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–¡Maru! ¡Sube aquí! – el chico miró a su compañero de travesuras, el cual estaba en una rama y negó.

–¡Hoy no! ¡Recuerda que ella dijo que vendría!

–¡Vamos! ¡Esperémosla aquí! – los chicos se gritaban, ya que ambos se encontraban algo alejados.

Natsuo y Maru no eran de ir a la cascada de las parejas todos los días, pero desde que hicieron una nueva amiga ambos iban. Apenas eran unos niños de 14 y 15 años. Uno de ellos los estaba recién cumpliendo. Maru sabía que el mismo día que cumplía años su amiga igual, por lo que siempre se veían en la cascada.

El tiempo pasaba y Maru seguía esperando. Natsuo, por su parte, se pasaba de rama en rama, divirtiéndose a su manera. Los chicos notaron el cielo nublarse, pero siguieron esperando, hasta que apareció una niña toda agitada y llena de tierra.

–Tardaste – le reprochó Maru.

–Lo siento. Por poco no me dejaban ir – suspiró y sonrió – ¡Felicidades!

–Igual para ti

Los tres niños comenzaron a juguetear y pasar el tiempo. Las nubes se posicionaron sobre ellos amenazando a llover, pero ningún le dio importancia. La lluvia comenzaba a dar en sus cuerpos y rostros. Se refugiaron debajo de un árbol, aun jugueteando entre ellos, pero una voz los hizo sobresaltarse, y más a la pequeña amiga de ambos niños.

–¿Dónde estás, mocosa? – la niña se escondió en la espalda de Maru, pero lamentablemente este no la lograba tapar por completo – ¿Quiénes son ellos? – miraba a los niños – No me digas que... ¡Son youkais!

Eso bastó para que más hombres aparecieran. Todos con vestimentas de soldados y con sus espadas y lanzas preparadas. Maru y Natsuo se asustaron. El menor de ambos niños cogió la muñeca del cumpleañero y lo jaló. Maru comenzó a forcejear, veía como el hombre jalaba a la niña en contra de su voluntad y él no podía hacer nada.

–¡Maru! – el youkai abrió sus ojos con sorpresa y vio a su amigo – Bastardo, no me asustes así – abrazó con fuerza a Maru.

Este se encontraba en su futon. A su lado se encontraba Natsuo con ojos llorosos y asustado. Maru miraba a su alrededor y todo estaba normal, aquello solo fue un simple sueño. Y uno muy malo. Suspiró de manera ruidosa y Natsuo lo observó.

–¿Qué ocurre?

–Tuve un sueño

–¿Qué sueño?

–Uno muy malo – Natsuo sonrió y lo abrazó. El youkai odiaba los abrazos, pero si era de su amigo los aceptaba –. Eres el mejor primo, Natsuo

–Y el youkai frío y sin sentimientos dice palabras hermosas – ambos chicos miraron al recién llegado.

–¿Qué quieres, Joe? – cuestionó Maru.

–Solo quería traer a alguien – y ahí supo Maru a quién se refería.

El aroma a rosas le llenaba sus fosas nasales. Antes sentía curiosidad en saber sobre el aroma, luego de que supo de quién se trataba deseo nunca haberlo investigado, y ahora... ese aroma lo llenaba de tranquilidad, e incluso, pensaba que podría acostumbrarse a él.

–¡¿De qué diablos estás pensando?! – el grito de Maru sobresaltó a todos, incluyendo a la humana, la cual había entrado – ¡Sal de mi habitación!

[...]

–Eres muy rudo con ella

–Cállate de una buena vez, Natsuo – ambos chicos se encontraban en la cueva de la cascada de las parejas. Maru estaba acostado en las pieles y con una de sus manos sostenía un tulipán. Mientras que Natsuo tocaba el agua tibia con sus pies y suspiraba.

La vida de los herederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora