capítulo 17

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~ Estef ~

Estábamos en Xochimilco paseando todos estaban maravillados viendo todo, Cris y Aither entraban a todas las tiendas de comidas y dulces y salían con varios dulces y comida.

Me acerque a Aither por qué se le iba a caer un dulce cuando se aleja bruscamente.

— son mis dulces tu ve y consigue los tuyos — me mira mal y sigue caminando.

— solo iba a acomodar el dulce para que no se cayera.

— si claro ladrona de dulces — camina junto con Cris.

Lo mira fastidiada y sigo caminando con Deimos, habíamos venido a Xochimilco por qué es un hermoso lugar que quería enseñarles a los chicos y por qué aquí dicen que es donde más se aparece la llorona y está la isla de las muñecas.
Aparte que hay una representación en las noches sobre la leyenda de la llorona en Xochimilco la cuál queríamos ver.
Las cosas entre Deimos y yo aún están raras aveces me saca en medio de la noche solo para caminar en la calle sin cruzar palabras solo caminamos, mientras tanto Kam y Arek cada vez mejoran su relación y se hacen más unidos, Cris y Aither van demasiado bien son buenos amigos que aveces coquetean.

Eran las 4 de la tarde y nos habíamos separados los chicos habían ido a buscar comida por qué tenían mucha hambre, las chicas y yo nos habíamos quedado cerca de las trajineras esperándolos a qué volvieran para poder subir a una trajinera e ir a la isla de las muñecas, cuando lo vi era el sin duda era el chico que había conocido hace años en el estado de Guerrero cuando vivía aya era Jorge tenía años que no lo veía solo nos habíamos visto una vez por nuestros padres posiblemente ya ni me recordaba o tal vez si, en cuanto me vio empezó a caminar hacia mi, Cris y Kam lo veían embobadas y no las culpo era muy lindo alto, cabello rizado y su piel era blanca su sonrisa era encantadora, cuando lo conocí era enorme parecía un poste de luz.

Solo había bastado una vez para vernos y jamás logré sacarlo de mi cabeza.

— hola amm te me haces conocida — sonrie mientras me mira — ¿Eres de Guerrero?

— si soy de Guerrero tu también te me haces conocido — estaba claro que no le iba a decir que lo reconocía después de cinco años sin vernos y solo nos habíamos visto una vez me iba a ver rara diciéndole que perfectamente lo recordaba.

— nos conocimos en una cancha no se si lo recuerdes fue hace cinco años — sonríe — tu padre era amigo de don Alex cierto mi tío.

— si si lo es — lo mira y sonrio — te llamas Jorge cierto.

— si vaya me recuerdas tu debes ser ¿Estefania?

— si soy yo — miro a Cris y Kam que me miran mientras sonríen de manera pícara y regreso mi mirada a Jorge — que coincidencia que nos encontráramos aquí.

— demasiado te ¿gustaría intercambiar números? —pasa su mano por su cabello mientras sonríe algo apenado — solo para seguir en contacto.

— si claro amm te paso mi número o tú me das tu número — lo miro a sus ojos.

— dame tu número.

— claro — me da su celular y anotó mi número mientras mis manos tiemblan hace tiempo no me ponía así de nerviosa al terminar de anotar mi número le entrego el celular.

— gracias te mando mensaje más tarde nos vemos luego — se acerca a mi y me da un beso en la mejilla al separarse de mi sonrie y camina hacia donde estaba su familia.

Deimos estaba detrás de dónde estaba  parado Jorge hace unos segundos, su mirada era de molestia, esperaba que no hiciera una escena de celos, los chicos caminaron hacia nosotras Aither y Cris subieron a la trajinera, Kam regañaba a Arek por no traerle su chocolate, Deimos me pasó no a un lado ignorandome y se subió a la trajinera.

Todo el tiempo Deimos me ignoró hasta que llegamos a la isla.

Al entrar a la isla nos dieron indicaciones sobre algunas cosas que están prohibidas hacer, nos separamos en grupos de tres a mi me tocó ir con Arek y Kam el punto era estar lejos de Deimos.
Pero parece que fue mala idea los dos andaban hormonales los perdía cada dos minutos pobres de las muñecas que los veían tal vez haber ido con Deimos no sería tan malo como andar con ellos, a los pocos segundos aparecieron kam tenía el cabello algo desordenado y Arek estaba como si nada. El guía nos mostraba cada muñeca y al final del recorrido nos contaron la historia de la isla de las muñecas.

—La leyenda asegura que una joven falleció ahogada enredada entre los lirios del canal y su cuerpo fue encontrado a las orillas de las chinampas de Santana. Don Julián comenzó a experimentar situaciones inexplicables por lo que, aterrorizado, colocó muñecas que encontraba en la basura o en los canales de Cuemanco con la idea de que éstas ahuyentarían el alma de la joven — dijo el guía —
Tiempo después, con la costumbre formalizada que tenía Don Julián por recolectar muñecas y colgarlas en los árboles, visitantes que pasaban por la chinampa, comenzaron a intrigarse por la situación, sin embargo, el lugar seguía sin ser turístico. Al ver la curiosidad de la gente, Don Julián fue permitiendo, sobre todo a los jóvenes, acercase. Como agradecimiento los visitantes le obsequiaban muñecas y la colección aumentó cada vez más. La isla ha significado un amuleto para más de una persona, ya que las muñecas además de ser utilizadas como repelente a los malos espíritus son, también, consideradas una mejora a los cultivos.

Al terminar de contar la leyenda nos mostró una de las muñecas más antiguas también nos comentó que en la noche se escucha a la llorona.

Se dice que cuando escuchas a la llorona cerca es por qué está lejos, pero si la escuchas lejos es por qué está muy cerca. La leyenda de la llorona es una de las más conocidas en México ya que es signo de identidad nacional y cultura, la leyenda tiene diversas versiones, pero siempre coincide en una mujer que ahogo a sus hijos en el río, ella al darse cuenta de lo que había hecho, se quitó la vida en el mismo río, cuenta la leyenda que Dios le negó la entrada al cielo y la condenó a vagar en el mundo terrenal buscando a sus hijos, gritando "hay mis hijos" y lamentándose por eso se le conoce como la llorona.

Después de ese viaje regresamos a Cuernavaca agotados, Deimos seguía ignorandome las chicas ya se habían ido a sus habitaciones al igual que los chicos y Deimos se había sentado en el sofá de la sala, camine hacia el con la esperanza de que no me ignorará.

— por qué has estado ignorandome.

— te lo mereces por hablar con imbéciles — me da una mirada fría — vamos a dormir mañana me las pagarás por hablar con idiotas.

amor a primera Vista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora