CAP 10

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Nuestras pisadas resonaban fuertemente en aquel pasillo. Ambos corríamos apresuradamente hacia el teatro.

Aquel silencio solo era opacado por los gritos y las fuertes explosiones de los alrededores.

Mari se encontraba a mi costado con una expresión sería en el rostro.

Ya había pasado un rato desde que el teatro empezó a estar bajo ataque. Los miembros de Evilus no dejaban de aparecer y cada vez que Mari y yo tratabamos de avanzar nos cortaban el paso.

Todo el lugar seguía a oscuras y era un poco difícil correr por los pasillos.

Cada vez que tratabamos de avanzar fuertes explosiones sacudían el edificio entero. Extrañamente aquellas explosiones venían de afuera del teatro.

No sabía lo que estaba sucediendo pero había una posibilidad de que Orario este bajo ataque.

Tenía entendido que Aiko le había ordenado a Silvi y a varios más de la familia hacer guardia junto a la familia Ganesha. Lo más probable es que ellos estén luchando en este momento.

Estaba claro que no podíamos bajar la guardia en esta situación. Evilus de alguna forma estaba logrando presionarnos y aún ni siquiera sabemos que es lo que buscan.

Eso me tenía levemente preocupado, también tenía la sensación de que algo iba a ocurrir pronto y eso solo lograba inquietarse más.

Le dije a Mari que nos apresuraramos a llegar. Tenemos que ir rápido y agruparnos con Aiko y Abel.

Seguimos avanzando a través de los pasillos, ya habían dejado de aparecer miembros de Evilus y nos dedicamos completamente a correr

Una explosión volvió a sacudir todo el lugar pero no nos detuvimos y seguimos adelante.

Cada vez que pasaba el tiempo me sentía más inquieto y solo me apresuraba a llegar junto a kami-sama.

Trataba insistentemente en calmar mis nervios y concentrarme solamente en llegar junto a los demás, pero algo lo impedía y pronto me di cuenta de lo que era.

Sucedió tan de repente que no supe cómo asimilarlo. Una gran presión se asomó sobre mi pecho dejándome incapaz de respirar, mi cuerpo repentinamente débil quería tirarse y caer el suelo, mi vista se nublo por un momento y me sentí incapaz de seguir corriendo.

Mi respiración se volvió irregular y empecé a hiperventilar. Un gran pánico me invadió y mis piernas flaquearon en el momento que dejé de sentir la bendición de mi diosa.

Yo estaba tan aturdido como en pánico, me di cuenta de que Mari también lo notó.

Trate de calmar mi respiración y de no perder la calma.

Podía sentir mi falna debilitarse lentamente, pero esa sensación se desvaneció de un momento a otro.

Sentí una extraña satisfacción cuando el aire volvió a llenar mis pulmones y aquella extraña presión en mi pecho había desaparecido.

Me encontraba en medio del pasillo aún sin salir de mi aturdimiento. Sabía perfectamente que cuando mi falna se debilita es porque mi diosa está apunto de volver al cielo.

Ese pensamiento logró hacerme entrar en razón y la desesperación por llegar al teatro se hizo inmensa.

Me apresuré en acercarme a Mari para irnos lo más rápido que pudiéramos pero un fuerte dolor casi me clava en el suelo.

Tuve que ayudarme con la pared para no caerme, no sabía lo que estaba pasando o simplemente aún no lograba comprenderlo, pero el dolor que sentí después fue insoportable.

Luz cegadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora