Capítulo 3 - Cafés

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Impotencia. Eso sentía en estos momentos mientras caminaba por el campus.

Después de mi pesadilla a mitad de la noche, no logré conciliar el sueño, por lo cual tenía unas notorias bolsas oscuras bajo mis ojos. Me sentía enojada, triste y descompuesta. Llevaba días sin tener pesadillas y realmente no lo extrañaba. Este sentimiento de angustia era agobiante y devastador.

Soy una persona bastante fiel a la hora de sentir, no importa si tenía sentimientos negativos o positivos, yo sentía intensamente, era una persona demostrativa y afectiva. Si me sentía triste, lo demostraba, si me sentía feliz, lo transmitía. Y en estos momentos tenía cara de pocos amigos. Soy fiel creyente de que las miradas pueden transmitir cada sentimiento en tu interior: regocijo, aflicción, coraje, impotencia, deseo. En estos momentos podía o asesinar con la mirada, o dar mucha lastima. Solo deseaba que no hubiera nadie con ganas de hacer amigos hoy y se topara con mi persona, no sería muy agradable, ni para ellos, y mucho menos para mí.

Al llegar al salón del medio ambiente, que tenía por nombre Aula del Proyecto Ambiental, intenté poner mi mejor cara, más sin embargo solo logré hacer una mueca.

—Buenos días, ¿dónde se colocan las cajas de cartón? – pregunté dirigiéndome a la primera persona a la vista. Era una chica de cabello negro largo hasta la espalda baja y unos ojos marrones claros.

—En esa esquina – dijo señalándome una esquina repleta de cartones con una sonrisa. Le devolví el gesto

—Muchas gracias, buen día.

Hoy iba a ejercitarme un poco antes de mi inicio de clases en unos pocos días. Me gustaba hacerlo cada vez que tenía tiempo libre, y hoy quería relajarme. Ya tenía mis zapatillas de ejercicio, unos leggins cortos y el jersey de papá. Estaba lista, no sabía si había algún campo para únicamente correr sin parar, fuera del de futbol americano.

Miré a mi alrededor y me resigné. Me tocaría encontrarlo por mi cuenta.

Inicié mi camino para emprender mi búsqueda por el amplio campus de la universidad.

Estaba sorprendida con la cantidad de aulas y distintas actividades que tenían aquí dentro. Había desde grupos de distintos deportes, hasta salones de música, un teatro y quien sabe cuántas aulas de estudio en las diferentes facultades. Era impresionante.

Había de todo tipo de palmeras; desde la kentia hasta la excelsa. Estas eran las más comunes en áreas cerradas, pero en una ciudad como Miami, una de las áreas tropicales de América, podían estar todas y cada una de ellas. Era un lugar suficientemente caliente y, ya que estas estaban perfectamente establecidas, se le regara al menos una vez a la semana, estarían perfectamente atendidas y a salvo. La biología era interesante hasta cierto punto, amaba la naturaleza por lo que siempre buscaba información sobre esta, animales y plantas. Si me hablaban de nuestro sistema inmunológico, nuestras células o huesos del cuerpo, no iba a acertar ninguna pregunta al respecto.

Seguí divisado mis alrededores, había una piscina de natación, un deporte de mucha actividad física que fortalece nuestro sistema respiratorio. Nos daba una alta capacidad respiratoria, ayudando a los pulmones a hacer un uso más eficiente del oxígeno. ¿Qué? Tal vez no sepa mucho de mi organismo, pero eso era algo lógico de descifrar, tampoco era una completa ignorante.

Parecían tener deportes interesantes en esta universidad, me encantaba la diversidad que tenían.

La piscina tenía al menos 10 divisiones conformadas por corcheras flotantes, su función, además de separar a los nadadores, era absorber el oleaje producido por el nado estos. Sabía que estas divisiones tenían a lo mucho 2,50 m de ancho y la piscina constaba de una profundidad de dos metros.

Denouement of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora