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smut alert y eso

Cojo aire a la vez que miro mi mano sosteniendo el reluciente cassette, listo para ser reproducido en la máquina

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Cojo aire a la vez que miro mi mano sosteniendo el reluciente cassette, listo para ser reproducido en la máquina. Le doy un último vistazo a John, que observa expectante mientras sus comisuras van formando una sonrisa al verme introducir la cinta en el dispositivo. Este emite un traqueteo prolongado para después transformarse en una rítmica melodía de bajo.

She's Only 18 era el nombre de la canción. Decidí bautizarla así por mi antepasada relación con la mujer de esa misma edad hace ya un buen tiempo.

No sé cómo se lo hacen esos genios, pero consiguen que mis feromonas estén agitadas y mi cuerpo palpitante desde el segundo cero de instrumental. Muevo mi cabeza al ritmo de la batería mientras formo una mueca, arrugando el ceño y poniendo morritos. John mimetiza mi expresión con una sonrisa divertida, mordiéndose el labio inferior en el ínterin que nuestras cabezas se coordinan con movimientos funkys.
—¿Qué tipo de magia negra hacéis para crear un sonido tan desorbitante? —Cuestiono. Mi amado me responde haciendo lo mismo.
—¿Qué tipo de magia negra haces tú para crear semejantes letras? —Buena esa—. Nosotros solo traducimos el sentimiento a música, nada más —Pero recapacita su argumento cuando suena el estribillo, cada cual nota más emocionante—. Aunque es verdad que nos sale una música bastante particular —Hace énfasis en esa última palabra, exagerando el eufemismo.

Os voy a ser honesto, ambos pensamos en una cosa solo: esta canción grita sexo.
Hago media sonrisa y cambio de tema para que esto no escale a la incomodidad.
—¿Cuánto dura?
—Esta demo, unos 9 minutos —Joder.
—Pues tenemos para rato, eh.

A estas alturas mi cuerpo está que se sale de la estratosfera en todos los sentidos y doble sentidos posibles. Siento que John está igual. El aleteo de sus asas y la inquietud que emana su ser lo delata. Entonces comienzo a pensar que a lo mejor "lo incómodo" es cómodo. Claro que sí. A tomar por culo. Nos atraemos el uno al otro como un par de agujeros negros. Mis labios no pueden evitar afonizar los versos que flotan en el aire, resonando al máximo con la letra. Nos miramos con deseo. Sabemos lo que queremos, ¿Hace falta mencionarlo, siquiera? Lo hago solo por el bien de la comunicación afectiva.
—¿Piensas lo mismo que yo?
—Si es lo mismo que estás pensando tú, sí.

Esa es información suficiente para que nos estemos comiendo la boca ahora, en este mismo instante. Hola, soy Anthony Kiedis y le estoy succionando el alma a John Frusciante. Ah, y esto es Disney Channel.

Nos besamos canalizando nuestro deseo más sentimental que carnal, pero aun así estando salidos cuales conejos salvajes.
El hilo musical se intensifica, crea un halo de intimidad, bucle y armonía que me hace perder el rumbo. Nuestras lenguas vagando libres entre el camino que crean nuestros labios presionados vigorosamente. Nos desplazamos con delicadeza hasta su cama, donde caemos en la suavidad de las sábanas mal puestas. Tienen ese encanto casero y cálido típico de él. Desprenden un aroma vainilla que me trae recuerdos.

꒰ 𝖥𝗋𝗎𝗄𝗂𝖾𝖽𝗂𝗌 𝖼𝗈𝗅𝗅𝖾𝖼𝗍𝗂𝗈𝗇 ‹𝟹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora