Don't be afraid

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Louis quiere creer que es un fiel seguidor del PDA, y que todo su trauma de colegio está superado y reemplazado vigorosamente por dulce soberbia y algo de amargura hacia la institución y las personas que la rodean.

Pero cuando Louis mira hacia abajo en medio del gimnasio y nota la tienda de campaña en sus pantalones, la sangre se le sube a las mejillas y sus ojos se aprietan de vergüenza. Quiere taparlo, cubrirlo, algo avergonzado de estar excitado en público aún cuando ama estarlo—excitado en su antiguo colegio en donde los chicos le silbaban y comentaban demasiado porque le gustaba el sexo—pero cuando intenta posar ambas de sus manos en su frente para disimular, Harry enrolla sus dedos en su muñeca y tira de él a su costado.

"No te atrevas," dice, mirándolo de reojo con ojos brillantes. "Deja que miren."

Su mandíbula está floja mientras asiente, un poco mareado en sus propias piernas, y agradece que Harry esté sosteniendo su mano porque fácilmente podría caerse. Finge no notar al hombre rubio que suelta un silbido ante su apariencia, ni a la mujer que para de caminar para mirarlo fijamente, porque ni bien Harry los lleva al baño y abre las puertas para asegurarse que nadie esté dentro, y luego la cierra, sin algún seguro, Louis solo puede ver, sentir, y oler a su prometido—todo lo demás desaparece y solo queda Harry; Harry y Louis.

"Harry..." Louis gime, una gota de sudor construyéndose en su nuca.

"Inténtalo de nuevo," chasquea.

Louis traga saliva y cierra los ojos.

"Papi."

"Ahí estás," arrulla, inclinándose para besar su frente. "Dime, precioso."

"No vas a... ¿La puerta?"

"No." Harry suelta sus manos y Louis lo mira a los ojos, ansioso. El hombre solo sonríe de lado, encantador y realmente caliente, y posa sus manos enormes en los hombros de Louis, empujándolo hacia abajo. "Que entren, que vean lo sucio y sinvergüenza que eres, y que se den cuenta que no te importa nada de lo que ellos digan."

Louis asiente de inmediato, la idea de que alguien lo atrape en una situación comprometedora bullendo en su estómago en forma de burbujas de anticipación. Se le escapa un gemido tembloroso cuando finalmente cede a la presión de las manos de Harry y se deja caer de rodillas en el piso brillante.

Inmediatamente sabe que debe hacer, y los ojos le chispean de emoción.

"Papi, dime que puedo..."

"Así es, cariño." Él ronronea, hundiendo sus dedos en el cabello de Louis. "Lamentablemente, harías un desastre completo si te follara, y como soy un hombre generoso, permitiré que puedas chupar a papi un rato. Es una buena alternativa, ¿no crees?"

"Si," gime, presionando su rostro en el muslo trajeado de Harry e inhalando hondo su colonia. "¿Puedo tocarme?"

"No," chasquea, tirando de su pelo fuertemente hacia atrás. Louis jadea en voz alta mientras un escalofrío le recorre de pies a cabeza, sus párpados revoloteando mientras intenta enfocar a Harry. "Saca tu polla de tus pantalones."

Louis temblorosamente lleva sus manos a su cinturón, manejando la hebilla con los dedos torpes. Su polla está rosa y goteante cuando se escapa de sus calzoncillos, filtrando un charco de humedad en la punta por los toques más temprano en el gimnasio. Se tiene que morder el labio cuando su pelvis cosquillea, la necesidad intensa de enrollar sus dedos en su carne caliente y simplemente tirar.

"No tienes permitido tocarte. Como vea algún dedo en tu polla, te dejaré aquí tirado y me iré, ¿me entendiste?"

"Si..."

Open your eyes, don't be afraid, you'll see me there; lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora