Ejercicio matutino

Capitulo 4- Viviendo juntos

Bueno, aquí es; Hogar dulce hogar.

Abriendo la puerta de su apartamento, hizo que Liu Qingge lo llevara a dentro. Después de su tratamiento y de pagar los gastos médicos- que Liu Qingge fue tan amable en ofrecerse a pagar- le dieron a elegir entre quedarse en el hospital hasta su recuperación o el irse a casa.

Obviamente eligió irse a casa. No le gustaban los hospitales con otras personas pasando de un lado a otro y más si tiene que pagar por ello; así que decidió curarse en casa. Saliendo, le dieron la silla de ruedas, en donde Liu Qingge lo empujaba. Pensó que de allí todo iba a ser sencillo.

No lo era.

Todo el viaje de regreso a casa se sintió como si fuera un saco de papas. Como la silla de ruedas no podía llegar rodando hasta su departamento; tuvieron que tomar un taxi, en donde Liu Qingge tuvo que cargarlo y guardar la silla en la cajuela. Luego, al llegar a su departamento, se sorprendió con la asombrosa fuerza de Liu Qingge al poder cargarlo en una de sus manos, mientras que la otra la usaba para cargar su silla.

Aunque una parte de él lo disfruto. Pensó que sería incomodo recargarse en tanto musculo, pero se llevó la sorpresa que era sorprendentemente cómodo y cálido.

Luego de todo un día agitado, al fin había llegado a su amado departamento.

Estando ya dentro, su cara se puso roja de la vergüenza al ver todo el desorden dentro de este.

Envases de sopa instantánea apilados en la mesa, libros regados en el piso, ropa sucia apilada en una esquina de la habitación y curiosamente la limpia apilada en la otra esquina.

Lo único que podía hacer en ese momento era esperar a que le diera una embolia cerebral y muriera allí mismo para evitar ver a los ojos de Qingge.

Sabiendo que no había mucha salvación para él, dijo - ¡Bueno! como que hace sueño, sería mejor vernos mañana. Así que ... - Intentando empujar a Qingge hacia la salida, se dio cuenta que era igual que intentar mover una pared.

Cuando las lágrimas de vergüenza ya estaban a punto de salir, oyó la más dulce salvación que pudo desear.

Parece que eres menos desordenado que yo. A lo mucho, limpio una vez al mes.

Esas palabras eran como una salvación para él.

¡OH SI!, JAJAJAJAJA. No soy muy desordenado, pero es que hoy debería ser el día de limpieza y no me acorde. Siento que tengas que ver esta broma. Más tarde lo recogeré, jajaja...- Asintiendo con la cabeza, el mismo intentaba tragarse su mentira.

Liu Qingge solo asintió. Sin mencionar que la limpieza que, hacia una vez al mes, era porque casi nunca ensuciaba y solo una vez al mes hacia una limpieza profunda al departamento.

Ya resuelto ese problema, los dos se quedaron en un silencio raro.

Bueno Qingge, creo que es hora de dormir

Si.

Si, y tengo que ir a mi cama.

Si

.....

Y debo cerrar mi apartamento con llave

Bien

...

No sabía que estaba pasando. Sabía que él era denso en algunas cosas, pero no esperaba que Qingge le hiciera competencia.

Entonces.... creo que es momento de que regreses a tu apartamento Qingge. Y luego mañana...

No.