayado, un ambiente familiar ahora y se preguntó de qué se trataba todo esto. Pero mientras esperaba, se encontró con su mente vagando rápidamente de vuelta a ChanYeol, como siempre. El sabor de la piel de ChanYeol, el sonido que él hizo cuando BaekHyun le mordió el cuello, el olor de su sudor cuando se deslizaba dentro de él rápido y profundo. BaekHyun cerró los ojos, perdiéndose en ello. Pero un sonido fuerte en el cristal le sorprendió sacándolo de sus pensamientos, y miró hacia arriba para encontrar una cara conocida y no del todo bienvenida que le devolvía la mirada desde el otro lado, sosteniendo el otro receptor en la oreja, mirando a BaekHyun como si hubiera enloquecido.

SeHun. «Mierda».

BaekHyun se dirigió directamente a su celda cuando la visita había terminado, viendo que ChanYeol ya estaba allí, leyendo, esperando por él.

-Hey -dijo ChanYeol, cuando BaekHyun entró, cerrando su libro-. Entonces, ¿quién era?

BaekHyun se detuvo en la puerta de la celda, incapaz de hablar. ChanYeol le había dicho tanto. Le debía una explicación. Pero no podía encontrar las palabras. «¿Qué tal esto? Por primera vez en su vida, Byun BaekHyun no podía encontrar las palabras». Eso le pareció gracioso, pero él no se rio. Él simplemente se cruzó de brazos sobre el pecho y miró hacia otro lado.

-¿BaekHyun? -La voz de ChanYeol era más baja ahora, tentativa. Hizo una pausa. Sin embargo, BaekHyun todavía no podía convencer a las palabras para que salieran de su boca.

Eʟ ᴄᴏᴍᴘᴀɴ̃ᴇʀᴏ ᴅᴇ ᴄᴇʟᴅᴀ || 𝑪𝒉𝒂𝒏𝑩𝒂𝒆𝒌 [𝑨𝑫𝑨𝑷𝑻𝑨𝑪𝑰𝑶́𝑵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora