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El silencio permanecía entre ambos chicos durante un breve tiempo, pues había tomado por sorpresa la propuesta que le había hecho Anya. Soltó una risita nerviosa y las lágrimas que tenía en sus ojos finalmente cayeron, haciendo que con rapidez desviara su mirada y con la manga de su camisa se limpiara el rostro.

- Claro que me gustaría, Anya...

- ¡Entonces perfecto, ahora eres Damian Forger! —Gritó con emoción la menor.

- ¿Qué? No, eres Anya Desmond.

Los ojitos de la menor brillaron con bastante fuerza, le había emocionado de sobremanera que el mayor le llamara por "Desmond" aunque no quisiera admitirlo. De todos modos no había nada que decir pues el chico se había sonrojado apenas vió el brillo que Anya tenía en su rostro por haberla llamado así.

- Entonces así te quedas, enana. Anya Desmond y no se entra en discusión ¿Me oíste? —Dijo frunciendo su ceño y desviando su mirada completamente sonrojado.

- ¡Está bien!

Una sonrisa se dibujó en los labios del azabache pues no podía creer lo que estaba pasando. Sus ojitos también brillaron con instensidad, provocando esta vez un leve sonrojo en la menor.

Por la sola euforia que podía sentir en ese instante se lanzó frente a Damian, abrazándolo con bastante fuerza. Ya que lo había encontrado desprevenido, apenas agarró a Anya para corresponder su abrazo por la fuerza que esta había empleado ambos cayeron al suelo. Dejando a la contraria encima del mayor y en una mala posición en ese momento, aunque para él era un sueño no lo admitiría.

“Hola Dios, soy yo de nuevo”  Pensó el contrario cerrando sus ojos levemente hinchados por las lágrimas que habían corrido por sus mejillas minutos antes.

Anya sin querer había leído eso y rió en demasía, sin poder creer lo que estaba pensando el chico. Por lo que se separó del abrazo que los mantenía juntos, sentándose encima del contrario apoyándose con ambas manos en su vientre para poder mirarlo desde abajo con más comodidad.

Y he ahí el dilema, para Damian era la imagen más sensual que podía ver. Sí fue un accidente, pero tener una vista desde abajo de la persona que amaba era una prueba de Dios, o eso pensó. Además, aún cuando la menor se había separado del abrazo, él en ningún momento lo correspondió por lo que seguía con ambas manos afirmadas en ella, solo que esta vez por la posición y mera gravedad habían pasado en cada lado de las caderas de Anya, cosa que no lo calmaba en lo más mínimo.

- ¿Que pasa, Damian Desmond? ¿Por qué estás pensando en que los perritos son bonitos?

- A-Ah... Anya... —Esta vez decidió enfrentar cara y miró directo a los ojos a la pelirosa.

Ese contacto visual lamentablemente no le duró ni cinco segundos, ya que vió que Anya había cambiado su semblante por completo al verla como su rostro se enrojecía en su totalidad y mordía su labio inferior con bastantes nervios.

Y era por la simple razón de que de un momento a otro empezó a sentir una dureza bajo de ella, para ser más específicos, en donde estaba sentada. Que si bien no crecía, se mantenía cada vez más duro.

Pues Damian ya no se había resistido, sentía incluso que Anya lo hacía a propósito para hacerlo sentir nervioso. Sus ojos se desviaron y divagaron por su habitación en el intento de mantener su mente ocupada con otras cosas y eso no involucraba que se ocupara con la misma Anya ya que sabía que no terminaría bien o de lo contrario no estarían en esa misma incómoda situación.

Para cuando Anya había decidido bajar su rostro para besar los labios de Damian, todo pasó muy rápido. Vió como el mayor había botado un suspiro y su boca se entreabrió tan solo un poco, ella ya estaba a punto de darle un gentil roce para cuando escuchó un tímido pero ronco gemido proveniente de él, sabía que se debía por el movimiento que había hecho de inclinarse, pues ella también había sentido como sus caderas le habían hecho traición y había bajado con lentitud de donde estaba sentada, aún sin salirse por completo. Cosa que no mentiría que también provocó que su temperatura corporal se había elevado.

¡Relacionemos! • Damian×AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora