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— ¿Por qué sigues despierto?

La ronca voz de jisung se escuchó baja, perezosa y confundida por verlo con los ojos abiertos a mitad de la noche. Las sábanas y el colchón susurraron cuando se movió para poder mirar su rostro; Han sentía su cara hinchada, los ojos ardiendo un poco por la falta de sueño, su boca seca, un bostezo largo se escapó de su garganta.

Seungmin tenía las manos juntas sobre su estómago y las piernas cruzadas bajo la sábana blanca, su cuerpo estaba recto mirando hacia el techo, con los ojos fijos en la superficie rasposa, teniendo la mente en otro lado. Eran las cuatro con veinte minutos de la madrugada y él, por más que había tratado por horas, no pudo conciliar el sueño; las palabras de Felix se reproducían en su cabeza como una grabación dañada, sólo manteniéndolo despierto.

Si permanecía al margen se sentía como si estuviera retrocediendo pasos de lo que había avanzado hasta entonces, eso era lo que estaba preocupándolo principalmente. De pronto la inseguridad avecinando como una avalancha de nieve a mitad de una montaña. Se hundía, el frío infernal calándole los huesos, su respiración obstruyéndose por la pesada nieve que lo agobiaba y enterraba su cuerpo hasta que todo estuviera oscuro y gélido.

Estuvo tantos años sintiéndose atrapado en su propia vida que era difícil sólo encontrar una vía de escape, parecía que cada vez que estaba por llegar al final del túnel y casi podía saborear la luz si estiraba los dedos lo suficiente, algo lo hacía retroceder.

Quizás el miedo de perderlo a él.

Jisung podría sólo irse en cualquier momento, encontrar a alguien que no tuviera ese tipo de inseguridades. Podría abandonarlo y él no haría mucho para impedirlo. Porque Jisung era mucho, mucho más de lo que alguna vez tuvo en toda su vida. Lo que sentía por él, en tan poco tiempo, se había convertido en algo demasiado grande y más abrumante de lo que alguna vez experimentó.

Dicen que el amor es como una predicción climática; podrían diagnosticar días soleados con vientos frescos, pero una tormenta con furiosos truenos que retumban el cielo y rayos que tiran árboles podría atacar a mitad de un día de verano.

Jisung se convirtió en su tormenta eléctrica.

Como ver a un rayo caer desde tu ventana, las chuecas líneas de intensa luz violeta y azulada irrumpiendo entre las masivas nubes grises y el rugido de los truenos. Era aterrador, pero el espectáculo también era tan maravilloso que no podrías dejar de mirar. Era algo que se grababa en tu mente como la tinta de un tatuaje sobre la piel, permanente. Inolvidable.

— Hey, ¿en qué tanto piensas? —escuchó el chillido de los resortes del colchón cuando el cuerpo de Jisung se colocó cada vez más cerca, alzándose sobre él para captar mejor su atención.

Seungmin le miró, encontrando adorable esos ojos grandes todavía cansados, pero preocupados. Giró para ponerse de lado y estirar sus brazos, atrapándolo desde la cintura y atrayéndolo hasta refugiarse en su pecho, Han le acarició el cabello, paseando con lentitud un par de dedos por su espalda. Sus cortas uñas rascaron suavemente y eso se sintió delicioso.

— Sólo... no podía dormir.

— ¿Algo te tiene preocupado? —Kim negó todavía escondido en su pecho, apretando un poco el agarre en su cintura, después giró hacia delante para moverlo a él también y ponerlo bajo su cuerpo, acomodándose entre sus piernas con facilidad. Jisung sonrió divertido por las cosquillas que los húmedos besos que comenzaba a esparcir por la piel de su cuello le provocaban, halando suavemente un mechón de su largo cabello para llamar su atención— Ya~ ¿qué haces?

— Usándote.

— ¿Para qué me estás usando?

— Para quitarme el estrés.

(\   /) ᴋɪꜱꜱ ᴍᴇ ʟɪᴋᴇ ɴᴏʙᴏᴅʏ'ꜱ ᴡᴀᴛᴄʜɪɴɢ ҂ ࣪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora