Al gol no es amor

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"No te rindas,
Sólo un corazón, sentimientos egoístas, hacen que llegues al gol,
Pero el gol no es lo mismo que amar"...

Veía a los estudiantes que, bajo la luz del Sol, gritaban, deseándole a cada jugador la buena suerte, yo no veía a Samuel, estaba desesperado, ya que sin él no podía tener la confianza, ya que él era mi apoyo, y mi mano derecha.

De repente sonó el silbato del profesor Francisco, volteé rápidamente, y me acerqué, junto con los demás jugadores que estaban igual de nerviosos como yo.

-Escuchen jóvenes-haciendo un círculo- El partido consiste uno contra uno, deben quitarle el balón al otro y anotar un gol, de 5 goles máximo durante 10 minutos.

Puse atención al profesor, pero sentía como si ya debía correr y hacerlo, pero no me tocaba aún, sentía miedo de no hacerlo bien, ya que podía perder la oportunidad de la que estado esperanzado.

El sol empezaba a pegar mi cara como nunca antes, no veía bien, pero de repente, me quedé helado, sólo veía a los jugadores que venían lentamente a la cancha.

Estaban constituidos por 10 jugadores, eran hombres, más altos que yo. El más bajo era de 1.74, los demás eran de 1.80 o más, se veían confiados, en ese momento me recorrió un escalofrío.

Me quedé viéndolos hasta que pasaron junto a mi, vi la mirada de uno de ellos, pero no sabía si fue mi imaginación, pero vi que hizo una sonrisa burlona, me le quedé viendo, pensé que era porque me veo frágil.

De repente el silbato empezó a retumbar en mis oídos, todo parecía en cámara lenta, como empezaron a pasar mis compañeros.

Vi al número 1, que estaba con el chico de 1.74. Se veía impresionante, veía que se estiraba junto a la portería, mientras el primer jugador estaba estirándose junto a nosotros en las bancas.

-¿No tienes miedo? -dijo uno de ellos a el número 2-.

-Algo así, pero estoy bien, es sólo un juego, no me preocupo mucho, sólo...-mantiene una larga pausa- sólo quiero saber que lo he intentado.

Al oír esas palabras, sentí un latido algo fuerte, y la cara roja, sentí por primera vez el sentimiento que sentía el jugador uno, que era esforzarse al máximo y no dejarse caer.

El partido había empezado, se veía que estaban concentrados mirándose de manera desafiante, pero el chico de 1.74 se puso casi cerca de la portería, se veía sospechoso no sabía que estaba haciendo, de repente, el silbato empezó a pitar con más fuerza.

Veía como el número 2 daba una velocidad y buen manejo del balón, estaba deseando saber que ocurría, el de 1.74 se puso junto a estirarse completamente, como si no le importara lo que hacía el número 2, de repente cuando el jugador 1 iba a hacer un gol, se le fue arrebatado.

Le arrebató el balón el 1.74 por arte de magia, con solo una patada. El balón salió volando al otro extremo, el número 2 se fue corriendo por él, y tratando de volver hacerlo el 1.74 hizo lo mismo, pero esta vez el número 2 logró meter un gol.

-No te,confíes mucho, esto no volverá a pasar-dijo el 1.74 sonriendo-.

De repente durante los siguientes minutos, no pudo hacer otro gol. Veíamos que el 1.74 era de otro mundo e increíblememte bueno.

El partido se había terminado el número 2 había perdido y continuó con los siguientes que solo anotaron uno o dos goles, pero con el mismo chico 1.74, estaba nervioso, veía comí caían mis compañeros uno por uno.

El 5 trataba de correr y hacer un tiro desde lejos pero todo fue inútil, el 1.74 logró dar cabezazos e impedir que anotara un gol.

El 4 dio a lo mucho 2 goles, su manera de esquivar estuvo genial, pero el 1.74 supo como y para sonde esquivaba, y lo más impresionante es que lo hacía con gran velocidad.

De repente cambiaron de jugador del equipo de fútbol y los siguientes eran: 3 6 8 y 10.

El 3 era muy alto pero algo lento, empezó corriendo e ir directo a la portería, pero de repente, llegó el jugador contrario y le quitó el balón con una patada, sus piernas se veían musculosas, el otro equipo agarró el balón mientras el número 3 trataba de quitarle el balón pero no podía, de repente, llegó un momento en que el número 3 le quita el balón y de un golpe de suerte, anota un gol, todos se emocionaron, porque fue la suerte en que anotara un gol.

El número 3 se sentía muy animado que quería repetir lo mismo que hace rato, pero fue inútil, el otro jugador le quitó fácilmente el balón y no dejaba que el número 3 le quitara el balón, hasta que el otro jugador anotó un gol desde media cancha.

La multitud se volvía loca, no sabía que hacer, incluido yo, que veía de manera asombrada lo que los jugadores del equipo contrario tenían espíritu, y me empezó a llegar gotas gruesas de sudor, deslizandose en mi cara, sentía un pánico interior, porque en verdad quería estar con ese en equipo.

El tiempo se había agotado, el número 3 había sido derrotado un gol nada más, jamás había visto una cara tan triste de parte de mi compañero.

Le tocó al número 6 y el 8, ambos fueron de 2 goles y perdieron el partido, sus caras fueron épicas, empezaron a llorar, y como eran muy famosos entre las chicas fueron a consolarlos, ambos rubios, y altos, se veía el ambiente de sus "fans"

El 10 estaba alto y algo gordo, ese tenía espíritu, y salió corriendo para combatir con el otro jugador, que era mucho más alto que él, medía 1.95, y se veía como el príncipe soñado, como las historias de Disney que me contaba mi mamá.

Ese se veía muy cansado, tenía una espalda muy musculosa, parecía un gigante con una velocidad increíble, el número 10 corrió y tratando de esquivar a el chico de 1.95, pero fue inútil, llegó el de 1.95 y logró quitarle el balón.

Mientras estaba viendo atentamente el partido, llegó Samuel, todo sudado.

-¿Dónde estabas?-le pregunté a Samuel mientras me quitaba el sudor-.

-Perdón-dijo mientras trataba de recuperar el aliento- es que te tengo algo preparado -me dijo mirándome-.

-Espero que no sea algún dulce, porque para este partido necesito estar sano-le dije bufando-.

-No es eso, sino -abre una pequeña mochilita que llevaba cargando y saca una playera y un collar- Toma, esto es para ti

-¿P-p-para mi? -le dije con unos ojos de plato- eso es algo nuevo de parte tuyo.

-Lo sé pero lo hice porque te encanta el fútbol, pero lo que más me importa es que trates de alcanzar tu sueño y quiero que tengas los ánimos que mereces-me dice sonriendo-.

Nada más lo miré y le sonreí, le di un pequeño golpe en el pecho y ne dirigí a los vestidores a ponerme la playera que tanto mi mejor amigo había hecho de no ser por algunas costuras mal hechas, en el fondo supe que eso son los grandes mejores amigos.

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2015 ⏰

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