Editado porque puse pendejadas xD
Hoy amanecí viva, por desgracia.
No recuerdo mucho, solo lo más importante y eso fue mi beso con Namikaze. No mentiré, fue el mejor lavado bucal que he recibido en mi vida. Me acuerdo de absolutamente todo.
Su sabor, su textura, su fogosidad.. la intensidad.
Me gustaría profundizar aquella imagen mental, pero no había tiempo para ello. Hay cosas más importantes que hacer y personas más insoportables con las que lidiar.
— ¿Qué haces aquí? — observé a Sasuke Uchiha por el reflejo del espejo que yacía frente a mí.
Me encuentro vistiéndome frente a él, sintiendo una mezcla de fastidio y anticipación mientras nuestros ojos se encuentran en el espejo. Me caga que ingrese a mi habitación de la puta nada, es una falta de respeto en su totalidad.
¡Y mi padre no hace absolutamente nada!
—Vengo para acompañarte en tu cagada — habló él, con esa gran cara de ojete que frecuenta y lo caracteriza como el reverendo hijo de su gran perra madre que no tuvo dinero para abortar y lo parió —. No quiero que alguien que no sea yo, acabe contigo.
Hijo de puta, cómo lo supo.
Si bien, Sasuke es como mi manager, se puede decir que es la única persona en la que confío, en términos personales. Sin embargo no he compartido, este asunto o "negocio", como lo llamo, ni siquiera con mi mente esquizofrénica. Cómo coño lo descubrió.
Da igual.
— Haz lo que quieras.
☠️
Después de... ¿Cuánto tiempo? ¿Cuarenta minutos?, finalmente terminé. Sasuke seguía presente, no le presté mucha atención. Tomé mi mochila y pasé junto a él, tratando de evitar cualquier contacto que pudiera retrasarnos aún más en el tiempo. Sin embargo, al salir de mi habitación, sentí un fuerte golpe en mi culo, resonando por todo el pasillo.
— Aquí no — le dejé en claro en pocas palabras dónde estamos, posterior a ello, seguí caminando.
Oí los rápidos pasos de Uchiha acercándose a mí y, por supuesto, arruinando mi día con una pregunta estúpida y molesta. Tomó mi hombro para abordar un tema que preferiría evitar con él.
— ¿Tu papito sabe el problemita en que te metiste? — a eso me refería.
— ¿Problemita? Yo le llamo a eso negocios.
No argumenté nada más.
☠️
Alcancé el sitio acordado y, por un instante, pensé que estaba sola, que finalmente me había liberado de este pendejo. Sin embargo, me di cuenta de que estaba equivocada.
— ¿No pudieron encontrarse en un sitio más oscuro? — Miré al Uchiha fijamente tan pronto hizo esa pregunta cargada de sarcasmo.
Caminé un par de cuadras más con Sasuke pisándome los talones, hasta llegar a un callejón de mala muerte. Al final de este estaba él, la persona con la que había acordado una breve tregua. Como era previsible, no estaba solo; contaba con la compañía de otro miembro de su peligrosa organización.
Me detuve en mi camino y le pedí a Uchiha que me permitiera seguir por mi cuenta. Hidan, con quien había hecho un acuerdo, hizo lo mismo con su compañero. Y así continuamos.
Ambos se dirigieron hacia otro lado, lejos de nuestra presencia, renunciando totalmente a su intervención en el intercambio que estábamos apunto de ejecutar.
— ¿Trajiste la mercancía?
Directo y preciso. Menos tiempo que perder, perfecto.
— Un paquete.Veinte libras ¿Es correcto? — le susurré a la billetera de la pandilla. Hidan asintió satisfecho —. Todo listo.
Realizar la entrega personalmente parece no haber sido la decisión correcta. A pesar de ser plenamente consciente de este tumultuoso intercambio, no puedo evitar experimentar cierta incomodidad. Desafortunadamente, no puedo cambiar lo que está destinado a suceder.
— ¿Y si hacemos otro tipo de negocio? Ya sabes a lo que me refiero — seguí con mis ojos su mirada y vaya sorpresa fue la mía al encontrarme con mi escote —. ¿Cuánto cobras por esas dos preciosidades?
— No soy una prostituta, Hidan — aclaré.
— ¿Ah no? ¿Escuché bien acaso?
— Escuchaste perfectamente bien.
Di un respingo, una reacción inevitable de mi parte al sentir el repentino toque de su tosca mano, la cual aterrizó directamente en mis tetas. Miré fijamente sus movimientos cargados de lascivia en dicha zona.
¿Tan temprano y ya quiere morir? Imposible.
— Y que hay del hermano menor de Itachi ¿Eh? Seguramente a él no le niegas un polvo ¿No? ¿Por qué a mí sí? ¿Cuál es la diferencia entre ese bastardo y yo? Uno más en tu infinita lista de amantes no altera absolutamente nada, cariño.
Paciencia, necesito mucho de esa mierda.
— Te lo advierto, Hidan. Déjame tranquila o..
— ¿O qué? ¿Te vas a hacer la difícil ahora? — mis ojos seguían clavados en mi escote, observando con indiferencia cómo su mano aprisionaba posesivamente uno de mis senos — ¡Perra! A mí no me vas a negar lo que quiero. Y si quiero mi verga en medio de tus tetas ahora, tú lo haces, punto ¿¡Entendido!?
En el mundo de la mafia, me reconocen como la hija del Yakuza o simplemente como Hyuga. Sin embargo, este vínculo carece de relevancia, ya que, al nacer con vagina, debo enfrentar el pensamiento machista que me niega el privilegio y el derecho de ser tratada con el mismo respeto que mi honorable padre, a pesar de ser su primogénita.
En cambio, las personas comunes me identifican simplemente como Hinata, sin apellido. Es solo mi nombre, cuyo significado podría ser encantador, "como un día soleado", si tan solo fuera alguien más interesante y no tan... Hinata.
Esconderme durante este tiempo nunca ha supuesto un desafío para mí. Actuar de antemano como alguien que no se ajusta en absoluto a mi personalidad, mucho menos. Sin embargo, hay momentos en los que reflexiono y entonces surge la pregunta: ¿Cuál es mi límite? ¿Habrá un día en el que simplemente no pueda soportar más la presión y estalle? Y si eso sucede, ¿qué será de mí?
Sucedió.
— Quieto.
Tan pronto como la helada punta del arma tocó su cabeza, Hidan obedeció de inmediato. Presioné, dejándole claro que no vacilaría en dispararle..
— Tira el arma que tienes en tu bolsillo al piso — murmuré serena, mirando fijamente sus movimientos —. Ahora.
— Tú a mí no me das órdenes, perrita.
— Hazlo — hablé entre dientes. ¿Paciencia? Qué mierda es eso. Una putada que no necesito, seguramente —. No hagas que mi puta pistola perfore tu maldita cabeza cabrón, así que obedece mis malditas órdenes — alcé mi mentón tras ver cómo el imbécil me observó de reojo comenzando a bajar la pistola — perfecto — el «clic» de mi arma lo alertó —. Una basura menos.
No me tembló la mano ni un poco; dos o tres disparos fueron más que suficientes para acabar con esto.
Ahora sí, fin del negocio.
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La Hija Del Yakuza
Fiksi PenggemarAparentando saber menos de lo que en realidad sé. Aparentando inocencia, una característica nula de mí, pero si de ella. De la tierna y dulce Hinata que todos conocen. Nadie sabe quién soy yo en realidad. Todo es una farsa. Todos conocen a esa "yo...