CAPÍTULO 2.

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Barcelona, mi futura ciudad durante dos años, mi futuro y mi presente, mi pasado quedó atrás cuando el avión partió vuelo hacia aquí, hacia Barcelona.

-Bueno, ¿y dónde está el cuartel?-pregunto.

Mi hermano levanta los hombros en señal de que no lo sabe.

-Genial-digo con ironía-, ¿y qué hacemos aquí?

Estamos en el aeropuerto, con mucha gente a nuestro alrededor, algunos saludando a otras personas, supongo que familiares o amigos y otras personas cargados con maletas que parecen que están a punto de irse a otro lugar.

-¿Eres Alex?-le pregunta un rubiazo de ojos azules y bien fornido a mi hermano, es guapo.

-Si soy yo, ¿tú eres Marcos?-pregunta mi hermano.

-El mismo, ¿y ella quién es?-pregunta el rubiazo a mi hermano señalándome.

-Eh, mi hermana, vivirá conmigo-dice.

-Hola-saludo.

-Hola-me devuelve el saludo con una sonrisa. Una sonrisa perfecta-. Vamos.

Mi hermano y yo seguimos a Marcos por el aeropuerto hasta llegar al aparcamiento, pasamos por varias filas de coches hasta que Marcos se para ante un todoterreno de color negro.

-¿Este es tu coche?-pregunta mi hermano.

-Si, a ti te darán uno igual-dice Marcos-, es parte del trabajo.

Mi hermano sonríe, normal, va a tener un coche nuevo y gratis. Marcos nos abre la puerta trasera del maletero para que metamos las maletas y así hacemos, una vez hecho, me siento en la parte de atrás y mi hermano de copiloto.

-¿Y dónde estará el cuartel?-pregunta mi hermano, ya era hora de que alguien hiciera esa pregunta, pensaba que me moriría sin saberlo.

-Un poco a las afueras de Barcelona, al norte de Barcelona-le responde Marcos.

El trayecto no se me hace largo, pero tampoco corto, no atravesamos la ciudad, sino que vamos por una carretera que solo me permite ver un par de edificios altos.

Al llegar al cuartel me fijo en que está rodeado por un muro de ladrillo que mide metro y medio y a partir de la valla de ladrillo hay una valla normal, pero que el final de esta termina en un alambre enrollado con pinchos... Me recuerda a una cárcel. Pero ese pensamiento se me borra de la cabeza cuando pasamos dentro ya que alrededor del camino que lleva hasta el edificio (situado al fondo), está rodeado por césped bien cuidado, a mi derecha hay una piscina bien grande, a mi izquierda hay un poco de césped y más allá una franja de arena con lo que parece un circuito en plan película militar con gente en ella entrenando.

Asombroso, este será mi hogar durante dos años.

Llegamos al único edificio que hay aquí.

-¿Sólo hay un edificio?-pregunta mi hermano-, en Madrid hay más.

-No, parece uno desde afuera pero desde dentro se ven que son dos, visto desde arriba tiene forma de U y en la mitad está separado, a la derecha están las oficinas y todo lo demás y a la izquierda, las viviendas.

Y así es, porque cuando aparca el coche enfrente del edificio y junto a otros que son parecidos, se ve que hay dos puertas al frente del edificio.

-Primero, debes reunirte con el capitán-dice Marcos a mi hermano-, sígueme.

-¿Y yo?-pregunto.

-Pues-dice dubitativo-, ¿serías capaz de esperar aquí unos minutos?

-Vale-respondo. Entonces los dos se van por la puerta de la derecha y yo me quedo sola rodeada de maletas. Genial. Qué bienvenida más grata.

Un amor en fuera de juego. (Neymar Jr) (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora