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🍰|1: La vida de Sarang.

Si corro rápido, llego a tiempo.

Eso no te lo crees ni tú.

Hice un último esfuerzo, dando mi muy escasa fuerza en apretar el paso para poder llegar a tiempo a la parada de autobús.

Y se que ahora mismo te estás preguntando el por qué de la situación.

Pero por eso estoy aquí, para explicarte en cortas y muy sencillas palabras: me quedé dormida.

Era de esperarse.

Lo sé, que irresponsabilidad de mi parte, a la edad de 24 años yo, Lee Sarang tenía que sobrevivir y trabajar para llevar comida a mi mesa y aún sabiendo eso, me quedaba dormida.

Pero entiendan, estoy aún de cierto modo en esa etapa de loquear hasta altas horas de madrugada.

¿En serio?

Pero no, no me refiero a esas locas aventuras de ir con tus besties a tomar alcohol a algún bar o discoteca como si no existiera el hígado

Yo hablo a esa rebelde etapa de loquear quedándose uno despierto hasta las tres de la mañana viendo videos de gatitos, por los cuales terminas llorando al darte cuenta que tus papas nunca te dejaron tener una mascota y ahora te sientes muy sola.

Y con ganas de tener unos cuantos animales.

¿Qué opinan de la adopción de un jaguar?

Yo digo que debería ser totalmente válida.

Concéntrate, se te va el autobús.

¡Mierda!

-¡He, he!- grité levantando una de mis manos para que el conductor me viera por alguno de los espejos.-¡No se vaya por favor!- volví a gritar, llamando por fin la atención del señor.

¡Victoria!

Pensé de inmediato, pero no, estaba totalmente equivocada al pensar que aquel señor iba a detener el autobús. Al contrario, su reacción no provocó más que mis pasos se detuvieran.

El señor se había reído de mi a la par que negaba y aceleraba el autobús.

¿¡Será mala gente?!

Abrí mi boca indignada y soltando mi molestia le grité:

-Te voy a denunciar con el consejo de chóferes de autobuses, me he quedado con tu matrícula!

Sí, ahora si se que estás loca.

La gente me miraba como si de una loca se tratase, en realidad no sabía si ese consejo existía o era algo que me acababa de inventar, pero oye, lo que cuenta aquí es que debía decirle algo por su falta de respeto.

Bien genio, felicidades, ¿qué harás ahora?

Llorar... supongo.

𝖰𝗎𝖾𝗋𝗂𝖽𝖺 𝖲𝖺𝗋𝖺𝗇𝗀||•𝖪𝗇𝗃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora