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Mareo.

Seungmin se sintió de pronto tan mareado durante uno de sus entrenamientos que levantó un brazo por auto reflejo y llevó una mano a su sien en busca de estabilizarse y no caer de la tabla, escuchando el ruido del equipo moverse por el gimnasio de fondo.

El silbato del entrenador chifló pidiendo que se acomodaran en sus sitios, y Kim tardó un poco en colocarse las gafas protectoras e inclinarse, colocando sus manos en el final de la tablilla blanca y sus pies acomodados de forma en que le dieran el impulso para saltar a la piscina, esperando junto a sus compañeros de equipo que dieran la señal.

Sin embargo, el mareo sólo siguió intensificándose, hasta que su visión se tornó borrosa y distorsionada, los fuertes latidos de su corazón retumbando dentro de su pecho siendo el único sonido que sus oídos captaban. El recuerdo de una sonrisa con mejillas abultadas apareció como flash en su cabeza.

Y entonces saltó. Fue el primero en hacerlo, porque el silbato nunca se escuchó. Su cuerpo simplemente se impulsó hacia delante, deslizándose por el agua con lentitud y saliendo despacio, sintiendo el mareo desaparecer poco a poco.

Sintió vergüenza cuando sus compañeros le miraron ceñudos y confundidos, una mirada molesta del entrenador sumándose. La frustración llegando a él, haciéndole restregar una mano por su rostro húmedo, dando un golpe al agua que salpicó por todos lados. Agotado, como si toda su energía hubiese sido drenada de su cuerpo, no tenía ánimos para nada.

Por lo que nadó de mala gana hasta llegar a las orillas, donde se impulsó con sus brazos sosteniendo la cerámica, sentándose al borde antes de levantarse y dejar que las gotas de agua se deslizaran de su cuerpo para crear un pequeño charco bajo sus pies, soltando un profundo suspiro al ver al hombre que era su entrenador acercándose con un rostro desconcertado y molesto. Se veía como una versión cómica de un enojado Santa Claus.

-¿Qué te pasa, muchacho? No soplé el silbato como para que entraras así.

Seungmin asintió con una mueca, como un niño siendo regañado. - Lo sé entrenador, cometí un error, no volverá a pasar.

- No sé dónde esté tu cabeza, muchacho, pero debes concentrarte -quizás el hombre notó la pesadez que su cuerpo emanaba, porque le dió una palmada en su hombro cubierto por la tela húmeda de su bañador oscuro. Se veía muy mal, hacía que su lado paternal quisiera salir a flote-. Ve a descansar, no te ves bien.

- Gracias, entrenador.

El hombre suspiró profundo enviándole una mirada inquisitiva antes de hacer sonar el silbato y ordenar a todos los demás regresar a sus asuntos.

Seungmin paseó su lengua por el interior de sus mejillas hasta llegar a sus labios, quitándose el gorro protector para despeinar su largo cabello con frustración. Incluso tiró el gorro con brusquedad, sin importarle que pareciera estar haciendo un berrinche, estaba demasiado molesto consigo mismo como para preocuparse por lucir infantil.

Ignoró los llamados de Jeongin y se concentró en buscar su bolso deportivo y dirigirse a las duchas del gimnasio, sólo para quitarse el bañador y colocarse su ropa de manera rápida, buscando irse lo más pronto posible. Ni siquiera pensó en darse una ducha primero.

Pero Jeongin tenía otros planes, porque ingresó a los bañadores con un rostro preocupado. Tenía el pecho descubierto, su tatuaje presumiéndose con orgullo, los visores colgando de su cuello y su cabello húmedo peinado hacia atrás. Llevaba el gorro en una de sus manos y el traje de baño pegado a su cuerpo como una segunda piel, todavía bastante mojado. Descalzo se veía mucho más bajito, se remarcaban los centímetros que le llevaba haciendo que tuviera que mirar hacia abajo.

(\   /) ᴋɪꜱꜱ ᴍᴇ ʟɪᴋᴇ ɴᴏʙᴏᴅʏ'ꜱ ᴡᴀᴛᴄʜɪɴɢ ҂ ࣪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora