componer era uno de sus múltiples pasatiempos, lo relajaba y lo hacía sentir bien, lo hacía explorar su mente además de que con ello podía olvidarse momentáneamente de los hechos ocurridos en la noche anterior.
se moría de vergüenza.
el simple recuerdo lo hizo llevarse las manos al rostro, se sentía avergonzado y minho no le había hablado desde entonces, normalmente se pasaban el día haciéndolo mediante mensajes y llamadas si no era en persona.
suspiró, todo aquello había sido por culpa de un estúpido reflejo llevado por las ganas de confesarse a su amor platónico.
agitó su cabeza, de esa forma deshaciéndose de aquellos recriminatorios pensamientos, volvió su mirada de nuevo hacia el papel en blanco que se encontraba en frente de él. las ideas no se dignaban a llegar. tres y media de la mañana y aún no tenía nada.
no podía quitarse a minho de la cabeza.
sin percatarse de ello, comenzó a divagar mientras que su mirada se mantenía fija en el reloj, como si de esa manera pudiera hacer que el tiempo pasase con mayor velocidad. golpes, escuchó unos golpes pero no les hizo el más mínimo caso la primera vez creyendo que quizás fuera producto de su inactiva imaginación.
al segundo golpe alzó la cabeza y al tercero visualizó a minho por la ventana.
rápidamente, se levantó de su silla, por suerte no la hizo arrastrar, dio unos pasos hacia la ventana para acto seguido alzar el vidrio, descubriendo el rostro de minho.
—¿no crees que entrar a la casa de alguien por la ventana es un cliché muy fuerte de tu parte? —preguntó jeongin sonriendo con nerviosismo, trataba de aliviar un seguro ambiente tenso que se haría presente en unos segundos.
para su sorpresa, minho no tardó en contagiarse por la sonrisa del menor.
—no quería despertar a tus padres —dijo entrando finalmente a la oscura habitación.
—me castigaron sin salir por tu culpa.
minho se encogió de hombros algo culpable y mordió su labio inferior haciendo a jeongin maldecir internamente porque la tentación de querer besarlo de nuevo era extremadamente fuerte.
—hay otras formas de entrar.
—¿cómo cuáles?
el menor miró al techo pensativo, minho sonrió por la ternura que ofrecía este.
—¿por el retrete? —minho bufó.
—al contrario que tú, yo no cabría en las tuberías.
el pequeño puño de jeongin impactó contra el pecho de minho, quien rió con levedad por la poca fuerza adquirida. se apoyó en la pared que se encontraba al lado de la ventana, ahora cerrada.
y sin previo aviso, un incómodo silencio se instaló entre ellos.
—no podía dormir, —dijo el mayor en forma de susurro mientras que rascaba su nuca— no paraba de pensar en... bueno, eso.
—lo siento —jeongin habló, su labio inferior temblaba con levedad a causa de los nervios que predominaban en su interior.
—no tienes por qué pedir perd-
—sí, sí que tengo —cortó su frase, y en cuanto supo que había aumentado un poco el volumen de su voz, en seguida volvió a susurrar— estaba bebido y no sabía lo que decía, es decir, obvio que sí sabía, pero no lo ¿entendía? bueno, el caso es que fue un reflejo y no sé por qué lo hice exactamente. —oh, claro que lo sabía— en resumen, lo siento, todo fue un err...
y minho, usando uno de los clichés literarios más romantizados, le calló usando sus labios.
fue algo corto, a penas unos segundos que consistían en un breve contacto entre ellos. sin embargo el gesto hizo que el estómago del menor diera un vuelco.
—no se te ocurra decir que fue un error o un acto inconsciente el que me hayas besado —su voz arrastraba las palabras de una forma que hacía deleitar a los oídos del azabache, el mayor hablaba a milímetros de sus labios sin quitar su mirada de estos, como tratando de evitar la tentación de besarlos repetidamente pero sin poder sucumbir a la necesidad de observarlos—, sabías lo que estabas haciendo, yo también sabía qué estaba pasando y simplemente no quería detenerme. no se te ocurra decir que fue un error porque no es cierto.
jeongin se quedó sin palabras.
—e-el besarme para hacerme callar también es un cliché —se dio una bofetada mental.
—deberías de dejar de leer tanto —murmuró el mayor acariciando con suavidad la mejilla ajena con su dedo pulgar. parecía estar rozando el suave pétalo de una flor.
—lo siento.
minho sonrió con dulzura.
—no tiene importancia.
y ambos se mantuvieron en completo silencio durante una eternidad o unos segundos, el tiempo era relativo. no era algo incómodo, ninguno de los dos estaba tenso o expectante a alguna palabra esperada por el contrario que fuera a salir de su boca, simplemente se mantuvieron estáticos mirándose a los ojos, y de esa manera se estaban diciéndo todo lo que en antaño no fueron capaces de admitir.
los sentimientos que habían guardado por el otro habían sido revelados, no de una forma clara, menos vocal, pero ambos lo sabían.
—¿te quedas a dormir? —preguntó el rubio de improviso.
—¿tu madre no te había castigado?
—sí, podré soportar una pequeña bronca, pero quédate. —minho apreció pensárselo—, por favor.
—está bien —aceptó dejando un suave beso en los labios del menor, uno que lo hizo enrojecer levemente.
jeongin se sentía feliz mientras que era arropaba entre las sábanas y se acomodaba en el pecho de minho. sabía que esa etapa de hipócrita amistad acababa, dando paso a una relación de a pesar de no tener un nombre asistido, sabía que era real, y pronto evolucionaría a algo más.
jeongin se sentía feliz mientras que era arropaba entre las sábanas y se acomodaba en el pecho de minho. sabía que esa etapa de hipócrita amistad acababa, dando paso a una relación de a pesar de no tener un nombre asistido, sabía que era real, y pronto evolucionaría a algo más. porque al fin las cosas iban a cambiar.
─¿jeongin?
—¿mm? —el rubio se removió levemente hasta poder visualizar por el rabillo del ojo al mayor.
—¿reforzamos la amistad? —sugirió con una sonrisa burlona en el rostro que se esfumó en cuanto el menor lo golpeó.
—jódete.
o quizás no.
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buenooo, esto es todo llegamos al final, espero que les haya gustado<3
