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–¿Natsuo? – la voz grave de Maru se hizo presente.

El menor sin mover su mano del rostro de la chica dirigió su mirada al mayor, mientras que Hiory sentía su rostro arder de la vergüenza y evitaba el observar a Maru. Los chicos se miraban de manera seria y en silencio. Natsuo devolvió la vista a la chica y sonrió para tranquilizar los notables nervios de esta.

–Joe está llamándote – informó Maru hacia su amigo – Ni siquiera puedo contar las veces que lo ha hecho – Natsuo observó a su hermano y Joe movía su mano en forma de saludo, dejando saber que sí lo estaba llamando.

–Debo ir – dijo, pero ambos sabían que se lo notificaba a la chica – Adiós

–Adiós – su voz salió con dificultad y nerviosa.

Natsuo se despidió nuevamente y al pasar por el lado de su amigo solo pudo sentir enojo por interrumpirlo y no solo eso, sino sus miradas frías se encontraron. Ignoró por completo la presencia de Maru y siguió su camino hacia su hermano, el cual lo observaba detenidamente. Sus pasos eran pesados y cortos, sabia que Joe le llamaría la atención. Al estar frente a su hermano suspiró.

–¿Me llamabas?

–¿Quieres descargar ese enojo?

–No estoy enojado – informó el menor, lo que claramente era mentira.

–Acabo de verte, Natsuo – el mencionado suspiró y cerró sus ojos – Sé lo que significa esa mirada... – hizo una pausa incomoda provocando que el chico lo observara – Maru y tú están enamorados de Hiory

–¿Qué te hace pensar eso?

–Sus miradas y como la tratan – imitó el acto que Natsuo había hecho con la humana, tomando un mechón – ¿Cuándo se darán por vencido? – el menor alejó la mano de Joe.

–Me daré por vencido cuando pierda ante Maru...

–Entonces, ya perdiste

Natsuo estaba consciente de eso. Su hermano tenia la mirada perdida en dirección donde anteriormente él estuvo. Al observar hacia el mismo lugar su interior se contrajo y su pecho dolía. Maru acariciaba suavemente el rostro de la chica, mientras que la misma se ponía rosada por el notable sonrojo que se hacia presente. Pudo sentir el aroma aumentar y ver como la chica intentaba no mirar directamente a Maru, acto que era impedido por el mismo. Natsuo suspiró y dirigió su mirada a Joe.

–Admito mi derrota – Joe suspiró y abrazó a su hermano – Quiero practicar, Joe

Maru observaba divertido como la chica intentaba desviar su mirada, pero era impedida por él. En la palma de su mano podía sentir lo caliente que estaba su rostro por la vergüenza y el notable sonrojo que se hacia presente. Hiory podía sentir la sonrisa que el chico cargaba en su rostro, pero su vergüenza era mayor. Su corazón latía de sobremanera, su mente había quedado en blanco y su cuerpo temblaba, se estremecía cada vez que Maru le acariciaba la mejilla y parte de sus labios. Como si le hubiera leído la mente movió su dedo pulgar por su mejilla y pómulo, llevándolo lentamente hacia sus labios, los cuales acarició con sutileza y sin quitar su mirada en ella.

–¿Natsuo te hizo algo? – se desconcertó por la pregunta. Natsuo jamás le haría daño.

–Natsuo no lo haría

Luego de esas palabras su cuerpo tembló de miedo. Lo mismo había pensado de su madre y fue la primera en traicionarla. ¿Qué garantizaba que los youkais no lo iban hacer? Se alejó suavemente de Maru con su mirada baja, acto que preocupo al chico. Recordaba muy bien como su madre le prometía que nunca le haría daño a ella o a su familia, promesa que rompió sin dudar. ¿Acaso los youkais no harían lo mismo? Después de todo solo era una humana, la raza que odiaba Maru.

La vida de los herederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora