II.

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Es raro. Todo esto es raro.

Lloro porque los extraño, porque sé que ya no están, pero todavía siento que están. No porque me dé escalofríos, porque me sienta vigilada o algo. Tal vez es simplemente la costumbre de saberlos vivos que hace toda esta situación confusa.

Tampoco sé si llamarle situación sea lo correcto, pero ¿de qué otra forma le dirían ustedes? ¿Circunstancia? ¿Evento? ¿Suceso? ¿Tragedia?

No, tragedia no creo. No siento que ustedes vean esto como una tragedia, porque para ustedes esto fue una liberación.

Se libraron del dolor, de las preocupaciones, de las inseguridades, del temor, incluso del rencor y hasta del amor. Aunque espero que sigan sintiendo eso último, que estén juntos y vean que sí los amábamos, aunque muchas veces no pareció de esa forma.

Todavía los amamos. Lo haremos por siempre.

Yo lo haré por siempre.

No es como que pueda olvidarlos, pues son parte de mi alma. Con ustedes, en el cielo, se llevaron grandes partes de mi corazón y de mi espíritu, dejando aquí en la tierra un cuerpo, una cáscara que se esfuerza por seguir adelante porque no tiene la misma valentía que ustedes, porque no puedo solo pensar en mi dolor, porque ustedes dejaron en mí el cuidado de mi familia y lo cumpliré.

Aunque abra los ojos y sienta que mis días ahora han cambiado por completo. Aunque ahora soy más silenciosa y menos parlanchina, aunque el silencio me ensordezca más que el mismo ruido.

Se suponía que la alegre soy yo, pero ustedes no están y yo no puedo dar el brillo que solía tener. Ustedes lo tienen allá, en donde sea que estén. No sé si logre recuperarlo, si logre crear uno nuevo, pero no me importa.

Puedo vivir con el brillo reducido a menos de la mitad por ustedes. Puedo vivir con el nudo en la garganta que me dejaron las palabras que nunca dije, con los abrazos que no di, con las sonrisas que no tendremos, con los momentos que no viviremos.

O al menos, puedo intentarlo.

Duelo |PERSONAL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora