𝟶𝟷

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El pelo de Anthony Kiedis era hermoso.

No había otra palabra para describir la magnificencia materializada en esos largos cabellos que si seguías con la mirada acababas en el vacío del infinito, perdiéndote entre raíces y extensiones, puntas y colores. Era una cascada reluciente que pedía ser admirada a gritos y robar los corazones de los que se atrevían a atisbarla por más de cinco segundos.

Y John Frusciante no era diferente al resto. No, señor.

De hecho, era el chico que más se fijaba en esos mechones que volaban encima del escenario durante conciertos.

Adoraba acariciar la sedosa pelambrera que Anthony dejaba peinar sin problemas. Era su actividad favorita, pasar el rato con su amado mientras cuidaba de su magnum opus con todo el cariño del mundo.

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—¿Y si me lo corto? —Preguntó Anthony sin quitar ojo de lo que fuera que había en frente. Un grito interrogativo le hizo apartar finalmente la vista y girar la cabeza, donde se encontraba su muy alterado colega por alguna razón.

—¿¡Por qué!? —El tono sonaba tranquilo e indiferente en su propia mente. Pero la realidad era muy distinta. Esa inesperada reacción causó una risa nerviosa en Anthony.

—Woah. Cálmate, tío. Solo era una idea... —Volvió a clavar sus pupilas a la nada y suspiró—. No sé, ya llevo años con este look. A lo mejor me sentaría bien un cambio, ¿sabes? Como tú con tu pelo fresón.

Se tumbó hacia atrás encontrándose con el rostro contrario mirándolo desde arriba. Llevó las manos a los mechones que caían por los laterales de su cara y palpó su rojo pelo con cuidado de no deshacer la pequeña coleta que lo sujetaba.

—¿A quién le haré trenzas, coletas y masajes capilares, sino? —Replicó John sin dejar de enterrar sus yemas en la extensa frondosidad. Era buen argumento a decir verdad...
Anthony emitía un sonido de duda prolongado mientras bajaba ambas manos hasta las mejillas de Frusciante, que lo miraba con una media sonrisa expectante.

—Solo las puntas.
—Solo las puntas —Y un cuerno que serían solo las puntas, pero tampoco iba a impedírselo.

John arqueó su espalda adelante para depositar un tierno beso en los labios ajenos. Creando una atmósfera de calidez y amor ilimitado. En cuanto se separó dio un par de palmadas en su lateral a modo de impaciencia.
—Venga, levántate que te hago un último tocado —Dijo.
Y así hizo Tony, emocionado por el intrigante acontecimiento que iba a transformar su imagen.

Porque, largo o corto, Anthony Kiedis era perfecto con cualquier pelo, después de todo.

shot introductorio hecho en poco tiempo
abstenerse de tenerlo en cuenta 💔

꒰ 𝖥𝗋𝗎𝗄𝗂𝖾𝖽𝗂𝗌 𝖼𝗈𝗅𝗅𝖾𝖼𝗍𝗂𝗈𝗇 ‹𝟹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora