Una salida navideña -kookjin-

Capítulo 5: y me llevó a un milagro

Jungkook y Chaeryeong tuvieron una crianza bastante tranquila y sin sobresaltos. Aunque ambos tuvieron sus problemas con sus padres, tienen la suerte de decir que su pasado no está plagado de dificultades financieras como Jungkook sabe que lo estuvieron algunos de sus propios amigos. Crecieron privilegiados y cómodos, y no fue hasta que se fue a la universidad que Jungkook se dio cuenta de que sus padres no sólo eran cómodos, sino que eran, según la definición de muchos de sus compañeros, ricos.

En su mente, las familias más ricas de Busan vivían en Haeundae. Para él, los ricos vivían en la playa. Dormían en sábanas de seda en sus apartamentos en el cielo y se despertaban para reunirse con sus amigos en restaurantes de lujo que cobraban miles de wons por básicamente tres bocados de comida. Estaba lo suficientemente protegido como para creer que la forma en que él y su familia vivían era normal. Nunca se le ocurrió que las familias ricas también se escondían en Dongnae. También vivían en casas enormes en parcelas enormes que les permitían tener una piscina, un gran patio y una casa de invitados en el patio trasero. También criaban a los niños con comodidad y podían permitirse tener un solo ingreso para que uno de los padres pudiera quedarse en casa en lugar de contratar a una niñera.

Ahora Jungkook lo sabe mejor. La gente rica no siempre hace alarde de su dinero a través de su ropa y sus coches. A veces, hacen alarde de su dinero transformando sus casas en una interpretación pretenciosa del Polo Norte. A veces, los ricos pierden sus valores y su sentido de la intimidad y, en cambio, utilizan su dinero para decir "jódete" a sus propios familiares durante las fiestas.

"Lo siento mucho, no puedo tocarte", dice Jungkook, mirando a Sam, que va vestido con un traje similar al suyo y que, obviamente, está esperando a sus mascotas de la mañana. "Si eomma ve tu pelo sobre mí, no dejará de gritar".

Sam resopla mientras sigue mirando a Jungkook con ojos enormes. La madre de Jungkook compró los trajes de él y de Seokjin y los mandó a hacer a su medida -uno de los muchos recados que él y Seokjin tuvieron que hacer la semana pasada- y para su diversión, el traje de Sam hacía juego. Ella optó por ponerle un traje blanco en lugar de negro para ocultar su inmensa muda, pero su pajarita era de un rojo intenso, a juego con la corbata de Jungkook.

"Esto es salvaje".

Se gira para ver a Chaeryeong bajando las escaleras con el vestido que le compró su madre. Está impresionante con el pelo recogido en un elegante peinado (y sí, su madre contrató absolutamente a un estilista de pelo y maquillaje para esto). Su hermana lleva un vestido de satén verde esmeralda con escote de pico y tirantes finos. Lleva un chal blanco de piel sintética alrededor de los hombros y en el cuello lleva un bonito y delicado collar de oro con sus iniciales que Jungkook reconoce que fue un regalo de su madre por su 18º cumpleaños. Se detiene junto a él en el último escalón y, con sus tacones, es casi tan alta como él.

"Todos los años es una locura, pero... esto es un circo", dice mientras observa a los trabajadores que vuelan de un lado a otro para hacer las cosas de última hora para su madre antes de que empiecen a llegar los invitados.

Hay dos empleados en la puerta, uno que se encargará de coger los abrigos y otro que ofrecerá champán o sidra a todos los invitados que lleguen. El vestíbulo se ha despejado de todo el mobiliario, dejando paso a un auténtico árbol de Navidad en el centro, decorado completamente en oro. En las ramas del árbol cuelgan adornos con el nombre de cada invitado grabado en cursiva, para que lo arranquen y lo abran con cuidado para recibir un regalo: un trozo de chocolate para acompañar al champán y un llavero de recuerdo hecho de oro auténtico con las palabras "Navidad en casa de los Jeons 2021" grabadas en el encanto.

Al entrar en la casa, los invitados serán abordados por numerosos empleados del catering que les ofrecerán aperitivos y bebidas mientras se dirigen al salón, donde irónicamente encontrarán que todos los signos de vida han desaparecido por completo, el sofá, el televisor, la mesa de centro y todo lo demás en el almacén con todos los demás muebles que su madre tuvo que desplazar para decorar adecuadamente. En su lugar, hay otro árbol de Navidad, éste imposiblemente más grande que el primero, con enormes y elaborados regalos envueltos debajo, regalos que serán firmados por todos ellos pero que fueron comprados por un comprador profesional contratado por su madre, con la única excepción del horrible perfume destinado a su tía.