LOTOS Y TONTOS

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El reino de Yunmeng era una ciudad llena de riquezas naturales y ni hablar de su cultura.

Su famoso puerto servía como conexión a otras ciudades y reinos, las calles eran concurridas a todas horas y la música era tocada día y noche. La algarabía de aquel lugar siempre llegaba a los oídos de su líder.

Jiang Fengmian era un hombre justo, noble de corazón y alma. Sus hijos eran su adoración, Jiang Yanli y Jiang Cheng ante sus ojos eran los mejores y aunque no lo fueran, aun así, los adoraba.

Y ni hablar de Wei Wuxian, aquel joven de alma libre, era hijo de su mejor amigo, pero para él, era un hijo más.

Wei Wuxian y Jiang Cheng eran los más grandes amigos que cualquiera pudiera conocer, siempre se metían y salían de los problemas juntos. No había día en el cual ninguno cometiera algún desastre o travesura.

Y ahí estaban esos dos, corriendo lo más rápido que podían. Ambos huían de Jin Zixuan, un joven orgulloso que era víctima de todas las bromas por parte de esos dos, sólo por ser el prometido de su querida Jiang Yanli.

Las túnicas de los jóvenes se movían al son del viento, los largos cabellos se movían de un lado a otro y sus cuerpos esquivaban los diferentes obstáculos del camino, ya fueran puestos, personas o animales.

El joven Jin, ya molesto por no poder alcanzarlos, tomó el arco que reposaba en su espalda y decidió cargarlo con dos flechas, esperando darle al joven Wei, sin embargo, al lanzarlas, ninguna dio en el blanco y en cambio, rasgaron por muy poco las ropas de Wei Ying.

― ¡Eso es trampa! ―Gritó con una gran sonrisa, Jiang Cheng rodó los ojos. ― ¡Será mejor que la próxima vez quites tus plumas de pavo real y me las lances, a ver si con esas logras darme!

― ¡Ven acá maldita sea!

Jin Zixuan comenzó a correr más rápido, Wei Ying jaló del brazo a Jiang Chen y lo condujo hacía una calle un tanto vacía. Estando ahí, se dirigieron a un callejón y comenzaron a saltar por los muros para lograr meterse a más callejones hasta dar con otras calles más concurridas.

Al salir en la última calle, lograron perder al Jin, por lo que ambos chicos se permitieron descansar.

― ¿En qué estabas pensando mientras huías de ese pavo real? ―Preguntó Wei Ying.

―En que mamá me matará ―Respondió Jiang Cheng ― Pero al menos valió la pena, la tía Sanren tendría más piedad.

―En efecto, pero lo que la diferencia a ella de la tía Yu, es que ella se reiría y pensaría el siguiente plan contra el Jin.

Wei Ying soltó una risa y recargó su cuerpo junto al de su "hermano".

Pasado un rato, comenzaron a caminar, mientras lo hacían, ambos intercambiaban miradas o simples palabras mientras observaban algunos puestos ambulantes.

Algunas veces, Wei Ying se detenía a observar algunas baratijas, por lo que Jiang Cheng lo terminaba jalando para continuar con su camino. Pronto, la luz del día comenzó a oscurecerse y con ello, el atardecer se hizo presente.

Un bonito color rojizo adornó el cielo, el sol se observaba al horizonte y ambos hermanos, decidieron visitar el muelle para admirar el paisaje. Sin embargo, un fuerte viento interrumpió la vista.

Aquel viento era salvaje, así que ambos jóvenes cubrieron sus rostros con sus brazos y retrocedieron unos pasos. Los árboles que rodeaban la zona se mecieron violentamente, el agua del puerto comenzó a crear olas de mediano tamaño que chocaban con la piedra.

Pronto, nubes grises aparecieron repentinamente en el cielo, oscureciendo todo a su paso y ni hablar de los rayos que comenzaron a surgir.

― ¿¡Qué demonios es esto!? ―Gritó Jiang Cheng retrocediendo, Wei Ying lo imitó.

"ENTRE ERAS Y RAZAS" (Wangxian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora