Transcurría un día cualquiera en la nublada Bogotá, las bocinas sonaban por toda la ciudad acompañando el compás de las gotas de la lluvia, era una noche musical en la que todos parecían ir coreografiados al mismo ritmo dentro de todo el caos generado por el Halloween venidero.Simón salió a festejar con sus amigos su cumpleaños número 29 a una discoteca en el centro de la ciudad, un lugar al que solo pasabas si tenías unos buenos contactos o una suma exagerada de dinero en efectivo para sobornar guardias, el parche había sido organizado por sus dos mejores amigos en el mundo, los Juan Pablos eran los hermanos que nunca tuvo.
Era una amistad de esas en las que al igual que los tres mosqueteros, todos siempre estaban para uno y uno siempre estaba para todos. De hecho eran tan cercanos, que solo ellos dos sabían que Simón era adoptado, cosa que era realmente irrelevante porque no solo había sido adoptado por una pareja de la alta sociedad bogotana, sino porque según él, estaba tan pequeño que no tenía conciencia para recordarlo, aunque sus padres adoptivos decidieron explicarle a temprana edad la situación y él había decidido guardarlo como un secreto.
No porque le avergonzara ni porque se sintiera menos que los demás, al contrario, el pelinegro había decidido que esa era su familia biológica y le valía poco y nada su genética.
- No sé si sean ideas mías, pero me da la impresión de que aquella rubia nos está viendo mucho - Isaza le puso subtítulos a lo que sus tres pares de ojos ya veían.
- Gracias por la aclaración, pero no hacía falta - Sí, ese es Villamil, damas y caballeros - Aparte, puede que estés algo ciego pero son tres.
- Nosotros también somos tres ¿Coincidencia? No lo creo - Simón tomó la delantera y se acercó a aquel grupo de chicas.
Por otro lado de la ciudad, en el Hospital de Santa Clara, Martín estaba a punto de caer dormido en una de las sillas de consultorio.
El clima no ayudaba y tomar todas las guardias que su cuerpo le permitiera tampoco estaba colaborando, pero necesitaba las horas para poder graduarse y más importante aún, para poder subsistir.
A diferencia de Simón, Martín no tuvo la suerte de ser adoptado por una familia pudiente, pero el amor y un buen consejo nunca le faltaron. Tuvo una madre adoptiva que habría dado la vida por él si no se la hubiese arrebatado un delincuente antes.
Su padre adoptivo tenía problemas de alcoholismo y constantemente era buscado por la gente mala de su barrio, eso era algo que para el pequeño Martín no pasaba desapercibido.
La relación entre ambos era rara, después de la muerte de su madre, solo se tenían el uno al otro pero su papá no era alguien cariñoso que quisiera enseñarle a manejar bici un domingo. Eventualmente él también falleció a manos de la delincuencia y Martín tuvo que salir al mundo a defenderse.
Hoy sale a ganarse la vida salvando vidas, pensando en que nada pudo salvar las de ellos, es por eso que estudió medicina gracias a una beca por sus altas calificaciones y terminó haciendo sus pasantías médicas en Santa Clara.
- ¡Abran paso! Simón ¿Me escuchas? No cierres los ojos - ahora el hospital era puro gritos, todo era desordenado - Necesitamos refuerzos! Lo estamos perdiendo.
Martín corrió para ayudar a la residente que gritaba a empujar la camilla, vió a aquel chico que estaba tan bien vestido con la sangre tiñéndole las ropas de carmín y su corazón se saltó un latido, sintió ganas de llorar sin saber por qué le causaba tanta impresión un desconocido herido por primera vez en meses.
El destino puede ser muy caprichoso a veces.
Empujó la camilla hasta el quirófano pero no pudo pasar por ser solo un interno.
- No Juana, esta vez no estamos en la comisaría - Villamil le hablaba por teléfono entre lágrimas a la madre de Simón, usualmente terminaban sus fiestas metidos en problemas de los que sus padres los sacaban con plata, pero esta vez la situación era más complicada - Juana no sé cómo decirle esto de otra manera, tuvimos un accidente en el auto volviendo de la disco y Moncho... Él perdió el conocimiento y... - ya no podía seguir hablando, sus cuerdas vocales recibían la orden del cerebro pero el cuerpo del rolo parecía no procesar al mismo ritmo de siempre.
Moncho... A Martín le sonaba ese nombre, pero no lograba dar con la cara.
La sonrisa risueña de un chico de 26 años podía derretir a más de una residente, Martín solía usarlo a su favor, hoy más que nunca sabía que podía servirle de ayuda, ya conocía el número de identificación del paciente Vargas Morales y usaría la información del seguro médico que albergan las computadoras del recinto hospitalario.
Se quedó dormido mientras leía cosas del expediente de Simón, problemas legales, una infinidad de accidentes anteriores, hasta una sobredosis por estupefacientes... Era un tipo problemático.
Y en su sueño, el panorama se esclarecía...
Marto, no importa lo que pase después de hoy, prométeme que siempre me vas a llevar en tu corazón.
Moncho y Marto siempre unidos.
Despertó de golpe, era la voz de un niño la que escuchaba, no sabía si era un recuerdo o solo producto de su imaginación, hasta que encontró la información que necesitaba.
Efectivamente, Simón Vargas Morales había sido adoptado del mismo recinto que él, lo que significaba que podrían conocerse.
Juana tenía dos días durmiendo en el hospital junto a su esposo y Villamil, quien dormía incómodo porque de no ser por el collarín que está usando podríamos decir que salió ileso, Isaza se encontraba consciente y fuera de peligro, más habían tenido que operarlo por trauma cráneo encefálico, el golpe más duro se lo llevaron él y Simón, quien estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos en un coma inducido, del lado del piloto.
Martín durante esos dos días había decidido tragarse cada pensamiento tonto, pero su nombre seguía retumbando en su cabeza, por lo que decidió finalmente preguntar eso que tanto quería a los padres de Moncho.
Y fue ahí que se lo confirmaron, efectivamente eran hermanos, cuando los padres de Simón fueron a adoptar, tuvieron que elegir entre los dos. Martín era un huracán de emociones, por fin entendía ese vacío que siempre tuvo, tenía a su hermano consigo y a la vez sabía que podía perderlo en cualquier momento, el chico estaba realmente grave, un par de minutos más e indudablemente lo habrían perdido.
- ¿Familiares de Simón Vargas? - el médico encargado del caso estaba preguntando por ellos en la sala de espera.
- Mierda, si a mí me pasara algo ¿Quién se supone que vendría? - Era mucho lo que necesitaba procesar ahora pero se acercó a escuchar el nuevo diagnóstico de su hermano.
- Como sabrán, su hijo está muy grave y el panorama no es nada positivo, sin embargo aún hay una esperanza. Simón va a necesitar un transplante de corazón.
La expresión de pánico podía leerse en el rostro de todos los presentes, pero para Martín algo dentro de él se estaba cayendo a pedazos, algo que creyó que estaba roto desde antes y resultó que no era así, la esperanza de tener a alguien consigo.
Martín estaba ahora solo en casa pensando en que era muy injusto que perdiera a toda la gente que quería, a Simón tendría que perderlo por segunda vez y eso no cabía en su cabeza, estaba harto de las despedidas y recordó el vacío que siempre había sentido.
Y aunque antes no pudo hacer nada, esta vez podía salvar a alguien, por lo que empezó a escribir la carta que encontró la policía.
"Para mi hermano querido, aunque pienses que estoy loco, yo sí me acuerdo de ti, lástima que la vida nos separara de esa manera.
Si estás leyendo esta carta es que todo salió bien y después de tanto tiempo estamos juntos otra vez.
Cuídanos Monchito.
Mocho y Marto siempre unidos."🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀
Me disculpo desde ya con ustedes por tanta tristeza JAJAJAJA, este shot no necesito que adivinen la canción, al contrario se las recomiendo yo misma, es SaraLuna de Melendi✨, es un temazo que hace llorar a cualquiera.
Ojalá lo hayan disfrutado desde el sentimiento 🥺.
Dejen sus insultos aquí:
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Morat ~ One Shots🍀✨
FanfictionPrepárense para un poco de todo, Villa, Martín, Isaza y Simón, muchas narrativas con amor, dolor, humor y de vez en cuando una subida de temperatura, todo inspirado en una canción (o varias). La fotografía inicial de cada uno identifica el protagoni...