my fairy | yoonmin

O2

━ 둘

Jimin soltó un sonoro suspiro al estar frente a las enormes puertas de su castillo, no servía de nada escabullirse por la ventana si su hermano lo había descubierto. A su lado, SeokJin se aferraba con temor a su brazo, sintiendo la presión de sus manos por el miedo de ser castigado por haber salido con él. Sintió que la ebriedad había bajado considerablemente debido a la preocupación y nervios, por lo que se encontraba más estable.

ㅡTranquilo ㅡsusurró el mayor cuando se abrieron las puertas ㅡÉl no nos hará nada, lo sabes.

ㅡA ti, pero él no es nada mío, siempre dice que soy mala influencia y que deberías alejarte de mi ㅡsusurró también, notándose demasiado asustado.

Caminaron siendo escoltados por algunos guardias, en silencio. Al dar vuelta en el pasillo, un muy preocupado TaeHyung apareció.

ㅡLo siento tanto, traté de distraerlo y tranquilizarlo, pero está muy enojado ㅡcaminó al lado del peligris, hablando con desesperación en sus palabras.

ㅡNo te preocupes, Tae, gracias por avisarnos ㅡle sonrió de manera cálida, escondiendo lo ansioso y terriblemente asustado que estaba.

El rubio asintió no muy convencido, pero no se alejó de su lado.

TaeHyung era un joven de dieciocho años también, siendo algunos meses menor que SeokJin y Jimin. Su sueño era pertenecer al ejército de hadas cuando cumpliera los veinte, por lo que, en ese momento, aún se encontraba en entrenamiento. Toda su vida se creció en la realeza, sus padres servían al difunto rey del bosque, siendo de sus sirvientes más leales y confiables. Cuando TaeHyung nació, se sabía que su destino sería seguir el mismo camino de sus padres, debía servir a los reyes, pero a la edad de once años, perdió a sus padres en manos de cazadores mientras viajaban a la ciudad por mandato de los reyes. La familia Park se sintió tan culpable y entristecida por lo sucedido, sintiendo que nada era suficiente para recompensar el daño hecho a los Kim, decidieron mantener a TaeHyung en el castillo, no como su sirviente, sino como un hijo más. Durante su crecimiento, decidió pertenecer al ejército, deseaba poder salvar a su pueblo de los humanos, también deseaba cuidar a la familia real, a los que consideraba sus hermanos, pero desde hace un tiempo, Jimin se había convertido en un chico muy rebelde y desobediente, por lo que la tarea de cuidarlo se le hacía demasiado difícil. Sabía que el regaño recaería también en él, había sido descuidado al no notar que no estaba en su habitación, solo le quedaba afrontarlo también.

Los guardias abrieron las enormes puertas del salón principal, dejando a la vista a un muy furioso JungKook caminando de un lado a otro con sus manos tras él, pensando en qué haría con su hermano. Sus brillantes alas relucían con gracia, una muy bonita corona adornando su castaño y largo cabello, diferentes anillos adornando sus dedos y ni hablar de su ropa, tan fina y elegante, la imagen de un digno príncipe heredero al trono.